Once

133 14 1
                                    

Todo el fin de semana estuve encerrada en mi cuarto pensando en lo que había pasado el viernes en casa de Richard. No podía sacarme de la mente lo que él me había contado o lo que sabía de él.

Yocelyn. El cáncer. Su hija Aaliyah.

Dios mío.

Me estaba enamorando de un chico que tenía una novia enferma y una hija recién nacida.

Estaba muy jodida.

Sólo salía de mi habitación cuando tenía que comer. Cuando el Tata me preguntaba por mi amigo, yo hacía una mueca imperceptiblemente por lo que él empezaba a maldecirlo. Mi Tata creía que Richard me había hecho algo, cuando nunca fue así. Yo solita me había ilusionado sin darme cuenta.

Cuando llegó el lunes, fui al instituto en mi Vespa y por poco me choqué. Mi mente daba vueltas y lo peor de todo era que no podía contárselo a nadie. Ni siquiera a mis amigos, por lo que cuando Joel y Sam me vieron, fruncieron el ceño.

—¿Quién se murió, rojita? —preguntó Joel cruzándose de brazos.

Sam negó.

—Pareciera que hubieran pateado a su cachorro, Joey. —luego frunció el ceño—. Tú no tienes cachorros, Ash.

Quise abrazarlos y contarle todo, pero me contuve. Lo hacía por Richard. Se lo había prometido y tenía que cumplirlo.

—No me pasa nada, chicos —mentí—. Creo que me voy a enfermar. Los repetidos están con gripe y tuve que cuidarlos.

Eso era totalmente falso. Sólo yo podía mentir así de bien.

—¿Quieres una pastilla? —preguntó Joel mientras sacaba algo de su bolsillo—. Tengo una...

Fue interrumpido por el grito de Sam. La miramos como si estuviera loca.

—¡Oh, Dios mío! —gritó ella—. ¡Estás así porque el viernes que Richard y tú se fueron te llevó a su casa y lo hicieron, entonces luego no te llamó en este fin de semana y por eso estás así!

Le fruncí el ceño. Joel le dio un golpe en la frente, con fuerza. Sam gritó.

—¡Auch, imbécil! ¿No ves que nuestra Ash nos necesita?

Joel rodó los ojos.

—¿No ves que estás demente? ¿Acaso no funcionó ese golpe en la frente? Caray. —y volvió a golpear a Sam en la frente. Más despacio esta vez.

Ella lo empujó.

—Me estás haciendo daño, imbécil.

—El punto es sacudir tu cabeza hasta que se arregle, idiota. ¿No ves que nuestra Ash fresita es una virgen? Imagínate que ella esté con Richard Camacho de esa manera. No. Hay. Forma.

Cerré los ojos antes de volver a abrirlos. Ellos en serio sabían cómo animarme. Y no era sarcasmo. Me acerqué a abrazarlos.

—Son unos idiotas, pero los amo.

—Aww —sonrió Joel—. También nosotros, pequeña roja.

Luego de eso, Joel y Sam se ensartaron en una mini-discusión sobre Richard y yo, que ignoré totalmente. Mi mente y mi corazón no aguantaban esas cosas.

La campana sonó minutos después anunciando el comienzo del primer periodo de clases. A mí me tocaba Química con Richard y estaba aterrada a entrar. Mis amigos tuvieron que acompañarme hasta dentro del salón y me senté en primera fila. Gracias a Dios estaba vacío por lo que podía elegir mi lugar.

Cuando el salón se fue llenando y la profesora llegó, Richard aún no aparecía. Revisé mi celular varias veces, pero no me atreví a enviarle un mensaje. La clase empezó y aún no había señales de él. Luego de quince minutos mi celular vibró, mostrando un mensaje de Richard. Mi corazón empezó a latir rápidamente.

𝖤𝗋𝖾𝗌 𝖴𝗇 𝖢𝗅𝗂𝖼𝗁𝖾́ ✓|| ʀɪᴄʜᴀʀᴅ ᴄᴀᴍᴀᴄʜᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora