CAPÍTULO 8

329 52 34
                                    


                    Mientras camino por aquel pasillo vacío, mi cabeza da vueltas una y otra vez a las palabras de Junhoe antes de que la revisión prosiguiera. El golpeteo dentro de mi pecho se ha desacelerado, pero estoy consciente que aun puedo sentirme sofocado de pronto.

Aquellas palabras que parecen no querer abandonar mi cabeza en ningún momento, reproduciéndolas como una grabadora rebobinando, aquella profundidad de su mirada mientras lo decía, la manera en que su respiración casi podía mezclarse con la mía, su voz ronca repitiéndolo una y otra vez.

Siento un escalofrió recorrerme la columna vertebral conforme mi andar. Y entonces el resto de la consulta vuelve a mí nuevamente, con todas las nuevas noticias y novedades. Para comenzar el jodido feto ya tiene manos y dedos, la medula espinal y las vértebras ya están formadas, mide el tamaño de una naranja ¡y puede oír! Oh, jodida mierda, puede escuchar ahora que su oído está desarrollado y por lo que el doctor Kim dijo el desarrollo se está dando perfecto.

Mi cabeza era un completo lío con todas las cosas recientes que pasan por mi cabeza, volviéndose más reales cada día. Junhoe no lo estaba volviendo más fácil tampoco, ¿por qué había decidido presentarse durante la revisión? Me estaba volviendo loco al tratar de averiguar qué era lo que quería, mostrándose completamente preocupado por mi situación. Más aún, ahora que me había confesado el lazo que sentía conmigo, él realmente había dicho que era el padre del feto que llevaba dentro de mí y aunque sabía eso, parecía como si hasta que él lo había dicho en voz alta todo dentro de mi había colocado las piezas en su lugar, y ahora realmente estaba consciente de ello.

Me encontraba aun completamente shockeado, ni siquiera había podido digerir toda la mierda que estaba dejándome Junhoe. Sin embargo, ahora estaba más que consciente de ambas cosas, el bebé era real y medía lo que ¡una naranja! No había pensado tanto en el peso de aquella información hasta que el doctor Kim me lo había explicado mientras me mostraba la pantalla a mi costado. Y las palabras de Junhoe dejándome caer un jodido peso sobre mis hombros que tampoco había realizado; hasta que lo había escuchado de su propia voz.

¡Jinhwany! — Aquella voz lejana me volvió a la realidad, mientras continuaba caminando por los pasillos de la empresa. Girándome hasta dónde la voz proviene me detengo observando a mi amigo rubio caminando hasta mí. — ¿Estás yendo a la cafetería? — Continúa alcanzándome antes de retomar el camino.

—Sí, yo... creo que tengo un poco de hambre. — Encogiendo los hombros lo miro asentir a mi costado.

—Te acompaño, creo que me haría bien tener alguna bebida. — Todo dentro de mi cabeza parece ser un completo caos, sin embargo, la vida aquí afuera continua su curso normal. Caminando uno al costado del otro siento como nuevamente soy tragado por el lío de mi cabeza, antes de que el chico me tome del antebrazo. — ¿Estás bien? — Pregunta con el ceño fruncido.

—Uh—, murmuro aun un poco desorientado, asintiendo respondo. — Sí, yo-sólo estaba pensando demasiado.

—¿Qué es? — Pregunta librando mi brazo, retomando el camino esperamos frente al elevador antes de solicitarlo presionando el botón.

Mi corazón se acelera rápidamente, sé la respuesta a eso, sin embargo, es mucho más complicada de lo que parece ser. Mucho más complicada para que Hanbin pueda comprenderla.

—Junhoe vino a la última consulta.

—¿Qué? — Cuestiona girándose hasta mí. — ¿Creí que habías dicho...?

—Lo hice. — Corté rápidamente, intuyendo lo que preguntaría. — Se lo dejé claro, pero él apareció alegando que tiene tanto derecho cómo yo en estar al pendiente del bebé. — El rubio arquea una ceja. — No sé qué es lo que quiere, incluso dijo que él también era el padre y...

0.000001%Donde viven las historias. Descúbrelo ahora