Capítulo 2

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-Ed Gibson llamando a mi puerta quince minutos tarde -me dijo el señor Burton mirando su reloj, haciendo reír a toda la clase con el tono y los gestos que hizo.

+Lo siento, señor Bu...

-Tome asiento, Gibson. -me dijo interrumpiéndome.

La verdad es que odiaba ese tono suyo que utilizaba para hacer reír a mis compañeros, aunque a veces resultaba gracioso. Tomé asiento en la cuarta fila, en el centro del aula, era el mejor sitio para ver la pizarra. Cogí el libro por la página que había escrita en la pizarra de color verde. Me limité a arrancar una hoja para pillar apuntes de Trigonometría. En la pizarra había un par de fórmulas que no entendía muy bien debido a haber perdido minutos de clase. Llamaron a la puerta. El señor Burton dejó de escribir, y espetó con una mueca de fastidio un "adelante, pase". Se trataba de una chica de metro sesenta con el pelo largo y castaño, a la luz era más rubio que castaño, era guapa, muy guapa.

-Perdone, siento interrumpirle, ¿es aquí la clase de Trigonometría?

Algunos empezaron a cuchillear, otros silbaron, otros seguían sumergidos en sus apuntes con los codos apoyados en el pupitre y la cabeza en sus manos como intentando entender esas malditas fórmulas que me harían suspender la evaluación.

+Sí, adelante, llega usted tarde.

-Sí, es que soy nueva aquí.

+Vaya jovencita, estamos a finales de la primera evaluación, debería empezar a ponerse al día. ¿Su nombre es?

-Jane, Jane Evans. -dijo mirándome.

Yo la miré con una sonrisa en la cara, me la había jugado, no era invisible; era nueva aquí. Ya decía yo que sólo un estúpido sería capaz de olvidar a esa chica.

+El señor Burton, encantado, cualquier duda puede consultarme.

Se sentó dos pupitres más delante que yo. Los chicos la miraban con cara de babosos. La clase continuó y yo me quedé sonriendo como un estúpido.

Sonó el timbre. Se acabó la clase. Ella ya había salido, y yo me dispuse a salir en cuanto la perdí de vista. Ahí estaba, apoyada a la pared de la clase de Matemáticas, a la que ella no asistiría. La miré desde lejos con las manos en los bolsillos. Me fijé en lo bien que combinaba ese jersey blanco con esa bufanda rosa palo. Me acerqué, ella levantó la cabeza aún sonriendo y me dispuse a hablarle.

+Con que invisible, eh.

Ella sonrió.

-Perdone, ¿cuál era su nombre?

+Ed. Ed Gibson.

-¿Popular?

+No me va ese rollo.

-Lo pareces.

+Las apariencias engañan, querida Jane.

JaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora