One Shots- Queen/BoRhap Cast

125. John Deacon

Advertencia: SMUT

Estabas en medio de uno de tus programas favoritos cuando escuchaste que las puertas del departamento ser cerrada de golpe y pisadas fuertes desde la otra habitación.

"¿John? ¿Eres tú, cariño?" Gritaste.

Lo escuchaste gemir y suspirar muy fuerte.

"Sí. Lo siento, llegué a casa tarde".

"Está bien, bebé. ¿Está todo bien?" Entró en la habitación y se dejó caer primero, horizontalmente, de modo que sus piernas colgaban a un lado. Estaba un poco preocupado por lo que diría, ya que John siempre ha sido el burbujeante y positivo durante toda la relación. John era un amorcito tan tímido que realmente tampoco dejaría que le afectara demasiado, y es una persona muy positiva, por lo que generalmente es el que te ayuda en una rutina. No es que estés más que feliz de ayudar a tu novio a superar sus problemas. Es anormal

"El trabajo fue una pesadilla. Fred y Rog seguían metiéndose en eso, en un momento mientras Roger y yo estábamos hablando sobre una idea de canción, él estaba tomando un trago de agua y Freddie le golpeó el trasero y me lo escupió. Y luego, entiende esto: mientras Brian les hablaba con severidad, las cosas se pusieron violentas y tuve que ser yo quien rompió y se disculpó". Explicó.

Te arrodillaste junto a él y te inclinaste para besarlo en la frente.

"John. Realmente no necesitas hacer eso. Diles cómo te sientes y qué necesitan hacer para cooperar".

Te dio una mirada frustrada. El que hincha el labio inferior y frunce el ceño. Te sentiste un poco mal al respecto, ya que él estaba pasando por problemas tan exasperantes, pero esa mirada era tan genial.

"Sí, pero las cosas pueden ponerse..."

"John". Dijiste severamente. Esperabas que usando tu dominación desencadenaras algo. Algo en su núcleo para actuar instintivamente en su ambiente ceñudo.

Pensó por un segundo y permaneció en silencio. Puede haber sido debido a la intimidación que irradiabas con la mirada implacable en tu rostro, mientras te inclinabas sobre él. Abrió la boca y no salió nada durante unos segundos, luego, finalmente, retumbó con confianza.

"¿Sabes qué? Tienes razón, __________. Merezco respeto y lo conseguiré".

John agarró tus mejillas y atrajo tu rostro hacia el suyo. Dejaste respirar y lo miraste a los ojos. Estaba medio sonriendo y se notaba que estaba mirando tus labios. Te reíste para ti misma cuando él se dio la vuelta y se subió a la cama correctamente. Cuando John fusionó sus labios con los tuyos, colocó una mano en tu mejilla suave y rosada y la otra en la parte posterior de tu cabeza, pasando lentamente los dedos por tu sedoso cabello. Pusiste su mano en tu cara y la otra la dirigiste un poco más abajo. Incluso después de haber estado saliendo durante varios meses, John todavía se pone un poco tímido cuando se trata de cosas de naturaleza asombrosa. Con un poco de vacilación para mantener su mano sobre tu pecho después de haber soltado su mano, y lentamente te derretiste en el beso, formando una sesión de besos calientes. Quitó la otra mano de tu cara caliente y nerviosa, luego la puso en tu otro seno. Se separó de tus labios y comenzó a dejar un rastro de saliva y besos desde la mandíbula hasta la clavícula. En una prisa frenética, comenzaron a desabotonarse las camisas del otro, forcejeando con los botones mientras bajan. John desabrochó tu sostén y lo arrojó a través de la habitación, dejando al descubierto tus pechos desnudos. Mientras masajeaba uno, su lengua trazó hasta tu pezón y lentamente lo rodeó. Cerraste los ojos, echaste la cabeza hacia atrás y mantuviste una mano cerca de su boca y la otra en su cabello rizado. Liberó una mano de tu pecho y subió por tu falda y masajeó lentamente tu clítoris a través de tu ropa interior. No podías controlarlo, jadeaste fuerte y la sensación de sus cálidas manos acariciándote suavemente. Le echaste la cabeza al hombro y suspiraste fuerte. Intentaste lo más que pudiste, incluso mordiéndote los dedos para no hacer ruido, pero simplemente no pudiste. Silenciosamente gemiste en su oído. Ante esto, se rio un poco, sabía que estaba haciendo bien su trabajo.

"Oh, ¿entonces te gusta eso?" Habló suavemente, tratando de sonar tan tímido y despreocupado como pudo con solo una pizca de pomposidad en su tono. Asentiste con la cabeza, respirando hondo y tembloroso. Te temblaban las rodillas con solo tocarlo, no podías soportarlo. Y ese imbécil estaba siendo una burla. Se notaba en su voz que sabía exactamente lo que estaba haciendo y que le gustaba. Le sonreíste y agarraste la polla de John a través de sus pantalones. Estaba sorprendido. Podías sentirlo estremecerse. También te sorprendió lo duro que se había sentido por apenas haber sido tocado. Comenzaste a frotarlo a través de sus pantalones, pero solo por unos segundos. Las puntas de tus dedos apenas lo rozaron mientras su mano agarraba con fuerza las sábanas. Se había detenido, pero solo para hacer una pregunta.

"¿Qué fue eso?" Estaba sin aliento.

"Pude preguntar lo mismo."

Ustedes dos habían pasado unos quince segundos tranquilizándose, cuando se puso de pie. Empujaste a John a la cama con tanta fuerza que podrías haberlo dejado sin aliento. Luego lo atacaste y comenzaste a besarte vigorosamente con él, usando tu mano libre para desabotonarle los pantalones. Simpaste y comenzaste a besar sus mejillas, luego su cuello, luego su pecho. Una vez que pasaste su ombligo, arrastraste tu lengua hasta el borde de sus pantalones. Empezaste a tirar de ellos hacia abajo cuando su polla surgió en tu cara. Le lamiste el eje y sonreíste cuando notaste que echó la cabeza hacia atrás con placer y dejó escapar un suave gemido. Mientras usabas tu mano para masajear su eje, girabas la lengua en la punta de su polla.

"Ohoh, Dios mío." Murmuró, presionándose las manos contra la cara. "V-vas a hacerme ..." Ni siquiera podía terminar lo que estaba a punto de decir. Te reías para ti misma y pensabas: "Este chico no tiene idea de lo que acaba de comenzar".

Te bajaste la falda y la arrojaste al piso, dejándote completamente desnuda. Tus bragas de encaje azul claro colgaban de tus tobillos. John se dio cuenta rápidamente y levantó las piernas para quitarse los pantalones más fácilmente. Cuando John volvió a recostarse, te pones encima de él, sonriéndole mientras acaricias su polla rápidamente. Levantaste la pierna y dirigiste su polla hacia tu clítoris. Te burlaste de él dando vueltas a tu entrada con su longitud dura como una roca. Podías sentirlo retorciéndose firmemente en tu palma mientras lentamente bajabas sobre él. Exhaló de satisfacción y comenzaste a montarlo. Fue un ritmo insidioso. Lento al principio, pero cualquiera de ustedes podría contenerse. John se sentó sosteniendo tus caderas para mantener la estabilidad y apretó su agarre cuanto más profundo fue. Solo la sensación de tu calidez envolviendo su longitud lo volvía loco. Su polla pulsante cada vez más profunda con cada empuje te hizo exactamente lo mismo. Le sostuviste el cuello con fuerza, gimiendo y apenas chillando con cada golpe mordaz. Los dos se estaban acercando, y en este punto ambos estaban calientes, gimiendo, desordenados. Ya le había dejado rasguños arriba y abajo de la espalda, clavando tus uñas en su piel.

"Dios mío, John. Estoy tan cerca". Prácticamente gritaste con espasmódico placer. Con cada golpe, puedes sentir un hoyo en tu estómago crecer y crecer. En el empuje final, habías echado la cabeza hacia atrás y gritabas, una inmensa sensación de placer y satisfacción enviaba escalofríos y hormigueos por tu columna vertebral. Se te puso la piel de gallina y te liberaste de John. Te arrodillaste en la cama, la polla todavía dura como una roca. Aún no se había venido y sabías exactamente cómo ayudar. Abriste la boca frente a su polla y comenzaste a acariciarla. Después de que aceleraste el paso, su respiración se retrasó y su corazón se aceleró. Sabías que iba a suceder pronto.

"Mierda, _________, me voy a correr ..."

Mientras disparaba una carga abundante de semen en tu boca, gimió en voz alta y sostuvo una de tus manos. Te tragaste todo y lamiste el resto de su polla antes de dejarte caer en el lado izquierdo de la cama. John se derrumbó a tu lado y te miró a los ojos. Sus rostros estaban enrojecidos y sudorosos y ambos sentían empapados. Él te sonrió, aun respirando pesadamente.

"Te amo."