Buscando A Un Virgen (EDITANDO)

Capítulo 14

—A medias—

Para Dylan una fiesta no era nada, hacían una todo el tiempo, celebraban por cualquier motivo, el motivo de esta noche era yo.

Estabamos en la misma mansión de la otra vez.

Dylan contrató a ordenadores de fiesta, ellos se movían de un lado a otro, la decoración era sencilla y dije que era absurdo haber traído a ordenadores, pero...

—Tranquila Ava, no quiero presumir pero es mi dinero. —Hablo Dylan afable, mientras miraba lo que hacían. —¿Quieres que le pongamos pelotas a las piscinas?

—¿Pelotas?,¿piscinas?, ¿en plural?, ¿cuántas son? —Me callé cuando me di cuenta de todas mis preguntas.

—Si, pelotas. —Se ríe. —y tenemos tres piscinas. 

—Entiendo, esta bien lo de... las pelotas.

...

Ya eran las nueve, habían personas por todos lados, el Dj retumbaba con la música, la mitad bailando y la otra en traje de baño —incluyendome— esperando que me lance primero a la piscina.

—¡Hola Ava!

Saluda una chica que no conozco.
En sí, conozco a un cuarto de las personas que están aquí.

—Hola. —Le respondo.

—¡Feliz cumpleaños!, ¡¿cuántos son?!

—¿He? —La chica expresó confusión en su rostro y cuando iba a hablar de nuevo alguien me interceptó.

Me cubrieron los ojos con una mano, traté de moverme pero me tranquilice cuando reconocí el perfume de cierta persona. A lo poco que se escucha la música, me estaba alejando de la fiesta y luego me soltó.

Giré para encararlo.

—Te ves preciosa.

—Estás guapo. —Me sonroje un poco por mi declaración tan directa. Él sonrió.

—Vine a darte las felicitaciones en persona.

—Me di cuenta.

Ambos estabamos relajados, no nos habíamos visto desde lo que paso en aquel restaurante, todo era por chat.

—Luke... —Me interrumpe.

—Deberíamos irnos a un lugar tu y yo solos. —Propone lascivo.

Que propuesta.

Dos que se gustan, solos.

—El rubio creé que porque es sexy nos va a dominar. Enfocate en lo que buscamos. —Dice el angelito de mi hombro derecho.

—No lo escuches, vamonos de aquí, ¿qué más da? No conoces a nadie.
—Dice el diablito de mi hombro izquierdo.

—No puedo. —El angelito asiente orgulloso. —Esta fiesta la hicieron para mí.

—¿Qué tal cuando termine?
—Pregunta para luego tomar mi mano y depositar un beso en mi nudillos, como el día que lo conocí.

—Estamos perdidos. —Dice el angelito golpeándose la frente con la palma.

—Esta bien, unas horas más y ya.

—Entonces vendré por ti a las once y media, si quieres huir más temprano, solo llama. —Me guiña un ojo y me regresa a la fiesta.

....

Una vuelta, otra vuelta, arriba, abajo.

Le heche un vistazo a mi entorno, me encontré con un Dylan hablando con una chica un poco lejos del DJ, se reían y se llevaban los vasos a la boca de vez en cuando.