ᴹᶦ ᴹᵘˢᵃ [ᶜʳᵉᵉᵏ]

Negación

-¿Tú estas loco o qué? -le dijo al castaño con enojo-. Sabes que mi relación con Tweek quedó algo tensa, luego de que rompí con él hace unos años -explicó.

Los chicos comenzaron a salir a sus nueve años. Era una relación algo forzada, pero intentaban que funcionará, intentaban estar juntos y ya. Pero en cuanto Craig tuvo once años, se cansó.

¿Por qué?

No había ninguna razón en especial. Solamente lo hizo. Eso fue algo que traicionó la confianza de Tweek, y lo hirió. No como pareja, actuó como un amigo de mierda.

-Olvídate de que hable con él, no vale la pena -dijo Craig, en su cara se podía leer el asco.

-¿Por qué no? -Clyde se encontraba confundido, sentía que había tenido la idea más brillante de toda su vida. Claro, luego de aquella en la que obligó a Token a besar a Cartman.

Craig río, con superioridad en su voz.

-Es obvio, idiota -señaló-. Desde que estuvimos juntos, dejamos de hablarnos. Y mira donde está cada uno -miro a Tweek-. El está ahí, siendo un mesero, trabajando para sobrevivir. Y yo estoy aquí, siendo un adolescente prodigio, vendiendo mis obras y trabajando por puro gusto -levantó sus hombros, entre cerrando sus ojos-. Él es una etapa pasada de mi vida, y siendo tan fantástico como lo soy ahora...es absurdo pensar en el mínimo hecho de mirarlo -luego de decir aquello, sus mejillas se tiñeron un poco de rojo.

-Amigo, tienen catorce años -elevó una ceja-. Además, el trabaja para ayudar a sus padres.

-Más miserable aún -cruzó sus brazos, mirando con desdén.

-Entiende que nosotros llevamos vidas normales, como chicos normales.

-Eso lo tengo más que entendido, ustedes son normales, ordinarios.

El castaño sintió ganas de abofetear a su amigo.

-Ya, pero mira. Tu, se supone que eres un prodigio, ¿Qué clase de prodigio se queda sin inspiración, y deja de producir? -se burló, dejando al otro callado-. Desde mi punto de vista, tienes dos opciones -el de gorro azul lo observo, astiado-. O te retiras, y vuelves a ser un chico ordinario.

-Iugh.

-O haces de Tweek tu musa, y recuperas tu inspiración.

-¿Y por qué tiene que ser él? -su voz se teñía de enfado, y vergüenza, por tener que hablarle.

-Porque -pensó una buena razón, convincente-. Tienes que conectarte con tu pasado -sonrió-. Re descubrir tu arte, a ti mismo...tu juventud -asintió.

A pesar de que su amigo, parecía a punto de aceptar, terminó declinando la oferta. Sin embargo, la idea de juventud de Clyde no era mala. Por lo tanto, le dijo al castaño que iría en busca de algo que lo haga conectarse. Y que, según él, lograría mejores obras que las que lograría con su ex novio.

Fue al río, a las montañas, paseo por el aula de cuarto grado, intento hablar con Stripe, salir con amigos lejanos. Pero nada resultaba, al menos, sentía que sus pinturas estaban encaminadas, sin embargo no bastaba. Todo lo que hizo, le tomó días y horas de trabajo de campo, prueba y error. Al final del día, sentía que era más error que acierto.

Y al final, se dio cuenta de que su musa ya estaba ahí, esperando. Solo que él no quería notarlo.