CAPÍTULO 13

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                    —¿Jinhwany? — Hanbin abrió la puerta luciendo completamente extrañado por mi repentina aparición. — ¿Qué está sucediendo? — Su mirada viajó rápidamente hasta el chico detrás de mío frunciendo el ceño me miró de nueva cuenta, mientras me dejaba ingresar en el departamento.

Podía sentir mis manos temblar ligeramente dentro de la sudadera, y aun así me las arreglé para tomar las manos de Junhoe y caminar dentro del departamento de mi amigo.

—¿Qué pasó? — Cuestionó nuevamente Hanbin detrás. Caminé hasta la sala del lugar dónde solté la mano del más alto y encaré al rubio intentando mantener mi expresión tranquila. — ¿Qué hace este chico aquí?

—Necesitamos llamar a Chanwoo. — Murmuré mirando por fin al chico frente a mí a los ojos por primera vez desde que habíamos llegado.

—¿Qué está pasando, Jinhwany? Me estás asustando. — Insistió el contrario, su mirada se encontraba preocupada y parecía que Junhoe ahora había sido olvidado.

—Peleé con mi padre, pero necesito que Chanwoo esté aquí para contar todo.

—¿Peleaste? ¿Qué sucedió? — Mi corazón se encogió dentro de mi pecho, cerré los ojos y suspiré lentamente, sintiendo al menor acercarse hasta mi espalda.

—Deberías sentarte. — Murmuró temiendo decir algo que no debería con Hanbin presente. Asintiendo me deje guiar por el más alto, tomando asiento en el sofá.

El rubio buscó su teléfono y mientras charlaba con lo que parecía ser Chanwoo, el silencio nos envolvió dentro del departamento, únicamente escuchándose la breve conversación de Hanbin en el aparato.

Los recuerdos me golpearon fuertemente por primera vez desde que salí de la casa, los gritos de mi padre, el golpe que se había llevado Junhoe por defenderme. Miré de reojo la mejilla del chico, misma que se coloreaba ligeramente rojiza y que probablemente al siguiente día se pondría morada. Suspiré enterrando mi rostro entre mis manos, todo estaba tornándose mal, muy mal. El viaje en mi auto había sido completamente silencioso, y aunque Junhoe había conducido todo el trayecto hasta el departamento de mi amigo, no había hecho ni una sola pregunta. Definitivamente el chico era alguien que no podía descifrar en lo absoluto, demasiado prudente, muy formal y bastante responsable.

—Chanwoo vine hacía acá, dijo que leyó tu mensaje antes. — El chico rubio entró nuevamente en la habitación, tomando asiento justo a mi costado, mirando con el ceño fruncido a Junhoe.

—Cierto, yo le envié un mensaje mientras veníamos hacía acá. — Murmuré recordándolo. Todo en mi cabeza parecía dar vueltas y las escenas con mi padre se repetían una y otra vez.

—¿Me dirás que hace él aquí? — Hanbin era una persona poco paciente, y había preguntado lo mismo anteriormente sin respuesta, por supuesto su voz sonaba molesta en dirección del más alto.

—Él estaba en mi casa cuando sucedió. — Mi mirada viajó hasta mi mejor amigo, sus ojos se abrieron más, sabía que no esperaba la mirada dura que le dirigía, pero estaba tratando porque las emociones no me abrumaran y terminara por romperme frente a ellos.

Jamás lo había hecho frente a nadie, las hormonas no podían seguir tomando esa parte de mí también, no era una persona débil, no podía ser sensible en una situación que estaba más allá de mis posibilidades, una situación que yo había empujado.

El timbre del departamento llamó mi atención y la del resto, colocándose de pie rápidamente, Hanbin caminó hasta la puerta de la entrada, recibiendo al castaño, quién ruidosamente al entrar me miró con la mirada perdida entre Junhoe en el sofá individual y yo.

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