Capitulo 16

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Estaba en la cama del departamento que había rentado, se había despedido de Siwon hace algunas horas, en ese momento estaba sentado frente al gran espejo viendo su reflejo. Su cabello rubio despeinado, las grandes ojeras bajo los ojos y su piel ligeramente bronceada. Se giró para dejarse caer en la gran cama boca abajo, su abogado le llevó los papeles del divorcio, listos con todos los acuerdos y cláusulas que pidió.

No sabía si decirle a Hyukjae que firmara o tratar de intentarlo nuevamente, estaba aterrado, tenías tantas ganas de llorar por la desesperación. Había pensado en llamar a su madre y pedirle algún consejo, pero ella ya no estaba para esas impresiones, solo la saludaba y platicaban de cosas triviales. Preferiría simplemente llegar con la noticia de si estaba divorciado o no, su primer divorcio ante de los treinta, que triste.

Tomó el sobre amarillo observándolo con atención, divorciarse sería simplemente hechas todos esos años por la borda, pero el regresar era otra historia, era, o volver a la época dorada del matrimonio, o volver a llorar a escondidas como un niño regañado.

Agregando el importante punto de que Hyukjae ya le había dicho que no lo amaba, se lo grito en la cara. Tomó los papeles y se puso de pie, tal vez el otro estaba confundido sobre sus sentimientos, probablemente solo lo quería y ya, pero necesitaba hablar con su marido.

Tomó las llaves del auto y salió de la habitación, se colocó un suéter y peinó un poco su cabello rubio antes de salir del departamento. Durante todo el camino hacia la empresa de Hyukjae fue dándole vueltas al asunto. Los papeles del divorcio estaban sobre el asiento del copiloto, parecían casi resplandecer.

El malestar emocional se volvió físico, cada vez logrando que se sintiera peor. Pero debía armarse de valor y seguir adelante, enfrentar todo y no correr como cuando su esposo le dijo "No te amo" debía ser fuerte.

Al llegar al enorme edificio casi se va de paso, pero se armó de valor y estacionó su auto, salió de ahí dirigiéndose a recepción. La idea de que debió haber agendado una cita comenzó a girar por su mente, como se le ocurría presentarse ahí de esa manera. Todos en la oficina lo conocían y sabían quién era, además del ramo que mandó. Bueno, los ramos que mando.

Cuando entro al elevador, le llegó un mensaje de Siwon, preguntaba que como se sentía. Decidió ser sincero así que le dijo que iba a aclarar de una vez todo con Hyukjae, quería averiguar si existía un tal vez para ellos o no.

Siwon era un gran amigo y amante, realmente lo apoyaba. Sin él a su lado en este tiempo, diciéndole lo valioso que era, preocupándose por cómo estaba, se sentía e incluso vigilándolo con la dieta que le dio el doctor. Lo lleno de mimos y halagos, de besos y obsequios, algunos caros y otros sencillos pero siempre tenía un abrazo para ofrecerle, siempre había una sonrisa amable.

Siwon no lo juzgaba, no lo veía con desaprobación y exasperación. No lo corregía de ningún modo y parecía que no le importaba lo descuidado y olvidadizo que podía ser. Había encontrado, en muchas ocasiones, al moreno viéndolo con esos ojos castaños y brillosos, esa sonrisa de hoyuelos. La mirada dulce que lo hacía sonrosar, no recordaba que su esposo lo hubiera visto alguna vez así, con tanta adoración y respeto.

Cuando las puertas del elevador se abrieron, salió de sus pensamientos que vagaban de un lado a otro. Salió del ascensor y camino por la oficina con los papeles dentro del sobre amarillo bien sujetos. Las piernas le temblaban y el corazón retumbaba pero siguió adelante como si nada. Algunas miradas lo seguían curiosos y otras con descaro.

Los ignoro y camino hasta el pasillo que llevaba a la oficina de Hyukjae, ya alejado de los ojos indiscretos suspiró, tratando de sacar todo lo que había en su interior, reja dose un poquito. Vislumbró la puerta gris de su esposo, con su nombre en un placa.

No había nadie afuera así que decidió entrar sin más, por los nervios olvido tocar, lo cual debió haber hecho por la imagen que lo estaba esperando dentro. Lo sintió como una segunda bofetada, como una burla, una humillación.

Acababa de interrumpir la felación que Sunhae le practicaba a su marido con bastante maestría. Hyukjae la apartó de un movimiento y ella lo volteó a ver, sonrió en cuanto lo reconoció. La culpa que sintió en algún momento se fue.

—Donghae, yo puedo explicarlo.- Dice su esposo mientras abrocha sus pantalones.

El rubio entra como si nada, camina hasta el escritorio y toma asiento. Con la mayor calma del mundo saca los papeles del interior de sobre y se lo extiende a Hyukjae. Extrañamente no quiere llorar, solo alejarse de aquel que alguna vez lo amo y ser feliz consigo mismo.

—Solo necesito que firmes, son los papeles del divorcio.- Le sonríe y se recuesta en la silla, cruza las piernas y coloca las manos en los posa brazos.

¿Cómo es que alguna vez pudo sentir un poquito de culpa?

El final de un corazón rotoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora