Capitulo 17

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El ron en mi boca sabía dulce comparado con lo que tenía en mis manos: Los originales, los papeles que contaban lo que en verdad había sucedido, el chantaje al médico forense para que la autopsia diera el resultado esperado y a su lado, el verdade...

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El ron en mi boca sabía dulce comparado con lo que tenía en mis manos: Los originales, los papeles que contaban lo que en verdad había sucedido, el chantaje al médico forense para que la autopsia diera el resultado esperado y a su lado, el verdadero informe, los certificados de defunción, de cremación, el resultado forense de la casa, la cintas de video de las coimas para tapar lo sucedido aquella noche. Si aquello caía en manos equivocadas sería el fin.

Como cambia todo, en un momento puedes estar riendo, jugando y al siguiente, al siguiente lo perdiste todo y ves como tu vida se va, como un tren en la terminal, que arranca sin ti. El silencio es algo frío y la melancolía te atrapa en un invierno soleado. Uno se siente tan solo, tan vacío, mis demonios son lo único que tengo y aunque los encierre en mi mente, en una celda en la inconsciencia, de vez en cuando les abro la puerta y los dejo pensar por unos segundos que son libres.

Son los momentos en los que la soledad y el diablo me abrazan y vuelvo a caer, el sentimiento de incompleto como una canción sin versos y al mismo tiempo tan pleno como la luna llena en una noche de verano. Era estar mal y al mismo tiempo bien, una rara mezcla de sentimientos, una dulce melancolía, una eternidad en la oscuridad, tan inmenso como el océano, tan profundo y oscuro como el universo. Eso era mi pasado, eso era lo que había en mi pecho, en mi corazón. Era un soberano de la noche fingiendo ser...nada, deseando ser cualquier otra cosa.

Cerré los ojos y en algún momento había empezado a llorar, maldito pasado. Cerré la carpeta en mis manos y abrí los ojos, otra vez. Cerrar esta carpeta es ver partir ese tren nuevamente, es perder todo de nuevo. Si hubiera sido más inteligente, si hubiera sido menos sentimental, si tan solo hubiera sido más rápido, si tan solo hubiera sido más...

Y la culpa volvía, cada vez que el viaje al ayer terminaba y mi mente se poblaba de "si hubiera sido..."

Abrí la caja fuerte, la verdadera y metí todo de prisa. Un lazo rojo cayó, aún conserva el moño que ella había hecho ¿Cómo seguir amando a alguien que te lastimó tanto? No fue ella, esa era la respuesta que siempre me daba y era cierto.

Guardé todo y bufé, la verdadera caja estaba en la primera planta, camuflada en el garaje, siendo una columna más, había sido una idea espectacular, a la vista de todos es donde verdaderamente es invisible. Si un día todo caía, si un día venían por nosotros, todos, cualquiera se mataría por atravesar las puertas de la segunda planta, detrás de todas las trabas, que se crean que se han hecho con el motín mientras el verdadero descansa dentro de una columna de mármol. Que se sientan estúpidos cuando no tengan nada en las manos y estén en el corazón de ésta casa, las trabas se activarían y solo serían una mancha más.

Despolaricé los ventanales que daban al jardín, mi bosque se veía tan negro a pesar de las farolas.

— Cuando te atrape...—murmuré para mí mismo — cuando te cacé me quitaré toda la carga de estos años — sentí una mirada en mi nuca y al instante voltee. Sentada en la escalera, una expresión tan fría y curiosa, a veces sentía que tenía una desconocida frente a mí — ¿Hace cuánto que estás ahí? — ¿me habrá visto con la caja?

Bajo Llave | Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora