Recuerdos de un futuro incierto.

226 18 2
                                    

Conduzco en Shock, ese sentimiento de un futuro incierto que se junta con la terrible sensación de perder a las personas que tanto amas, simplemente horrible.

Detengo el auto, y sin poder contener tantos sentimientos juntos exploto en un llanto de frustración y enojo conmigo misma. Tanto camino recorrido, tantas cosas superadas, tantas personas perdidas, y tantas amadas, simplemente para que todo acabe tan rápido. En un intento por defender y cuidar lo que amo, lo perdí absolutamente todo.

Ese sentimiento de que ya no tienes nada por lo que luchar, nada por lo que vivir, que nada de lo que hagas puede empeorar la situación. Es el que tengo en este momento.

Sigo conduciendo sin dirigirme realmente a algún lado. Buscando algo que me devuelva el sentido, pero no puedo dejar de ahogarme en los bellos recuerdos que no volverán. Esos, que a pesar de las circunstancias, a pesar de este mundo, me dieron esperanza. Esa esperanza que se destruye lentamente con el inmenso sentimiento de vacío que siento en este momento.

En mi camino de penas, me encuentro con un viejo edificio, que se convierte en hogar de una noche. Me recuesto en el piso, esperando que la brisa mecedora de la fría noche me haga dormir, más no logro conseguir nada más que la sensación intensa de querer regresar a mi verdadero hogar, ese hogar que perdí protegiéndolo.

Como un parpadear, la suave pero inquietante brisa de la mañana me despierta, avisándome que un nuevo día ha empezado, Otro día, que no sé qué reparará.

Junto mis cosas, subo al vehículo, y continúo con mi incierto camino, recordando las viejas caras que me hacían sonreír, a quienes amo como mi familia, y por quienes estuve y estoy dispuesta a hacer lo que sea para protegerlos. Recuerdo a Lizzie y Mika, y la promesa que le hice a su padre, en cierta parte, siento que les falle, pero en el fondo siento que hice lo que tenía que hacer para protegerlas. Esto me reconforta un poco

También recuerdo a mis niños, esos que preparaba para enfrentarse en el verdadero mundo que vivimos. Y a cada una de las personas de la prisión.

Ya ha pasado tiempo desde que dejé ese lugar, cada uno de estos días han sido una completa tortura.

Empiezo mi día como los demás, junto mis cosas, como una provisión, busco gasolina, y emprendo mi viaje, pero está vez, con una diferencia, está vez, voy decidida a recuperar lo que perdí, eso que se me fue quitado, mi familia, mi hogar.

Me dirijo a la prisión, la incertidumbre de qué pensarán de mí, si seré aceptada después de lo que hice, y mi mayor temor, si seguiré siendo amada como yo los amo.

Avanzo dejando atrás los árboles del camino, veo como poco a poco me acerco a mi destino, pero el viento de la ventana y el ligero olor a humo, trae con sí un mal presentimiento. Detrás de los árboles que bloquean mi vista, el cielo se ve invadido de un oscuro humo, con el cual viene incluido un sentimiento de que algo malo sucede.

Incremento la velocidad, a la espera de observar lo que parece más que obvio, poco a poco en mi camino, se hace visible lo que temía, escombros y destrucción, frustran mi deseo de recuperar a mi familia.

Miles de preguntas invaden mi mente, ¿estarán vivos? ¿qué ocurrió? ¿Pude haberlo evitado?... Tanta es la impresión, que las lágrimas se niegan a salir, más el sentimiento de impotencia crece cada vez más en mi interior.

Tanto que trabajamos juntos para formar este grupo, que con el tiempo se ha convertido en una gran familia, simplemente, esto no se puede acabar tan rápido.

Doy vuelta atrás, y con valor pienso en mi interior, que debo encontrarlos.

Unos cuántos kilómetros han pasado, mi auto comienza a dar problemas, por lo que decido continuar a pie.

Me sumerjo en las profundidades del inmenso bosque, con la intención de encontrar algo que me devuelva la esperanza, aunque sienta que sea muy difícil.

Camino temerosa, haciéndome las mismas preguntas una y otra vez.

Han pasado 2 días desde que vago en busca de alguien, cada vez se van disminuyendo las posibilidades de encontrar a algún sobreviviente. La esperanza se me ha ido, definitivamente, no los encontraré.

Me recuesto en un árbol, junto mis piernas con mi cuerpo, todo me da vueltas, y sin poder contenerlo más, exploto en llanto. No hay nada que hacer.

Doy todo por perdido, y pienso en mis posibilidades, podría acabar todo aquí, una sola bala lleva consigo todas las penas sufridas estos años, todo el dolor, todo ese sufrimiento, liberado con el simple jalar de un gatillo. Pero algo me dice que debo continuar, que he avanzado mucho como para detenerme aquí. Todo el camino recorrido, todo lo dejado atrás, mi esposo, mi hija, tantas cosas que he superado, todo eso que llevo en mi interior, no se puede terminar tan fácil.

Sigo analizando mis opciones, cuando todo parece nublado, y sin sentido, un sonido me llena de esperanza y miedo a la vez. Un grito de auxilio se escucha en el fondo, sin pensarlo dos veces, corro en busca de la fuente de ese sonido, mientras corro por el bosque miles de cosas pasan por mi cabeza. ¡Por fin! pienso, me deshago del caminante, y con mis esperanzas devueltas, abrazo a Lizzie y Mika.

Recuerdos de un futuro incierto - Carol PeletierDonde viven las historias. Descúbrelo ahora