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Zero abrió la puerta de la habitación justo a tiempo, Kaname ya no daba más de excitación y sus feromonas fueron expulsadas de su cuerpo.

- Zero...follame - Dice al momento que Zero terminaba de cerrar la puerta

- ¡Estas loco! ¿Cuánto crees que demorará tu esposo en llegar? -

- Vamos te necesito -

Zero intentaba desesperadamente contenerse, era más que obvio que estaba loco por poseer ese cuerpo nuevamente, pero debía ser prudente. Kaname no era capaz de tener un solo pensamiento cuerdo, la excitación que sentía le impedía pensar, por lo que girándose con Zero, lo acorraló entre la puerta de la habitación y su propio cuerpo, él cual restregaba con lascivia lo que estaba endureciendo a Zero.

Kaname comenzó a manosear la erección de Zero por sobre la ropa, el castaño estaba decidido a obtener el placer que buscaba y no se detendría por nada del mundo, Zero ya no aguantaba más, estaba por correrse en los pantalones cuando Kaname abrió la bragueta y saco con prisa el endurecido pene de Zero y lamió su prepucio, luego se lo llevó a la boca para deleitarse con el sabor y su calor. Zero se corrió abundantemente en la boca de Kaname, que trago todo el semen que el peliplateado le había obsequiado.

- Kaname...de...deten...detente - Decía entre gemidos Zero

- No...no pue...do...te...nece...sito den...tro -

Esas eróticas palabras bastaron para que Zero también perdiera la poca cordura que le quedaba, puso el cerrojo a la puerta y arrastro a Kaname a la cama, donde se sacó los zapatos, el pantalón, la chaqueta y la corbata voló por los aires. Kaname estaba tan excitado que no podía ni desabotonar su propia ropa, por lo que Zero le quitó los zapatos, la chaqueta del traje, pero al intentar quitarle el pantalón, este estaba empapado. Zero que había compartido un par de celos con él castaño, nunca lo había visto así ¿podría haber algo mal esta vez? Pero también estaba muy excitado y sobre todo al ver la mirada tan llena de deseo del castaño se apresuro a quitarse su propio boxers y ese mojado pantalón junto a la ropa intima de Kaname y lo embistió brutalmente sacándole a Kaname un alarido de dolor y placer.

Kaname estaba como un loco, gritaba y gozaba como nunca, en varias ocasiones Zero tuvo que tapar la boca del castaño, para que dejara de gritar o tendrían a todo el mundo detrás de la puerta. Cinco veces Kaname se corrió y en fracción de segundos nuevamente estaba erecto. Zero se corrió tres veces dentro de él, pero la tercera ya sin control de sus actos anudo en el castaño, quien lo disfrutó como nunca en su vida.

- Más, quiero más - Gritó Kaname

- Cállate, no te das cuenta que terminaré preñandote si sigues así -

Los ojos de Kaname se abrieron como platos, había tenido sexo, un delicioso y gratificante sexo, pero sin ninguna protección. Eso era prácticamente embarazo seguro. Por lo que por una milésima de segundo el castaño tomo el peso de sus actos, pero al sentir nuevamente la calentura dejó de darle importancia y esta vez él se abalanzó sobre Zero.

- Si me preñas, diré que es de Takuma, pero no te dejaré escapar - Dice con descaro al momento que se montaba sobre el gran y erguido pene de Zero.

Zero gozaba al tener a Kaname sobre él, hacia ya unos meses que su vida sexual con su esposa se había ido por el retrete, la castaña estaba embarazada y como Zero era una verdadera bestia en la cama, la mujer decidió no tener más intimidad con su esposo, por temor a que este pudiese hacer daño al bebé en gestación. Zero era un alfa con demasiados pensamientos lascivos, normalmente mantenía sexo a diario y esta abstinencia obligada, lo tenía tan caliente que constantemente tenía que autocomplacerse para poder eliminar el volumen de su siempre dispuesto sexo.

El peliplateado estaba tan concentrado en sus deseos que no notó cuando su compañero sexual cayó desmayado sobre su pecho, intento despegarse de él, pero el nudo que los unía aún no bajaba, tendría que esperar algunos minutos para poder salir de la apretada entrada de Kaname, para poder atenderlo correctamente.

Takuma volvía a la mesa donde había dejado a su esposo en compañía de sus amigos, pero al no verlo se preocupó.

- Esta en una de las habitaciones del quinto piso - Explica Yuuki - Al parecer comenzó su celo y no se sentía bien -

- Me podrías decir en qué habitación esta, debo estar con él -

- En la 503, Zero lo acompañó - Dice Yuuki

Takuma estaba preocupado, él había cambiado el tratamiento médico de su esposo, lo que buscaba el rubio era que su esposo estuviera un poco más dispuesto para él, últimamente Kaname estaba más al pendiente del trabajo y de sus hijos y era poca la atención que le prestaba a él. Y su intimidad cada día era menos, por ello cambio el tratamiento de los supresores que hacían que los síntomas de su celo se anularan.

- ¡Kaname amor, estás bien! - Dice Takuma golpeando la puerta desde el corredor

Kaname ya había recobrado el sentido y estaba siendo embestido por Zero nuevamente de pie al lado de la puerta, sólo pudo tapar su boca para evitar que sus gemidos fueran escuchados por su esposo.

- Amor, lamento que lo estés pasando tan mal - Dice muy apenado Takuma - no debí cambiar tus medicamentos -

- Vamos responde algo o quieres que tu esposito pida la llave de reserva - Dice Zero a Kaname al oído sin dejar de embestir.

- Estoy...bien - Responde Kaname

- Déjame entrar, te puedo ayudar -

- Taku, voy a estar bien, ve a la fiesta, pronto estaré bien - Y volvió a taparse la boca al sentir que llegaba al orgasmo - Lo mejor es darme una ducha...¡Verás...que estaré mejor! - grita desesperado Kaname

- Mi amor, no puedo dejarte así déjame ayudarte. Te amo y lo sabes -

Kaname se sintió un verdadero miserable, tenía a Zero clavado entre sus piernas en el momento que su esposo le decía que lo amaba.

- También te amo, Taku - Dice Kaname

- Pero no te hace gritar de placer como yo - Le susurra Zero al momento de salir de su interior

- Te dejaré descansar, estaré al pendiente el teléfono, cuando te sientas mejor me llamas, quizá lo mejor sea dejarte tranquilo. Te amo -

Una vez que escucho que se alejaban los pasos de Takuma, Kaname cayó de rodillas al suelo llorando por ser un hombre tan desleal.

AMANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora