07:00 am.

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Jared-

—Creo que esta es la despedida —digo mirándola.

—¿Seguro llevas todo? ¿No dejaste nada en el baño o algo?.

Miro mi maleta y luego la puerta principal. No quiero irme.

—Puede que sí, déjame revisar —camino hacia el baño y cierro la puerta.

¿Qué estoy haciendo? Estoy consciente de que no olvide nada, he estado tan nervioso que he revisado varias veces mi equipaje por si olvidaba algo.

Simplemente estoy intentando retrasar está despedida, aunque eso no evite que la tengamos. El final trágico de esta historia es inminente.

Salgo del baño y ella voltea a verme.

—¿Olvidaste algo?.

—No, pero tenía que cerciorarme.

—Por supuesto. Así no tendrás que volver hasta acá a buscar nada.

¡Demonios! Debí de dejar algo escondido en algún lugar y sería una excusa para volver a verla. No se me ocurrió. ¡Maldita sea!.

—Si, menos mal —digo frustrado.

Vuelvo acercarme a la puerta principal con mi maleta a un lado.

Estiró la mano hacia la manija y ella no dice nada.

¿Qué estás esperando? No quiero irme sin una despedida real, bueno no quiero irme, pero necesito tener una despedida. Necesito escucharte por última vez.

Abro la puerta y volteo a mirarla.
Tiene la boca tapada con la mano ahogando sus sollozos.

—¡Kat! ¿Estás bien? —me acerco rápidamente a ella.

—Perfectamente —dice sollozando.

¿En serio?.

—Esa mentira pudo haberte funcionado en otra situación, pero estás llorando frente a mí ¿No crees que puedo notar que mientes?.

—¡No estoy llorando por ti! Solo recordé algo que me puso triste —explica. Ajá, y yo me chupo el dedo —¡Solo termina de irte! Una nueva vida te espera y no quiero seguir siendo un obstáculo.

—No pienses así. ¡Claro que no eres un obstáculo! —toco su mejilla —Eres la mujer que amo.

Ella golpea mi mano alejándome.

—¡Cállate! No quiero seguir escuchando tus mentiras.

—No son mentiras. Eres a la única que he amado en toda mi vida.

—¡Vete!.

—No quiero irme y dejarte así.

—¡Solo vete qué de todas maneras terminaré sola!.

—¡No quiero irme pero tengo que hacerlo!.

—¡Entonces lárgate de una vez! —su voz se quiebra.

—No sin antes decirte que una última vez que te amo —cierra los ojos —Y que sin importar dónde esté, mi corazón te pertenece.

—¡¿De qué me sirve ser la dueña de tu corazón?! —me alejo un poco sorprendido por su reacción —¿De qué me sirve saber que me amas solo a mí? Si igual te irás —lágrimas comienzan a bajar por mis mejillas —. Puede que sea la dueña de tu corazón, pero escogiste a alguien más para ser la compañera de tu vida —me dedica una sonrisa triste —¿Ves la diferencia?.

Me quedo sin palabras mirando su rostro.

No encuentro una oración coherente para decirle, nada de lo que diga podrá quitarle certeza a lo que acaba de decir. ¿Cuánto dolor debes de tener acumulado para ver esta situación desde ese ángulo?.

03:15 AM [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora