El basilisco

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—Hola ¿Quiénes son ustedes? —preguntó una voz a sus espaldas. Ron y Nixie se giraron y vieron a Lockhart, este parecía desorientado y no presentaba señales de reconocimiento.

—Nixie Herz y Ron Weasley —contesto la chica confundida.

—Oh, mucho gusto.

Ambos chicos se miraron sorprendidos y se alejaron varios pasos del hombre.

—El hechizo salió mal —dijo Nixie, mirando de reojo a Lockhart.

—¿Mal? Se borró la memoria por completo —dijo Ron también mirando a Lockhart.

—Podría sernos útil —comento acercándose a él —. Disculpe profesor, ¿podría ayudarnos con esto?

Lockhart la miro con una expresión de asombro.

—¿Soy Profesor?

Ron asintió, contestando la pregunta.

—Seré un inútil —se dijo.

—Creo que este Lockhart, me agrada más —se burló.

—Pues siendo más agradable o no, estorba, así que —se giró y hablo hacia Lockhart —, quédese por allá y espéranos.

El hombre no dijo nada y obdecio.

—Bueno, ya nos libramos de él, ahora terminemos con esto —dijo la rubia y se encamino al muro de rocas. Ron la imito.

Llevaban ya un rato moviendo piedras, tenían los brazos cansados, pero aquello les importaba poco, tenían que darse prisa y terminar el agujero, siguieron removiendo la roca hasta que la rubia se detuvo abruptamente.

—¿Nixie? —preguntó Ron preocupado.

La chica no respondió, pues se sentía incapaz de hacerlo, su cuerpo quemaba, como si le estuviera advirtiéndole del peligro, pero de forma descomunal. Sabía que ellos no lo estaban, pues no podía escuchar más que sus tres palpitares, por lo que el que estaba en peligro era... ¡Harry!

Aquel pensamiento, le dolió aún más, como si solo pensar en que el chico saliera lastimado, la desgarrara por dentro. Podía sentir a Aine removerse inquieta en su interior, como exigiendo que hiciera algo por ir y ayudar al azabache. Intento respirar calmadamente, pero sus sentidos no parecían obedecer, era como si actuaran solos y entonces escuchó:

—Ahora, Harry, voy a darte una pequeña lección. Enfrentemos los poderes de lord Voldemort, heredero de Salazar Slytherin, contra el famoso Harry Potter, que tiene de su parte las mejores armas de Dumbledore.

No tenía idea de quien hablaba o de qué exactamente, pero unos pasos resonaron. Percibió el miedo de Harry, y aquello no la ayudo a sentirse mejor, en su lugar, sentía una sensación rara brotar de su pecho. Entonces un silbido se escuchó, un silbido que Nixie entendió a la perfección.

Háblame, Slytherin, el más grande de los Cuatro de Hogwarts.

Y como si tuviera una visión clara de lo que sucedía al otro lado del muro; vio un gigantesco rostro de piedra, que debía ser de Salazar Slytherin, también vio horrorizada, que abría la boca, más y más, hasta convertirla en un gran agujero. Algo se movía dentro de la boca de la estatua. Algo que salía de su interior.

Y aquello fue su punto de quiebre.

Sintió la magia explotar dentro de ella, la sintió recorrer cada centímetro de su cuerpo, rodeándola, como si una inmensa llama de fuego la abrazara con fuerza. Su cuerpo se sintió más liviano, como si se desvaneciera, pero al mismo tiempo no, podía ver e inexplicablemente sentir, pero ya no tenía forma física.

Nixie y la cámara secretaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora