Estaba tirada en mi cuarto después del último día de clases, es decir, el comienzo del verano. Esa estación del año que quieras o no siempre esperas con ansias cuando te entregan las notas y te dicen que has pasado de curso o que te has graduado. Te guste el sol o no, el tiempo de descanso no te lo quita nadie.
Me di la vuelta en la cama y miré el reloj de mi mesilla. Además de marcar la hora, me decía el tiempo que hacía en mi ciudad, en Melbourne, Australia. Era como las paradas de bus, que además de informarte de la llegada de los autobuses te decían los grados que hacía.
Me daba pereza levantarme, la cama era demasiado cómoda en las mañanas, pero, como siempre en los momentos más tranquilos, me tuvieron que molestar en mis segundos de paz. Mi móvil vibró, estiré la mano para agarrarlo de la mesita, justo al lado del reloj. Era un mensaje de mi padre, ponía que estaba volviendo del trabajo. Mi madre ya estaba en casa desde hacía media hora ¿Cómo lo sabía? Había escuchado su voz en una llamada con un representante de una modelo bajo su sello, no le presté mucha atención tampoco.
No éramos las únicas en casa, mi hermano hacía no más de diez minutos había pasado por mi habitación a molestar, pero había conseguido echarlo satisfactoriamente con el método típico: el fantasma; simplemente le ignoré hasta que se cansó.
Eché un vistazo a todos los mensajes encontrándome uno que esperaba con ansia en cuanto supe que era verano. Ahn, mi primo, me acababa de mandar un mensaje preguntando cuando iríamos. Mi tía vivía en Corea del Sur, su marido era de allí. Al parecer, a la familia de mi madre les gustaban extranjeros. Mi padre era Japonés y mi tío coreano; supuse que era cosa de familia.
Estaba encantada de volver a ayudar en su cafetería, mis veranos se resumía en ello. Un pequeño negocio en Incheon que cada año iba a mejor y no podía esperar a molestar a mis primos también. Amaba el olor del café, más aún si escuchaba a Ahn contándome algún interesante chisme.
La puerta se abrió segundos después de que yo mandara un mensaje de que debía preguntar a mi madre y mi hermano sobre la fecha. Levanté la vista, mi expresión demostraba las pocas ganas que tenía de aguantar a mi hermano en esos momentos. Kenta, iluminado por la luz de su móvil, me sonrió antes de apoyarse en el marco de la puerta.
—Mamá me preguntó si nos iremos mañana o el viernes.
Entró andando sin quitar la vista de la pantalla. Paró frente a mi cama y se despeinó su ondulado y azabache cabello con una sonrisita traviesa. Me fijé en las pecas que pintaban su rostro, idénticas a las mías y que eran heredadas de mi estricta madre. Si en sí la sonrisa encogía los ojos, los suyos ligeramente rasgados casi desaparecían.
Cada día que entraba en mi habitación recordaba que aquel chico de casi uno setenta y dos era mi hermanito de dieciséis. Cualquier creería que la menor era yo, pero en cuento él abriera la boca toda duda sería resuelta.
—No me importa, elige tú—me di la vuelta en la cama y cerré los ojos, estaba muerta de sueño.
A pesar de ser comienzos de verano, ya estaba notando las temperaturas subir, y cada vez tenía más sueño.
—Mañana será, necesito molestar a Ahn cuanto antes.
Concordaba con mi hermano en eso. Ya me estaba imaginando a mis tres primos preparados para molestarme. Sobre todo Ahn, era de mi edad, diecisiete, aunque una quincena más mayor que yo. No sólo era social, era guapo y muy agradable. Gain se llevaba más con mi hermano, seguramente porque sólo era un año menor que él; y qué decir de la pequeña Nara, ¿Siete tenía ya?
Me incorporé de mala manera, no parecía que se fuera a ir. Apoyé mi espalda contra el cabecero y miré a mi hermano mientras bostezaba.
—Mañana entonces.
¡Se había sentado en mi pequeño sofá! ¡Como si fuera su habitación!
—La tía nos pedirá ayuda con la cafetería, ¿nos pagará?
—Se lo diré, no gastaremos el tiempo sin beneficios, ¿cierto?
Reí por la cara malvada que dibujó en su rostro. Mi hermano y yo nos llevábamos bien, nos gustaban cosas similares, y nuestras personalidades eran parecidas también. El problema era que a él le encantaba molestar y yo no era especialmente agradable cuando tenía sueño.
No tardé en proponerle hacer amigos allí, ya que no teníamos ninguno, nos la pasamos pegados a nuestros primos a penas conocíamos a los vecinos. Ademas, yo tenía pensado quedarme allí a estudiar, me gustaba mucho el ambiente. El problema era que mi madre no me dejaría, casi no nos permitía ir en verano a visitar a la tía. Tuve que hacer un pequeño contrato en donde yo era modelo de mi madre cuando me lo pedía y ella nos dejaba ir allí en verano.
—La cena está —mi madre se asomó a la habitación, nos observó en silencio como solía hacer y se fue.
Miré la hora y mi reloj de pared marcaban las diez, me había perdido una tarde entera hablando con mi hermano, algo habitual para nosotros.
Estábamos sentados en la mesa mirándonos entre todos, quedaba una patata frita y una croqueta,mi padre observaba la patata mientras mi hermano la croqueta. Al final cogí la croqueta rápidamente.
—SUGOI (increíble)—dije al ver como mi padre había hecho un movimiento con la muñeca para coger la última patata antes que mi hermano.
Mi padre victorioso comió la patata despacio para hacer sufrir al perdedor de Kenta.
—Llora, no te cortes—dije mirando a mi hermano sonriente.
—Cierra tu boca de mierda.
—Kenta, esa boca...
No me sorprendió para nada el tono seco de mi madre. Ella era una dictadora en casa, papá solía ser su secretario y nosotros los empleados sometidos.
—Perdón—susurró mi hermano sin quitar sus ojos asesinos de mí.
Subí a mi habitación y me tiré en la cama—Debería de hacer la maleta— pensé mirando al techo. Me levanté y empecé a hacer un par de maletas para el verano que me esperaba.
Mi madre, como dueña de una de las empresas de moda más importantes actualmente, consiguió unos billetes para el día siguiente a las seis y media de la mañana; por eso, al ver que eran las doce, corrí a lavarme los dientes y meterme en la cama.
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↬Hasta ahí el capítulo. Los próximos serán más largos.
Hay una gran errata en la historia, es verano en los dos hemisferios. Estaba editándola y me di cuenta ahora; perdón por el fallo. Lo dejaré estar porque tendría que cambiar toda la historia.
Una disculpita hermosa.
<3
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COFFEE-Jeon Jungkook
FanfictionMin ShinRei es una chica australiana con mala relación con sus padres. Todos los veranos viajan a Corea del Sur con su tía y trabajan en su cafetería. Al parecer, ese año, un chico misterioso de pocas palabras solía pasarse a la misma hora por la ca...