💔

280 35 17
                                    

10

Maratón 3/3



A la mañana siguiente cuando llamó al timbre de su vecino, apenas tuvo que esperar unos segundos. Jimin ya estaba listo, vestido con unos pantalones ajustados, un grueso jersey de cuello vuelto y unas botas altas forradas de borrego. En el suelo descansaba una enorme maleta con su gruesa cazadora encima y abundante material de pintura. Un obediente Milo esperaba sentado a su lado, rodeado de su propio equipaje.

—Muy puntual —declaró Jungkook mirándolo con aprobación—. ¿Has avisado a tu madre de mi llegada?

—Sí. La telefoneé esta mañana y dijo que estaría encantada de recibirte.

—Perfecto —Jungkook cogió la mayor parte de los bultos y se dirigió hacia el ascensor, mientras el joven lo seguía con Milo.

Metieron al perro en el maletero junto con el resto del equipaje y ellos se sentaron delante. Jimin miró con disimulo a su atractivo vecino que ese día llevaba puesta una elegante chaqueta de sport y le gustó lo que vio; sabía que a su madre también le gustaría Jungkook, y solo esperaba que no se le metieran ideas absurdas respecto a ellos dos en la cabeza.

El paisaje volaba ante sus ojos cubierto por una espesa capa de nieve que aumentaba su belleza serena. Por fortuna, no quedaba ni rastro de hielo en el asfalto, así que no tuvieron ningún problema en todo el viaje, que resultó de lo más agradable.

A Jimin le sorprendió encontrar a su vecino tan animado. Jungkook también estaba algo desconcertado con su actitud; de repente, se sentía muy contento de haber decidido acompañarlo y se alegraba de no tener que pasar solo esas fiestas que siempre le resultaban algo deprimentes. Solo se detuvieron una vez a echar gasolina y a tomar un café, así que llegaron a casa de los padres de Jimin justo a tiempo para la comida.

Debían haber oído el sonido del motor pues, cuando Jimin y Jungkook se bajaron del coche, un comité de bienvenida, compuesto por sus padres y sus tres hermanos, les esperaba en la puerta de la casa para recibirlos.

Jungkook notó que Jimin se quedaba muy rígido a su lado y, extrañado, vio como, de pronto, el joven daba media vuelta y salía corriendo por el jardín nevado en dirección contraria. La explicación llegó enseguida, en forma de tres tipos enormes que salieron en su persecución gritando como lunáticos. Al final, uno de ellos se lanzó en plancha y agarró las piernas de Jimin derribándolo sobre el suelo helado. Los otros dos cogieron puñados de nieve y empezaron a metérselos por el cuello y por debajo del jersey, mientras el gritaba sin pausa pidiendo socorro 

Los padres de Jimin miraban la escena, divertidos, así que Jungkook no se atrevió a intervenir. Por fin, los hombres juzgaron que la tortura había durado lo suficiente y ayudaron al pobre chico a ponerse en pie.

—¡Me las pagaréis los tres! —amenazó Jimin blandiendo su puño ante sus caras, aunque su expresión risueña contradecía su aparente enfado.

De nuevo se acercó a Jungkook, con el pelo revuelto y el rostro congestionado por el esfuerzo y los presentó.

—Jungkook Gallagher, mis tres horribles hermanos mayores, Roberto, Jaime y David—después lo condujo hasta la entrada de la casa y le presentó a sus padres.

Algo más que vecinos •kookmin• AdaptaciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora