Verdad

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Craig se despertó emocionado, con una sonrisa que abarcaba casi todo su rostro.

Por fin su obra maestra estaba terminada. Observo el cuadro, con la pintura seca, y suspiro. Parpadeo varias veces, sin creer que él había realizado tal belleza. Camino por su habitación, se sentó en el piso, se paro sobre la cama, y desde cada ángulo, el retrato de Tweek se veía mas que fabuloso. No sabia de quien estaba mas enamorado, si del chico, o del arte que le dedico. Negó con su cabeza, intentando sacarse de su mente a su ex novio. No estaba enamorado, no sentía nada.

Pero una vez que se sentó en la silla, mirando aquella combinación de trazos, se sintió vacío. Si, había hecho algo muy bueno, sin embargo, ¿Qué importaba si no tenia con quien compartirlo? No quería que su familia lo viera, ni sus amigos. Solo quería compartir ese momento con una persona.

(...)

Tweek caminaba animado, enamorado con la vida. Observaba el cielo azul, pensando en el muchacho que lo hacia suspirar.

El azabache lo había invitado a su casa, con mucha urgencia, parecía importante. Por lo que el rubio no dudo demasiado en dirigirse hacia allá. Recordaba los buenos momentos que pasaron, en toda su vida, y en el ultimo tiempo, intentando omitir algunas peleas. Veía todo lo bueno, como su vida se encaminaba, y una posible relación florecía como la primavera.

Se detuvo frente a la casa de Tucker, toco el timbre y fue recibido por el padre del adolescente, quien no dudo en dejarlo pasar.

—Craig, Tweek está aquí —grito el hombre, para luego retirarse.

El rubio se sentó en el sofá, pensando que seguro iba a esperar un buen rato, sin embargo, su amigo bajo tan rápido que casi cae por las escaleras, estaba feliz. Mas feliz que nunca.

—Hola, Tweek —sonrió, para luego abrazarlo—. Ven, vamos a comer algo.

—C-claro, pero...dijiste que había algo que querías mostrarme, algo importante —contesto, dejándose llevar por el otro, hasta la cocina—. ¿Acaso aprendiste a cocinar? —se burló.

—No es gracioso —se dirigió a abrir las ventanas, para luego buscar algo para darle a su acompañante—. ¿Qué quieres comer?

—Lo que sea, vine mas por ti, que por la comida —rio, dejando a su ex novio indefenso.

—Entonces, podrías comerme el- -

—¡Tweek, que gusto verte! —Trisha acababa de llegar de la escuela, por lo que, sorprendida, y alegre, se dirigió a saludar al visitante.

Este solo miraba a Craig nervioso, mientras aceptaba el abrazo de la chica. Esta se quedó un rato charlando, mientras tomaba su merienda, para luego ir a su habitación. En ese entonces, ya había pasado un rato, y el rubiecito comenzaba a sentir frio, algo que el dueño de casa no paso por algo.

—Chico, ve a ponerte algún abrigo de mi hijo —comento, con total confianza—. Ya sabes donde es.

—Yo te acompaño —se precipito a decir el otro joven.

Con una sonrisa, ambos caminaban por la casa, hasta llegar a aquel cuarto. Allí, el azabache cerro la puerta, para poder hablar con mas tranquilidad con su amigo, antes de volver. Estaba mas que listo para expresar sus sentimientos, aunque el temor lo inundaba. Sin embargo, su compañero llamo su atención.

—Te amo, Craig.

El aludido, sentía que algo no estaba bien, que se trataba de un sueño.

—¿Q-que? —pregunto, sintiendo que había escuchado mal.

—Eso, que te amo. Que mis sentimientos se perdieron en un momento —miro al suelo—. Cuando nos distanciamos, realmente me olvide de ti, incluso diría que salí con otros chicos, quizá alguna que otra chica...ya sabes, para probar —rio—. De verdad, te olvidé, y seguí mi vida. Pero...—hizo una pausa—. Eres mi primer amor, y eso...es difícil de olvidar.

El dueño de la habitación, que se mantenía callado, no tardo en reaccionar besando a su ex novio, sin embargo, este se apartó.

—No...no quiero que me beses, quiero escuchar que, bueno, que sientes tu —lo observo a los ojos.

Entonces, Craig tenía la coartada perfecta. Una muestra de amor tan grande como retratarlo, hacerlo protagonista de una obra suya. Era la gran oportunidad.

—Espera...tomare un abrigo tuyo, mientras lo...uh, procesas —en ese instante, Tweek se sentía orgulloso de si mismo, de haber podido decir todo lo que sentía, sin titubear y con una postura llena de confianza. Pero se encontraba preocupado, y el nerviosismo dentro de sí, crecía, debido al silencio del otro chico.

¿Y si no lo quería? ¿Y si solo jugo con él? ¿Y si ya estaba saliendo con alguien?

Todas esas preguntas, le provocaron ganas de orinar, y de lavarse el rostro. Debía ser firme, no preocuparse.

—¿Te molesta si uso tu baño? —consulto, y sin esperar respuesta, salió por aquella puerta, y se dirigió al baño. Donde un gran suspiro salió de sus labios.

Lo había hecho, había confesado todo.

Y se sentía de maravilla sacarse ese peso de encima, aunque los nervios no lo dejaban pensar.

Metió las manos en los bolsillos, encontrándose con un diminuto anotador.

El anotador de Craig.

Allí solía escribir ideas para sus obras, algunos sueños, pensamientos, cosas importantes. Y también...el plan que tenía con Tweek.

Ahí estaba escrito, como planeaba enamorarlo, para utilizarlo como su musa. No estaba precisamente dicho de una manera cruel, pero se refería al rubio como un objeto, como una pieza mas de su plan para ser un gran artista.

Como algo desechable. El azabache lo había escrito hace mucho tiempo, ni siquiera mantenía esa mentalidad.

Por un momento, el muchacho en el baño, iba a llorar. Llorar como nunca antes, pero no.

No le daría el lujo a su ex novio, de sufrir por él, de darle más relevancia en su vida. Sufrió una vez, le dio otra oportunidad y la cago, de nuevo.

Ya no más.

Se limpio una diminuta lagrima que había salido de su ojo derecho, salió del baño y volvió al cuarto.

Solo se quito el abrigo, lo dejo en el armario, y dejo el anotador en las manos del otro.

—¿Tweek? —pregunto, para luego observar la pequeña libreta—. Oh, no, Tweek. Yo no soy así, de verdad, esto...no es lo que parece —se colocó bloqueando la puerta.

—¿Eso lo escribiste tu? —se cruzó de brazos.

—S-sí, pero- -

—¿Eso lo pensabas tu? —volvió a preguntar, haciendo énfasis en sus palabras.

—Si...

—Entonces no hay mas que decir. Déjame salir, ahora.

—Antes, déjame mostrarte, y-yo, tu regalo, tengo algo —intentaba decir.

—Apártate.

—No, Tweek...por favor, déjame mostrarte, explicar lo que- -

—No, Craig. Ya basta —cruzo sus brazos.

—Por favor, mira lo que he pintado —señalo un atril, que tenía una manta cubriéndolo—. Hice eso pensando en ti.

Aquello fue la gota que lleno el vaso.

—O sea, que, si lograste que yo te sirva de musa, ¿No es así? Lograste usarme, felicidades —rio con sarcasmo.

—Mierda, no, no fue así.

—Déjame salir, o saldré por la ventana.

Sin mas remedio, Craig se apartó.

—Espero que disfrutes tu miserable vida solo.



Hola! Woah, de verdad no se que decir. Me tome un tiempo...y bueno, aca estoy. Lamento mucho la tardanza, tratare de subir lo mas rapido posible el capitulo final ♥

 ᴹᶦ ᴹᵘˢᵃ [ᶜʳᵉᵉᵏ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora