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Zero condujo hasta su oficina completamente perdido en sus problemas, estaba molestó consigo mismo, ¿Por qué le había dicho a Kaname que lo amaba a él? ¿Que ganaba con que el castaño reconociera que lo amaba? Nada. Él era un hombre comprometido. Jamás dejaría a Yuuki. Porqué dejar a la mujer implicaba perderlo todo.

El difunto padre de Yuuki, había sido un hombre inteligente y antes de morir y al ver que su esposo Kaien y su hija Yuuki quedarían desamparados y sin su protección dejó precisas instrucciones en su testamento. El hombre que se casara con su hija, debía firmar una gran cantidad de documentos, y en ellos el hombre obligaba a su futuro yerno a que a Yuuki se le darían los mismos derechos que ostentaban los alfas, aunque la muchacha fuera una delicada omega, en caso de un divorcio ella no perdería a sus  hijos, ni la fortuna que heredó, por lo que Zero se tendría que ir con lo puesto y sin contar con la cuantiosa indemnización que el hombre debía pagar a su esposa y la pensión para sus tres hijos.

Al subir hasta la oficina en uno de los corredores se encontró con Aidou que terminaba de hacer una llamada telefónica, sin importarle el resto del personal, arrastró a Aidou hasta el estudio sin dejar de besarlo y recorrer el cuerpo del menudo rubio.

- ¡Sueltame! ¿Qué diablos te pasa? - grita Aidou al momento que logró liberarse de Zero - Todos nos vieron -

- ¡Me interesa una mierda si nos vieron o no! - grita Zero

- ¡Pero a mí sí! ¿Cómo les voy a mirar ahora? -

- ¡Cállate! - y como un animal desbocado lo arrojó sobre su escritorio

- ¡Así no. Zero! - grita el rubio

Pero por más que el rubio gritara y se opusiera a como Zero lo estaba tratando nada pudo hacer Aidou, Zero siempre había sido más fuerte que él y con lo furioso que estaba en ese momento el peliplateado. Una vez que Zero acabo en el interior de Aidou, Zero se alejó de él. Aidou estaba con los ojos llenos de lágrimas, y su mano derecha sangraba de tanto que la había mordido, para evitar que sus compañeros de trabajo no escucharás sus gritos y gemidos. A duras penas el rubio se puso de pie, acomodo su ropa y luego de darle una gran bofetada a Zero se marchó del lugar.

Los días de Zero poco a poco se convirtieron en un maldito infierno. Cada día se hundía en su propia estupidez, tras su arranque de lujuria en la oficina, Aidou no se presentó más a trabajar, Kaname no le respondía los mensajes y Yuuki cansada de la actitud descortés de su esposo. Decidió subir a sus hijos a su camioneta e irse unos días al departamento que tenían en la playa.

- Genial, ahora hasta Yuuki me abandona - dice molestó Zero al ver la casa a oscuras y leer la nota de su esposa - ¡Mierda! -

En ese momento comenzó a sonar el teléfono de la casa.

- ¡Alo! - grita molesto Zero

- Hola, hermanito - le saluda Takuma - ¿Cómo estás? Supe que Yuuki te dejo tirado -

- ¿Para que estás llamando? -

- Te quería invitar a cenar en casa, me imagino que no eres muy bueno cocinando, además Kaname ha preparado unos canelones que están deliciosos, lo que sí, trae un buen vino para acompañar la cena -

- ¿Crees que tengo ganas de cenar contigo? -

- No seas gruñón, y esta vez trae una buena botella, me gustaría probar ese reserva que tienes -

- ¿Cuál? - responde Zero caminando hasta la bodega de vinos

- No sé, de esos importados que tienes -

- Elije, Carmenere o Cabernet Sauvignon -

- Cabernet - responde Takuma - Apresurate -

Zero tomó la botella, la limpio un poco y tomando las llaves de su auto se fue a casa de Takuma. Al llegar, la casa estaba iluminada, pero no había rastro de Takuma. Zero se estaba molestando y mucho, pero al oír ruido en la cocina se dirigió allí. Al entrar se encontró con un espectáculo, Kaname sobre la mesa del comedor diario siendo embestido por su esposo.

Zero sintió una angustia en su pecho al verlos a los dos, Kaname estaba disfrutando de los labios y de las caricias de su esposo, el lugar tenía las luces apagadas, pero las cortinas estaban abiertas por lo que la luz de la luna se colaba por los cristales y daban una tenue iluminación.

- Te amo - dice Takuma al momento que besaba el cuello de su esposo - Siempre serás mío -

- Sí, soy solamente tuyo - Responde Kaname segundos antes de llegar al clímax - ¡Aaaah! Me corro -

- Espera, lo haremos juntos -

En cosa de segundos ambos se corrieron al mismo tiempo. Una vez que Takuma salió del interior del cuerpo de su esposo y luego de limpiarse con papel de cocina. Le habló al oído a su esposo -

- Tenemos visitas -

- ¿Visitas? - responde Kaname confundido

- Sí, ve a la sala yo voy enseguida -

Kaname se arregló un poco la ropa, fue hasta el baño donde se aseo correctamente y se dirigió a la sala donde se encontró con Zero, quien lo miraba con reproche.

- ¿Ya terminaron de coger? - dice rojo de furia Zero

- ¿Qué haces aquí? -

- Tu esposito me invitó a cenar, aunque no me imaginé que ustedes ya estaban en el postre - le dice Zero a Kaname tomándolo fuertemente de uno de los brazos.

- Me lastimas - se queja Kaname

- Y crees que a mí no me lastimó ver lo que hicieron en la cocina -

- Es mi esposo -

- Pero lo que llevas dentro tuyo es mío - y tocando el vientre de Kaname - controla tu lujuria, no quiero que mi hijo pague las consecuencia de tus sórdidos actos - le escupe su discurso para luego salir de la casa

Poco antes de que pudiera arrancar el motor Takuma apareció frente a él.

- ¿Ya te vas? - pregunta Takuma con su cara llena de burla

- Creo que me demore mucho, llegue cuando la estaban en el postre -

- Pero qué mal humor -

- Sal del frente o te atropello -

- Tienes el descaro de enojarte, ese hombre es mío, quiero que te quede claro - dice Takuma, ahora con una expresión seria

- Pero el hijo que carga en el vientre es mío -

- Ya no, te lo dije esa cría es mía -

- Ya vamos a ver - Zero sale a toda velocidad del lugar.

AMANTESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora