Dame una razón para cambiarlo.

868 69 7
                                    

-Lo que quieran, díganlo en este instante, aunque es casi imposible que acceda, sea lo que sea- Las observé con una mirada fría y casi sin expresión en mi rostro

Queríamos... Que intercambiases mayordomos con nosotras- Me miraron con su maldita expresión de cordero herido, cada vez que hacían esa cara, sentía más ganas de matarlas.

-No creí que serían capaces de humillarse de tal forma frente a una “hija del demonio”- Sonreí de lado, sus expresiones eran como para retratarlas.

-Pues lo hicimos, ahora, ¿Cuál es tu respuesta?- Quería degollarlas en ese preciso momento.

-Después de considerarlo, he decidido que... ¡Ni muerta haría un trato con ustedes, y ni en un millón de años lograrán convencerme de aquella atrocidad que están pensando, ahora, lárguense de mi habitación!-Grité con molestia señalando la salida con mi dedo índice, sin cruzar la mirada con ninguna de ellas.

Regresé mi vista hacia Ana, quien se abalanzó sobre mi y colocó sus manos alrededor de mi cuello, intentando estrangularme, no tenía mucha fuerza, alcancé a colocar mis manos alrededor del suyo, obstruyendo con mis dedos el paso de sangre por las arterias principales hacia su cerebro, provocando un desmayo inmediato... no debí hacer eso.

-La has matado con uno de tus conjuros extraños- Gritaron Alice y Azucena.

-No lo hice, despertará en un momento, ahora fuera de mi cuarto- Las amenacé.

-No nos iremos hasta que la despiertes- Refutaron las dos víboras.

No sabía como librarme de ellas, el gatito continuaba encerrado dentro de aquel baúl, agradezco que no haya maullado durante ese tiempo. Mientras pensaba, coloqué delicadamente la palma de mi mano sobre mi rostro y respiré profundo, a punto de pegar un fuerte grito, cuando alguien ingresó a mi cuarto.

Levanté la mirada, y era Sebastian.

-Lo siento señoritas, se me ha ordenado darle un baño a Lady Marianne, les ruego que se retiren- Parecía muy seguro con respecto a lo que decía; espera...¿Baño?... ¡baño! ¡El me bañaría!, solo de pensarlo ya me incomodaba, no podía permitírselo.

Apenas escuchar aquellas palabras me exalté, al parecer no fui la única, mis hermanas también se notaron espantadas, hasta que Alice se acercó a Sebastian de una manera que me molestaba, lo tomó del brazo y empezó a frotar sus gigantes pechos en él, diciendo:

-Y, ¿no prefieres darme un baño a mi?-Utilizando un tono de voz muy seductor... según ella, yo solo veía una maldita gata en celo.

Aunque pareciera que el no se diera cuenta, se soltó de su agarre y se acercó a mi, como si nada hubiese ocurrido, yo me encontraba roja como mis ojos y los de él.

-Lo lamento señorita, no estoy interesado en las mujeres tan vulgares y fáciles como usted- Dijo con una sonrisa, ¿Cómo lo lograba?¿Cómo mantenía la compostura frente a ese trío de arpías?

Alice enfureció y corrió hacia la salida, dejando a Azucena y Ana desmayada sobre mi cama, Sebastian se acercó a mi oído y me susurró:

-Mi Lady, ¿Debería ayudarla a llevar a su hermana a la habitación?- Cuando escuché esa pregunta sonreí maléficamente, sabía exactamente lo que iba a hacer.

-No. Sé qué voy a hacer- Respondí y luego empecé a pronunciar palabras en un idioma desconocido para todos, era algo inventado, y sin significado alguno, sin embargo, la ignorancia va de la mano con el miedo, vi cómo mi hermana palidecía rápidamente al escucharme.

-Q...¿qué estás diciendo, hermana?- Amaba hacerlas temblar, hacer que huyan por el miedo.

-Lleva a Ana afuera en menos de tres segundos o no despertará nunca y utilizaré su cuerpo para realizar sacrificios- Solté el recogido de mi cabello y tomé con mis dos manos la pequeña flor en mi cabello, que el día de hoy era roja, poco a poco arrancaba sus pétalos uno por uno, mientras continuaba con mis “oraciones”.

No tengo idea de cómo ni de dónde Azucena sacó tanta fuerza, pero cargó a Ana y en un abrir y cerrar de ojos ya se encontraban las tres arpías fuera de mi habitación.

Sebastian se remitió a reír con delicadeza, mientras yo sonreía triunfante.

-Gracias, enserio necesitaba que salieran de aquí, de otra forma este pequeño amigo se habría asfixiado-Sonreí y lo miré a los ojos, mientras sacaba del baúl al pequeño animal.

Cuando lo coloqué sobre mis piernas, la expresión de Sebastian cambió rotundamente, lo miró con ternura y poco a poco se acercó al gato y lo acarició.

-Qué belleza, esa noble y refinada cola que se tambalea con despreocupación, esos ojos que no saben distinguir lo puro de lo impuro, esas suaves patas...además es tan...-

-!Esponjosito¡-Repetimos al unísono, me miró fijamente, como si buscase algo importante en mi mirada

-Lady, me permite... ¿Cargarlo? ¿Tal vez?-

Su voz se tornó tan tierna que no pude resistirme, solo tendí al gato sobre sus manos e hice un gesto para que se sentase a mi lado, manteniendo distancia, por supuesto.

-Encontré a esta belleza en mi ventana, no pude resistirme a sus bellos ojos, así que lo adopté, te pido que no se lo digas a nadie o lo matarían-

-Lo juro, mi ama, es impensable que hagan eso con una criatura tan dócil y hermosa como esta.- Dijo sin dejar de observar al gato.

-Por cierto, ¿Fuiste tú quién cambió mi atuendo y mis sábanas hace...tiempo?- Aquel recuerdo volvió a mi mente, y yo tenía que saberlo, no podía quedarme con la intriga.

-Si, mi ama- Su voz cambió, ya no sonaba tierna, cómo describirla; diría... seductora.

-Y, podría saber, ¿Por qué me colocó un pijama tan inapropiado como ese?- En mi voz se escuchó un poco de ira, inseguridad y vergüenza.

-¿Estuvo mal colocarle un atuendo a mi gusto? Su cuerpo es muy hermoso y me parece injusto que lo esconda entre tanta tela.- Al decir eso, tomó mi barbilla entre sus dedos pulgar e índice, lo que hizo me sorprendió y lo aparté bruscamente.

-Lo siendo, madame, mi intención no fue incomodarla- ¿Por qué utiliza ese tono de voz como si fuera un niño inocente?

Y allí estaba yo, sentada sobre mi cama con un demonio hiper-atractivo amante de los gatos, haciéndome un cumplido (si a eso se le puede asemejar alguno) y más roja que un tomate...¿Qué se supone que haga ahora?

Kuroshitsuji: La historia antes de lo conocido.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora