Dos

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Al día siguiente entré en a mi clase de Francés tarde. De nuevo. La noche anterior me había quedado hasta tarde con mis repetidos viendo Valiente, esa película que tanto les gustaba ver, por lo que estaba muy descansada. Había despertado tarde y con la ayuda de ellos gritando en mi oído. Por el aturdimiento me demoré más de lo debido. Cuando llegué aquí, me acordé que mi cuaderno estaba en mi casillero por lo que corrí entre la masa de personas en el pasillo y cogí mi cuaderno de apuntes de mi casillero, y luego hice mi camino al salón de clases, toqué la puerta esperando a que el profesor me abriera. Cuando lo hizo, pasé con la cabeza gacha avergonzada de que todos me estén mirando. Vi a Sam y a Joel hacerme señas a un asiento vacío entre ellos. Me dirigí ahí rápidamente y me senté.

—¿Por qué llegas tarde? —susurró Joel, quien llevaba una camiseta de Guns N’ Roses. Su cabello negro húmedo y desordenado lo hacía ver muy bien, como de costumbre. Me miraba de reojo, viendo que el profesor esté distraído para conversar conmigo—. Mira atrás.

Fruncí el ceño, pero le hice caso.

Al final de la fila se encontraba Zabdiel de Jesús, crush de nuestra Sam. Volteé a verla. Ella estaba sonrojada y con los ojos brillando. Sonreía como si hubiera conocido a los hermanos Jonas.

—¿Qué te pasa? —la miré aún con el ceño fruncido—. ¿Quieres disimular por lo menos?

Negó con la cabeza.

—Zabdiel está en nuestra clase de francés. Voy a morir, ¡oh por Dios! —susurró con entusiasmo en mi dirección.

Suspiré antes de prestarle atención al profesor e ignorando a Sam. Escuché a Joel reír, pero tosió intentando disimular. Negué con la cabeza.

Mis amigos eran raros.

Al final del día me dirigí al estacionamiento impaciente por llegar a casa. En todo el día no había visto a Richard por ningún lado y necesitaba devolverle su casco. No tenía su número, él sí tenía el mío, pero aún no me había contactado por lo que no sabía nada de él. Mis amigos se despidieron de mí y yo me alejé en dirección a mi Vespa. Vi la moto Harley de Richard y a unos cuantos metros de mí  se encontraban él y sus dos mejores amigos; Zabdiel De Jesús y Erick Colón.

Me puse nerviosa incluso antes de acercarme.

—Eh, hola, Richard. —lo saludé tímidamente y señalé el casco que tenía en mi mano—. Aquí está tu casco. Gracias por prestármelo.

Richard y sus amigos me miraron sonrientes. Richard  se acercó tomando el casco y dijo sin saludarme.

—Eh, cabecita roja. De nada.

Sus amigos rieron con diversión.

Yo rodé los ojos al escuchar ese apodo.

—Veo que escuchaste los apodos que me pusieron mis amigos. No me gusta que me digan así. —me crucé de brazos, recordando ayer cuando me dijo «cabecita roja».

Él arqueó una ceja.

—Pero te queda perfecto —señaló mi cabello—. Combina con tu cabello.

—Ja, ja —me burlé sin diversión en mi voz—. Pero no me gusta.

Zabdiel se metió en la conversación.

—Eh, tú estás en mi clase. Nunca olvidaré tu cabello. Cabecita roja. Me gusta esa mierda, eh.

—Eh, cuidado, ese es sólo mi apodo para ella —dijo Richard mirando a Zabdiel.

Suspiré.

—¿Se podría saber cuándo me vas a avisar para empezar a hacer el trabajo? —pregunté ignorando a sus amigos.

𝖤𝗋𝖾𝗌 𝖴𝗇 𝖢𝗅𝗂𝖼𝗁𝖾́ ✓|| ʀɪᴄʜᴀʀᴅ ᴄᴀᴍᴀᴄʜᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora