Capitulo 12

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El pasillo estaba oscuro, al final estaba la puerta entornada de la habitación, dentro había luz

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El pasillo estaba oscuro, al final estaba la puerta entornada de la habitación, dentro había luz. Gritos se escuchaban, gritos y llantos, un ruido se sobre puso al alboroto y luego silencio. Mucho silencio. Con mi mano empujé la puerta, un chirrido de las bisagras sonó por todo el lugar. Allí estaba, su cuerpo tendido sobre la cama, rodeado de sangre y luego, luego ya no estaba y me encontraba solo de nuevo...

— Vin Zi — llamé su nombre — ¡Vin Zi! — grité.

— ¡Jungkook! — escuché su voz, provenía del pasillo, rápidamente me puse de pie y corrí hasta la puerta.

— ¿Vin Zi? — dije desesperado tratando de abrir, jalando del picaporte, sin éxito alguno — ¡¿Vin Zi?! — grité al ver que no podía llegar.

— ¡Jungkook! — algo me sacude — Jungkook ¡despierta! —¿Qué despierte? Y entonces abro los ojos — ¿Estás bien? — escucho, caigo en la realidad. Aquello pasó hace mucho tiempo, mi mundo ahora es esta casa, esta vida. Encuentro tu mirada, preocupada. Ahora tú eres mi actualidad y me encanta.

— Estoy bien — digo estirando la mano para poner un mechón rebelde tras tu orejera, queriendo alejar las imágenes de mi cabeza, tratando de encontrar paz en tus ojos color tormenta.

— ¿Quién era Vin Zi? — tu voz tenía un deje de curiosidad contenida.

— ¿Eso dije? — pregunté, hacía rato no soñaba con Vin Zi y más hablar dormido, hago una mueca quitándole importancia — No sé — respondo al fin — ¿Cómo estás? — pregunto cambiando de tema. La noche anterior habíamos hecho el amor en la cocina, en la sala y en la ducha. Yelin lucía una camisa diferente, esta vez había tomado una, color Borgoña que le sentaba de maravilla aunque para mí se veía más bonita sin nada.

— Bien y ¿tú? — pregunta tímida. Sonreí como adolescente, a pesar de todo me sentía liviano, como si mi alma pesara un gramo y pueda ser llevada a dónde el viento quiera.

—Bien, yo...lo siento por anoche, fui demasiado impulsivo — dije tratando de usar las palabras adecuadas, Me había mostrado ser un desesperado en busca de más, aquella disputa de mandos y controles me había puesto a mil y no la había dejado descasar hasta agotarla.

— Bueno. Sí que sabes agotar a una mujer en la cama...o en la ducha—  tu sonrisa perfecta me relaja, anoche te había sacado en brazos de la ducha en un estado demasiado relajado para mí gusto, aun así las sabanas nos ganaron una vez más dejándome dormido sobre tu pecho, escuchando tu latido.

— ¿Dormiste bien? — cuestiono, una marcas moradas me distraen, abro los ojos en shock — ¡Santa mierda! — exclamó viendo tu cuello y el inicio de tus pechos, sigo la vista hasta tus muslos, el límite de la camisa, allí hay más.

— Si, bueno...tus besos están en mi piel — susurraste con una sonrisa adormilada, eché una mirada más preocupado, soy un bruto, una bestia, me gustaba rudo pero eras muy delicada para eso — créeme, anoche fue hermoso, la pasé muy bien contigo — entonces asiento.

Bajo Llave | Jeon JungkookDonde viven las historias. Descúbrelo ahora