En mi mente hay muchas lagunas borrosas, difícilmente puedo recordar cosas lindas, normalmente recuerdo cosas tristes, y, es porque en todo mi ser solamente había espacio para estar triste... Me es imposible recordar mi infancia con una sonrisa.
Algunas veces es como si mi cuerpo estuviese vacío, y se moviera por simple costumbre, sin emoción, sin vida, tan solo la idea de hacer algo para no hundirte en la miseria. Mi rostro es inexpresivo, lo sé, mucha gente lo juzga. No se puede sonreír sin sentirlo realmente, y realmente yo no tenía ganas de sonreír. Me mantuve así únicamente por Reiner, él no se merece verme de esta manera tan perdida, e infeliz. Me mentía a mí misma acerca de todo, de qué realmente todo este dolor algún día sanaría; cuando tuviera la madurez se borraría.
¿Por qué?, ¿por qué de tantas cosas, solo recuerdo aquel suceso? Aún recuerdo todo a detalle, lo demás me parece tan oscuro... Todo lo demás es negro. Aprendí artes marciales para defenderme, pero solo necesitaba hablar de aquello, nunca lo he hablado con nadie, nunca he dicho lo mucho que me duele, lo mucho qué aún rasga en mi interior, lo mucho qué ha dejado huella en mí.
Aunque quisiera hablarlo, no sabría cómo, tan solo sucedió, y yo me quedé sin habla por el interior. Nunca lo hablamos Reiner y yo, nunca hablamos más de nuestro padre. Juramos olvidar todo, y qué éramos dos en este camino, pronto tres con Hitch y su padre cuatro. De la nada, cinco con Armin.
No tengo el valor para contarlo, sin embargo lo anhelo, gritar: ¡Me duele! ¡Unos malditos me violaron! ¡Unos desconocidos! ¡Unos hijos de puta! ¡Era una niña! ¡Me quitaron el habla!
Tengo miedo a hablar, sólo había conocido el dolor, la perdida; hasta qué Armin apareció. Tengo miedo de qué él se enteré de lo qué me pasó, me dolería qué él se enterara.
05 de Julio, 1938:
La familia Leonhart vivía en la calle Piwna, junto a un par de librerías y una iglesia al final de la calle, que parece una torre: las casas con rejas de hierro forjado, otros con acabados en piedra o en madera, un estilo muy clásico adosadas.
Los padres de Annie eran: Vera Waltz, y él señor John Leonhart—, tenían una tienda de antigüedades, herencía de su madre—. Sus hijos vivían con todas las comodidades qué ofrecían sus padres, y sobre todo el cariño. La señorita Vera, era devota a su fe judía, por lo que inculcó así a sus hijos, quienes la respetaban profundamente.
La mayoría de las noches bailaban con sus padres música de Billie Holiday, en volumen bajo—puesto qué los vecinos odiaban el acento americano—. Reían y comían browniens de chocolate, con leche, mientras tomados de las manos se movían con la voz suave de la jazzista, hasta quedar exhaustos y dormirse.
John admiraba qué Vera, fuese tan buena siendo madre, amaba qué ella creyera en él, y ella amaba qué su esposo siempre estuviera dispuesto a ayudarla con los niños. Todos vivían bien, hasta qué llegó la guerra... Lo más difícil en ese momento, era comenzar a vivir en un lugar tan racista y antisemita, tenían que huir para poder seguir protegiendo a sus hijos, sin embargo, la primera en notificar para trabajos forzosos fue justamente el pilar de amor: Vera.
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Una pregunta seria, ¿qué edad tienen? Es que en mi historia puse la descripción para mayores de 18 años, y si no lo son jsjsjsjs, pienso qué no detallaré algunas cosas. Digo, solamente por precaución, no me lo tomen a mal.
Nuevamente disculpen que los capítulos sean cortos, pero tengo el bloqueo creativo aún, de verdad qué trato de qué las palabras fluyan, y me desespera tener ese hilo... y perderle. Igual los hago cortos pues es lo qué surge, y siento que si escribo sólo demás por escribir, será como: paja, y mejor corto pero objetivo.
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Él soñador y la chica de la mirada vacía.
FanficLa chica de la sonrisa triste, eso fue lo primero qué pensé al verla ahí totalmente callada, siempre sin palabras. Ella no se hacía notar, pero, su hermosa belleza la delataba. Es el instrumento que me gustaría tocar, la musa qué me inspira a escrib...