Capítulo 9

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Miraba por la ventana, veía como amanecía, el sol salía oculto de entre nubes inmensas y el cielo tenía una gran tonalidad de tonos naranjas. Era jueves. ¿Jane aparecería hoy?

Me vestí tan rápido como pude, unos pantalones negros y una blusa vaquera. Me pasé la mano por mi pelo y lo eché para atrás.

-Ed, ya está listo el desayuno. -gritó mi padre.

+Enseguida bajo. -cogí mi mochila, dejé algunos libros encima de mi escritorio, me la colgué y bajé las escaleras.

-Parece que hoy puedes desayunar sin prisas -y era cierto, me había levantando más pronto de lo normal, los malos presentimientos no me dejaban dormir bien.

+Sí -me metí un trozo de gofre en la boca después de haberle echado crema de avellanas- estos gofres están deliciosos.

-Ed, ¿te importa si te llevo un poco antes a clase? Tengo que ir a hacer algunos recados. -Mi padre se dedicaba a eso, a ir a recoger pedidos, no cada día, pero cuando le llamaban, se pasaba horas líado con ello.

+No, claro papá, me parece perfecto.

Después de un trayecto que se hizo corto, riéndonos, escuchando de vez en cuando alguna canción, charlando... Me senté en las escaleras exteriores de mi instituto, ni siquiera habían abierto las puertas aún. Creo que nunca antes había llegado tan pronto al instituto, salvo una vez. Yo tenía siete años a punto de cumplir los ocho. Mamá me dijo que tenía que irse al médico porque le dolía un poco la cabeza -mintió-. En realidad tenía que ir a recoger las pruebas y todo ese papeleo que indicaba que Annie Williams padecía de cáncer y tendría que tomar unos antibióticos a escondidas de su hijo para que no sospechase nada. Unos ruidos me exaltaron y me sacaron de esos pensamientos. Daban a la puerta de atrás del instituto. Era como si alguien estuviese tirando piedras desde fuera al ventanal que daba al baño de las chicas. Me levanté y fui al lugar del que procedían los ruidos.

+JANE.

-Ed, en cinco minutos se abren estas puertas. Te he visto sentado allí fuera, hice ruidos para llamar tu atención.

+Ja...

-Escúchame -me interrumpió- no tenemos mucho tiempo, mañana es la fiesta de Kate, allí te lo explicaré todo -y se alejó.

+JANE. -grité. Ya estaba demasiado lejos como para oírme, la perdí de vista y sonó el timbre. Dichosas clases.

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-Tío, mañana va a ser el fiestón de nuestras vidas. -dijo James lo bastante entusiasmado como para crearme un nudo en el estómago. ¿Qué le ocurría a Jane?¿Por qué se comportaba así?¿Por qué me había dejado una caja la noche anterior en la puerta de mi casa y casualmente apareciese esta misma mañana?  No podía esperar más de 24 horas para saber de qué se trataba todo aquello.

-Ed. -me dio un toque Tom- ¿estás bien, tío?¿te ocurre algo?

+No puedo ir a clase. Lo siento. Tengo que irme. Luego os cuento. Cubridme capullos.

Y salí corriendo de ese apestoso instituto antes de que algún profesor -inclusive el director- me pillase escaqueándome de esas estúpidas clases. No sé bien hacia dónde me dirigía, pero tenía que largarme de allí. Y cuanto antes.

JaneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora