Dieciocho

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Al día siguiente comprobé mi celular para ver si Mary me había llamado. Pero no, sólo había varias llamadas perdidas de Richard. Ignoré eso y me levanté para alistarme e ir al instituto. Hoy Richard tenía un partido de fútbol, pero no estaba segura si jugaría ya que Yocelyn estaba delicada.

Con eso en mente, rogué a Dios que nada malo le pasara. Llamé a Mary antes de subirme a mi Vespa, pero no respondía. Como se me hacía tarde, le envié un mensaje y partí al instituto. Al llegar me encontré con mis amigos cerca de mi casillero.

—¡Eh cerecita! —dijo Joel abrazándome—. ¿Dónde está tu ardiente novio?

Hice una mueca sin saber qué responder.

Sam abrió los ojos.

—¿Se pelearon? ¿Qué pasó? ¿Y su cita?

Al instante entre los dos empezaron a bombardearme con preguntas, las cuales no tenía respuesta, por lo que tuve que mentir a mis mejores amigos contándoles una falsa historia de una tonta pelea entre Richard y yo.

—¿Entonces han terminado? —preguntó Joel con los ojos abiertos—. Pero... era una perfecta pareja. Tú toda pelirroja y él...

Sam le tiró un golpe en la nuca.

—¡Auch! —gritó Joel mirando mal a Sam—. Ni siquiera cuando es el penúltimo día de clases puedes dejarme de joder.

Sam hizo puchero.

—¡Los voy a extrañar!

Hice una mueca. Sam se iría de vacaciones con su familia al Caribe. Sí, increíbles vacaciones. Yo me la pasaría encerrada en mi casa sin saber qué hacer. Joel con sus padres visitarían a su familia en California, por lo que era la única de los tres que se quedaba en la ciudad.

Los tres nos abrazamos, olvidando el altercado entre Sam y Joel segundos atrás. Cuando la campana sonó entramos a clases. Sam nos comentó que Zabdiel no estaría porque había surgido una emergencia con una de sus primas. Supe que era mentira y que estaba acompañando a Richard por Yocelyn en el hospital.

Revisé mi celular esperando alguna respuesta de Mary. Pero vi varios mensajes de Richard pidiéndome para hablar. Pregunté si era sobre la salud de Yocelyn, pero él dijo que era por lo otro, así que volví a guardar mi teléfono. No quería hablar ahora sobre eso.

Al llegar a casa y subir a mi habitación, encontré el trabajo que debíamos entregar Richard y yo al día siguiente en Química. Teníamos buenas notas en los exámenes, ya que él me había ayudado, por lo que este trabajo sería una ayuda para sacar un sobresaliente en un curso que nunca pensé sacar eso.

Llamé a Mary, rogando para que Richard no estuviera a su lado. Al tercer timbrazo, respondió.

—Hola, cariño. Richard está preocupado, intentado contactarte pero no se puede ir de aquí.

Asentí aunque no me viera.

—Mary —le respondí a modo de saludo e ignoré lo que dijo de Richard—. ¿Cómo está Yoce?

Ella suspiró

—Gracias a Dios ella está bien. La operación resultó muy bien y ahora está descansando. Cuando despertó y le contamos que la ayudaste con la trasfusión de sangre quiso agradecértelo personalmente, pero no estabas.

Sonreí por lo de Yocelyn, y solté el aliento que estaba aguantando.

—Oh, gracias a Dios. ¡Qué buena noticia, Mary!

Mi corazón empezó a latir rápidamente. La gran pregunta era ¿y ahora qué pasaría? Hice una mueca e iba a hablar, pero Mary respondió.

—Ay, pequeña, por lo que debes estar pasando... Richard te quiere mucho, y lo sabes. Sólo... sólo debes esperar y ver qué te depara el futuro sin presionar las cosas. ¿Me oíste? Y fuera lo que fuera, sé feliz.

𝖤𝗋𝖾𝗌 𝖴𝗇 𝖢𝗅𝗂𝖼𝗁𝖾́ ✓|| ʀɪᴄʜᴀʀᴅ ᴄᴀᴍᴀᴄʜᴏ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora