Dueña de mi Corazón

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Me encontraba tan a gusto en la cama, pero aquella tranquilidad fue interrumpida por ese maldito sonido, lentamente trate de levantarme de la cama para no despertar a Alma quien se encontraba todavía dormida, no podía creer lo hermosa que se veía.

Tome mi teléfono para caminar hasta el baño, al encenderlo pude ver las miles de llamadas de mi Nana y sus mensajes.

Llamada de Nana:

Ira: hola?

Nana: Donde demonios estas!- carajo si que se escuchaba enojada- se supone que tendrías que estar en camino a Boston, pero me acabo de enterar que todavía, te están esperando en la pista!.

Ira: ahora me encuentro ocupado.

Nana: se supone que eres el jefe aquí, pero te encuentras desaparecido- trate de ahogar una carcajada- mañana a medio día te estaré esperando en la pista, pero antes de eso te quiero en la oficina ya que el señor Bellerose quiere hablar contigo.

Ira: mira es muy tarde, porque no lo resuelves tu- sabia que aquel hombre solo quería tratar de convencerme para aceptar el compromiso con su hija.

Nana: pidió específicamente hablar contigo.

Ira: ahora estoy muy cansado- tome mi frente.

Nana: esto no es un juego, Ira si tu padre se entera de lo que el señor Bellerose.

Ira: hablamos de eso mañana en la oficina.

Fin de la llamada.

Me asegure de apagar mi teléfono para que nadie me volviera a molestar, abrí lentamente la puerta para volver a la cama junto a Alma. Me quede un momento observando lo hermosa que se veía, pero podía notar como se comenzó a sonreír, se encontraba despierta.

Ira: estas despierta?- vi como mordió su labio, pero no paso mucho tiempo ya que soltó una carcajada.

Alma: lo siento me despertó el sonido de tu teléfono.

Ira: escuchaste algo?- solo negó.

Alma: no, de seguro es de la oficina verdad- me quede observando al techo.

Ira: Alma- me quede viendo a Alma fijamente- se supone que hoy estaría en Boston, llamaron porque hay una emergencia, no te preocupes viajare al medio día, después de que tú y yo vayamos a almorzar juntos.

Alma: descuidaste mucho tu trabajo verdad- aquello era verdad, pero no me importaba.

Ira: si, pero cuando eres el jefe eso no importa.

Alma: porque lo haces- baje un poco la mirada, para mirar aquella angelical expresión de Alma- solo sería una noche lo olvidas.

Ira: es lo mismo que me pregunto, porque lo hago- tome su mentón, para levantar un poco su rostro- solo sé que despierto cada mañana pensando en ti y me voy a dormir haciendo lo mismo- me acerque lentamente a sus labios- que fue lo que me hiciste.

Alma: no lo entiendo- me detuve a unos centímetros de su rostro- puedes tener a la mujer que quieras, porque yo.

Ira: porque lograste despertar algo aquí- tome su mano temblorosa para llevarla a mi pecho, donde mi corazón comenzó a latir cada vez mas fuerte- quiero estar a tu lado, todo el tiempo provocas cosas en mi, hoy en la mañana no me pude contener los celos al verte con aquel chico, que tuve que hacerte mía- al decir aquello un color rojo se disparo en las mejillas de Alma- antes de que fueras de otro hombre con tan solo pensarlo.

Alma: no me lo recuerdes- se alejo para cubrir su rostro con una almohada- que vergüenza.

Ira: porque te avergüenza- aleje lentamente aquella almohada, para ver su rostro- eres hermosa, con solo el hecho de ser mujer, sé que piensas que no eres bonita pero créeme, me gustaría que veas lo que estoy viendo, eres hermosa no te avergüences de nada

Miss Hope (En edición) L; #2, Saga LuttenbergerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora