Lentamente abriste los ojos, y los recuerdos de anoche te llegaron como si fueran relámpagos, Ren se despertó pocos minutos después, tu ya te habías duchado y te estabas vistiendo, Ren rodeó tu cintura con sus brazos y te dio un beso en la mejilla -Buenos días, conejita- sonreíste y te diste la vuelta, dándole un pequeño beso en los labios -Buenos días, Minki oppa- Ren soltó una casi inaudible, carcajada, te separaste de su brazos para ponerte el pantalón, lo miraste y cuando fuiste a hablar el se te adelantó -Me gusta mas ese apodo que elefante- dijo en broma, caminó hasta el baño y escuchaste como la ropa caía al suelo, un sonrojo apareció en tu cara -Pensé que no te gustaba ese nombre- ya te habías vestido por completo, agarraste tu celular y viste la hora, eran las ocho de la mañana -No es que no me guste, es que solo los mas cercanos a mi son los que dejo que me llamen así, como mi familia y tu, y a veces los chicos- sus palabras te tranquilizaron un poco, Ren salio de la ducha y lo único que tenia cubierto era su cintura para abajo con una toalla -Si te me quedas viendo mas tiempo voy a pensar que quedaste en un coma- sacudiste tu cabeza y te reíste, apenada, Ren se vistió y ambos bajaron, desayunaron y cuando estaban a punto de irse, Ren te agarró de la cintura y te dio el beso mas apasionado que habías sentido -Sabia que tenias el collar puesto- te dijo, bajaste la mirada y en una mano sostenía tu parte y en la otra la de el -Por supuesto- se despidieron y viste como el carro se alejaba, tu madre se acerco y te susurro en el oído -La próxima vez no hagan tanto ruido- tu cara se puso pálida y caminaste a tu habitación, blanca y roja al mismo tiempo -Mejor juego Outlast- y así hiciste.
