X

1.9K 189 24
                                    


Samír se detuvo justo en la entrada de la escuela. Intentó buscar con la mirada a Karma, pero pronto su atención fue captada por dos chicos de al menos 20 años que tenían toda la pinta de asaltantes.

El omega desvió los ojos y retrocedió un paso cuando fue consciente de que ambos hombres lo miraban. No lo admitiría, pero se sentía intimidado, estaba casi seguro de que ambos eran alfas.

Por el rabillo del ojo vió a uno de ellos levantar un teléfono, su cabeza de inmediato pensó en que tal vez estaba tomando una foto, se aterró por el puro pensamiento de estar siendo fotografiado. Su omega se sentía en peligro.

Estaba por esconderse dentro de la escuela cuando un cuerpo delgado le bloqueó la vista. Levantó la vista asustado, topandose con los ojos serios de Karma.

La alfa rodeó sus hombros con un brazo y lo pegó a su pecho obligándolo a avanzar con ella.

—¿Karma?

—Perdón, ¿tardé mucho?

Samír negó confundido e intentando separarse de ella para poder mirar mejor el camino, pero la pelirroja parecía rehusarse a que el omega se alejara de sus brazos.

—¿Qué pasa? Estás muy rara. —se quejó el menor cuando sus pies se enredaron entre sí y Karma tuvo que sujetarlo más fuerte para evitar que se cayera.

La mujer no contestó y en su lugar lo hizo dirigirse hasta un auto gris que estaba estacionado a un costado de la secundaria.

—Hoy te llevaré hasta tu casa, si puedo te llevaré todo lo que resta de la semana.

—¿Qué? Pero ¿por qué?

Karma abrió la puerta del copiloto y le bloqueó la salida manteniéndolo entre el auto y su cuerpo.

Se inclinó haciendo que se pegara más al vehículo y susurró irritada. —Necesito que entres, por favor, no quiero que te vean.

Samír solo pudo mirarla aún más confundido que antes. —¿Mirarme? ¿Quien?

El omega miró instintivamente por sobre el hombro de la alfa, un escalofrío recorrió su espalda cuando sus ojos volvieron a encontrarse con los mismos dos sujetos de antes, los cuales observaban a la pareja fijamente.

Karma lo empujó suavemente de nuevo. —Por favor. —rogó con una mueca preocupada colandose en su rostro. —Por favor, Samír.

El omega regresó a ver a la alfa con sus ojos aún destilando duda, asintió lentamente y subió observando como la pelirroja se apresuró a cerrar la puerta y rodear el auto para subirse.

El auto no tardó en ponerse en marcha, Samír solo atinó a ponerse el cinturón para disimular que su mirada regresaba a los tipos de afuera. Los vió caminar apresurados y girar en una esquina justo en el momento en que Karma cambiaba de carril para dar vuelta en el siguiente semáforo.

—¿Qué está pasando? —preguntó de nuevo, con los nervios queriendo apoderarse de él. Karma no lo miró, manteniendo la vista en frente y observando ocasionalmente a través de los espejos retrovisores.

—No es nada, solo son unos pequeños altercados.

—¿De qué hablas?

—No es nada Samír, nada de lo que tengas que preocuparte.

—Pero-

—Por favor. —interrumpió, Samír la miró con ojos dudosos, pero no dijo nada más, solo observando como las delgadas manos femeninas se ajustaban con fuerza en el volante y en la palanca de cambios.

Di que me aceptasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora