"¿Quién es esa pendeja y por qué mierda la contrataste?" reclamó furioso a Bernardo, el dueño del restaurante.
"Veo que ya conociste a Libertad..." se ríe con delicadeza y se sirve una copa de vino. "Tiene una gracia muy peculiar, ¿no te parece?" lo burló.
"Me parece que es una desubicada que de cocina sabe menos que una rata..." se agarró los mechones.
"¿No viste nunca 'Ratatouille'?" lo interrumpe sonriente. "Tiene potencial, ¿no te diste cuenta?"
"Me di cuenta de que además de robar quesos, es bastante desubicada." rodó sus ojos.
"Es la hija de Medina..." Valentín lo miró como si no lo entendiera. "Medina, el tipo del favor."
"Jodeme que la contrataste porque ese tipo te hizo un favor hace ochenta años..." se agarró la cabeza irritado. "Bernardo, no tenés vuelta, ¿vos queres llevar esto a la ruina?"
"No, no entendés cómo son las cosas..." insistió. "Medina me salvó la vida, así que yo a Medina le debo una grandísima." se encogió de hombros recostandose contra el respaldo de la silla.
"No la pongas a laburar conmigo, desde ya te lo digo..." señaló el calendario con su dedo. "No te estoy pidiendo mucho, ¿o sí?"
Sus miradas se cruzan y los ojos de Bernardo suplican que no lo mate, era evidente que la iba a tener que educar. Valentín lleva sus manos a la cara en señal de frustración y larga un suspiro ahogado lleno de tedio, realmente no quería trabajar con semejante obstáculo en el camino, sentía que estaba para otras cosas.
"Le tenes que hacer como cierta tutoría..." comenta como si fuese algo de todos los días. "Quedate después de hora, yo te aumento el sueldo, la plata no es el problema y lo sabes."
"¿Qué onda? ¿Ahora tengo carita de profe? Ja..." respondió irónico. "¿No queres que la acompañe a cruzar la calle de la mano también?"
"Libertad no es tan mala como parece, tiene un gusto diferente y eso la hace necesaria." Bernardo tenía un sexto sentido impecable, eso lo llevó a donde estaba parado. "Arranca mañana, yo me encargo hoy de ella y después te toca a vos. Te podes ir." señaló la puerta.
Oliva salió de la oficina de su jefe enfurecido, hecho un lanzallamas, y su mejor decisión fue dirigirle una mirada de odio a todo su equipo, pero sobretodo a la famosa Libertad Medina, o ahora más conocida para él como la peor adquisición de Bernardo.
"Apa, es re bravo ese..." acotó Libertad lavando una olla. "Le decís algo y te da vuelta la jeta, ¿a quién se comió?"
"Ese es Oliva..." contestó Yazmín, su compañera. "Es el jefe de la cocina, es de los mejores cocineros del país."
"¿Y si es tan jefe por qué le salen saladas las salsas?" modificó la cita de Los Simpson para largar una carcajada.
"Mira, yo solo te recomiendo que no le busques mucha rosca porque sino te van a terminar fletando tan rápido como te agarraron."
"¿Tan así?"
"Tan así." asintió.
El turno pasó rápido por suerte, si había algo que a Libertad le molestaba era perder el tiempo o sentir que no hacía uso máximo del mismo.
Se puso los auriculares y se subió al colectivo, solo tenía ganas de llegar a su casa. Tenía como una hora de viaje de ida y de vuelta, y a partir de ese momento se iba a volver rutinario, eso sumaba a las ganas de querer tirarse ahí mismo.
"Libi, ¿sos vos?" preguntó su padre con la voz de recién levantado.
"¿Qué pasa? ¿Tenés hambre?" se acercó al marco de la puerta de su habitación.
"¿Cómo te fue?" inquirió con una sonrisa atenuada.
"Creo que bien..." se sentó en el borde de su cama. "Igual me parece que el jefe no me quiere, pero el resto sí, así que ya fue."
"¿Oliva?" ella asiente. "Oliva es complicado, es un chico muy complicado."
"Lindo también..." acotó seria para molestarlo y él solamente le tiró un almohadón, seguido de un ataque de tos muy fuerte, como siempre que se reía. "¿Tomaste los remedios o te volves a hacer el rebelde sin causa?"
"Ya tomé, policía." bufó cruzándose de brazos. "Creo que en el microondas quedó para que cenes, algo así me dijo Denise."
"Supongo que cenaste con ella, ¿o no?" asintió. "¿Y qué cenaron?" su voz estaba aumentando su seriedad gradualmente. "Cenaron cosas que no tenes en la dieta, imagino."
"Yo también quiero comer cosas, viste..." se defendió.
"Si queres seguir comiendo cosas, seguí la dieta, Gabriel..." él odiaba que ella le dijera Gabriel, sentía que fallaba la relación. "Es así de sencillo."
Libertad se levantó y se dirigió a la cocina. Odiaba que su padre hiciera constante caso omiso a que estaba al borde de la muerte todo el tiempo. Pizza recalentada, otra vez. Cerró con enojo la puerta del microondas y empezó a cocinar con unas cosas que tenía a mano.
A Libertad le gustaba cocinar, pero no lo consideraba como su pasión a pesar de destacarse un poco en eso. No entendía la obsesión de algunos con tres verduras y un caldo, para ella la comida no trascendía de un objeto a consumir para satisfacer una necesidad, pero de todas formas no juzgaba las pasiones ajenas siendo ella fanática del arte.
Recordó minutos atrás el chiste a su padre sobre Oliva. El muchacho le parecía lindo de verdad, pero claramente ese carácter le quitaba la belleza intachable de su físico. Estaba convencida de que tenía una linda risa, pero lastimosamente solo logró escuchar esa risa fingida para enaltecer su ego, y de solo recordarlo se puso de mal humor. Ojos azules que le recordaban a la sensación que la poseyó al ver por primera vez "Blue Village" de Gérard Mursic, pero nuevamente recordó la nefasta actitud que había tenido con ella y el resto de su equipo, y por consecuente, la felicidad desapareció.
Oliva era atractivo como pieza de arte, pero todas las piezas tienen un trasfondo, y Libertad era la persona más estudiosa e interesada en las obras que le gustaban.
Si Oliva era una pieza divina, Libertad iba a conocerla a fondo.
🥀🥀🥀
Estoy triste no quiero hablar boe.
Disfruten, ahí arriba dejé la obra de la que hablo.
Si hay algún error dsp corrijo chau.
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𝐜𝐨𝐜𝐢𝐧𝐚 - 𝐰𝐨𝐬
Random"Si tu opinión no es pedida, te la guardas. Acá se cocina a mi manera."