¿Y si ya no le parecía atractivo?
Esa pregunta empezó a rondar por su mente, Donghae siempre supo o creyó que era bonito, atractivo pero si en realidad no era así. Si había dejado de ser lo suficientemente hermoso para su esposo. Ya no lo llevaba a las fiestas o reuniones de la empresa, desde que accidentalmente le volcó las copas a dos inversionistas, arruinándole el trato y provocándole mala reputación a la empresa, la cual duró tiempo en deshacerse de ella.Y si era lo contrario, si solo era una cara bonita sin nada más que ofrecer, si Hyukjae se dio cuenta de que no era más que una fachada vacía y tonta. Siempre le habían dicho que era torpe, bobo, tonto, idiota pero tenía una cara bonita que impedía enojarse con el. Todo el tiempo tomó esas palabras despectivas como un juego, tal vez era verdad.
Quizá Hyukjae se dio cuenta de que es tonto, torpe, un desastre entero y solo lo soporta por lástima. ¿Que haría cuando se separaran? Su madre estaba en Mokpo dando clases, su hermano en algún lugar del mundo viajando, su padre falleció y sus amigos, eran los amigos de Hyukjae, a todos los conoció cuando se casó. A Taeyeon, Tiffany, Heechul, Sungmin, Jungsoo... todos y cada uno de ellos eran amigos de su esposo, no de él. Si se acercaba a hablar de su matrimonio probablemente encontrarían que es su culpa o le dirían a Hyukjae. El jamás toco temas tan profundos con ellos, no sabía como desahogarse.
Así que decidió escribirlo, trabajaba en una editorial, leía miles de historias todo el tiempo, michas de ellas eran autobiografías donde plasmaban todo lo que vivieron en su vida, por esa misma razón en ocasiones se sentía demasiado exagerado. Había conocido las historias más extrañas y crueles que la suya era un cuento de hadas, que se tornaba cada vez más siniestro.
Compro un cuaderno de hojas en blanco, sería como su diario, si Hyukjae lo veía se burlaría de él por ser tan infantil pero no encontraba otra manera de sacar ese extraño sentimiento de su interior, ese que lo hacía llorar por las noches, sin hacer ruido. No quería a su esposo llamándolo "mocoso dramático" cuando se sentía tan mal.
Comenzó a escribir poco a poco, cuando nació, el donde creció, cuando fue a estudiar hasta llegar a la universidad donde conoció a Hyukjae, donde se enamoraron y se casaron a los dos años de conocerse, como se sintió tan feliz y afortunado, como bailo con su esposo durante toda la fiesta danzando de un lado a otro, como reía lleno de felicidad, ahora el recuerdo lo quería hacer llorar, extrañaba tanto esos momentos en los que era feliz con él amor de su vida.
Extrañaba recostarse contra el pecho cálido del mayor, sentir los dedos largos entre sus cabellos rubios, escucharlo decir "pareces un ángel", sentir los gruesos labios besarle la mejilla, el dorso de la mano o sus labios, extraña que bailen a las tres de la mañana, en medio de la sala, descalzos, con la música a todo volumen peliando por quien será el "hombre" y la "mujer" durante la pista de baile. Extraña escuchar los "te amo" susurrados por la mañana al oído antes de que el otro llegue con el desayuno y una enorme sonrisa en los labios.
Tal vez lo que necesita es que ahora sea el quien llene de obsequios y mimos al otro. Quizá sólo necesitaban estar los dos solos en medio de la nada, a la orilla de la playa hablando. Extrañaba tanto hablar con Hyukjae, escuchar su suave risa y verlo negar con la cabeza cada que decía algo extraño. Extraña que lo viera con ese peculiar brillo en los ojos y no solo como si fuera una molestia.
Estaba caminando por la acera de la calle, salió de trabajar temprano y no se llevaba el auto ya que prefería caminar, lo ayudaba a ejercitarse y pensar. A veces los pensamientos se tornaban demasiado tormentosos pero siempre encontraba una manera de ver el lado positivo, como ahora. Ya casi era el cumpleaños de Hyukjae, le organizaría una pequeña fiesta sorpresa con su familia y amigos, tal vez algunas personas del trabajo. Compraría unos boletos para Hawái o algún otro lugar precioso, organizaría una hermosa cena a la orilla de la playa y le compraría esas películas que el ve, de los años cincuenta. Vería todas las que tiene en la casa para entender un poco más y le compraría la última como obsequio. Sería perfecto.
De pronto chocó con alguien y cayó al suelo encima de la otra persona, tenía un gesto de sorpresa en el rostro, era atractivo, moreno y le sonrió a Donghae cuando tardó en levantarse, el gesto hizo que pequeños hoyuelos aparecieran en su rostro. El rubio rápidamente se puso de pie y ayudó al otro a que lo hiciera, llevaba ropa que claramente se veía era echa a su medida, además de que era mucho más alto que el.
—Perdón, realmente lo siento. Yo no quise...- Comenzó a disculparse Donghae con las mejillas rojas.
—Tranquilo, sólo fue un accidente.- Calma el hombre frente al sonriendo con calidez.
—Para mi es algo de todos los días.- Dice el rubio por lo bajo, aún así el otro lo escucha y le sonríe más ampliamente.
—Bueno, puedes conocer a mucha gente así ¿No? Mi nombre es Choi Siwon.- Se presenta el más alto, ofreciéndole la mano la cual rápidamente acepta.
—Lee Donghae.- Dice el rubio sonriendo aún sonrosado.
—Un gusto señor Lee, ¿Venía a buscar paz?- Pregunta el moreno señalando la iglesia a su lado.
—De cierta forma.- Responde el más joven viendo por primera vez el gran lugar a su lado.
—A mi siempre me calma ¿Quiere orar un poco?- Pregunta Siwon con una amplia sonrisa de dientes blancos.
—Claro, ¿Por qué no?- Donghae se encoge de hombros y sigue al otro dentro de la enorme iglesia. Tal vez hablar con Dios le ayude o mínimo le aclare la mente, realmente eso espera, se siente tan desesperado, un poco de consuelo celestial no le hace daño a nadie.
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El final de un corazón roto
FanficLee Hyukjae de treinta y tres años se casó con Lee Donghae de veinticinco, ambos perdidamente enamorados. Pero... ¿El amor podría superar la gran diferencia de edad y un poco más?