"Estás como..." lo miró de arriba a abajo. "Como raro."
"¿Qué es raro, Bernardo?" preguntó Valentín.
"Hace mucho no gritas, por ejemplo..." revolvió su té. "Estás menos puteador también."
"Actúo como siempre, pero me hacen enojar menos..." negó con la cabeza algo nervioso. "Es eso."
"Ajám, claro." replicó irónico su jefe.
"¿Qué insinuas?" alzó su ceja.
"Nada, ¿qué te pensas? ¿que soy un detective?" rió alto. "No, Oliva, tampoco para tanto." sonrió dando un sorbo a la taza.
"Y bueno, no te entiendo." renegó algo exasperado.
"Todos entendemos menos vos, ya te vas a dar cuenta y te va a caer la ficha." golpeó su hombro.
Valentín se quedó mirando a la nada con el ceño fruncido, pensando. ¿Qué era eso que todos notaban menos él? Su cabeza intentaba razonar con sus actos, o con lo que todos entendían de su accionar, por lo que creyó que tal vez lo mejor fuera actuar como antes, o como todos decían que actuaba antes.
Libertad entró riendo con Yazmín por la puerta de atrás, saludando a todos sus compañeros con un respectivo beso en el cachete, como solían hacer todos los días que iban a trabajar. Estaba linda, bueno, a Valentín siempre le parecía linda. Coleta despeinada con unos mechones que salían por debajo, esos hipnóticos ojos que según la luz cambiaban su color, una sonrisa amplia, tierna y cálida que se dibujaba en su cara, un jardinero azul gastado de jean y el delantal que siempre agarraba de la tercer percha del perchero. Sí, efectivamente estaba muy linda. No, no podía pensar eso porque antes no la conocía, y él tenía que volver a ser el de antes.
"Llegaron tarde..." bufó viéndolas entrar. "Que no se vuelva a repetir." agregó seco.
"Perdón, pasa que Yaz me acompañó a buscar unas cosas a mi casa y nos demoramos un poco esperando el bondi..." se acercó a darle un beso en el cachete, pero él la frenó agarrándola por los brazos.
"No te pedí explicaciones." respondió serio, con la mandíbula marcada.
"Me parecía que te la tenía que dar." retrucó ella con esa misma seriedad.
"Aligueri a pastas y Medina con Palero a salsas..." ordenó serio. "Ahora."
"¿Me estás mandando a salsas?" preguntó extrañada.
"¿Sabes escuchar?" murmuró seco. "Si te digo que vayas a salsas con Palero, creo que te estoy mandando a salsas."
Libertad no quiso entrar en una discusión interminable entre la soberbia y la arrogancia, por lo que bufando se dirigió a la sección de salsas con su compañero Palero tal y como le habían ordenado. Ahora la pregunta que rondaba por su mente era qué había pasado entre ellos dos para que ahora la tratase tan mal sabiendo que ese no era su vínculo habitual.
"¿Por qué no le pones más jengibre?" preguntó Libertad por lo bajo. "Va a cancelar lo fuerte del tomate." Palero la miró dubitativa, él sabía que era una buena idea.
"Yo lo haría, pero Oliva se entera y me corta los dedos." respondió asustado Matías.
"Hacelo y ya fue, cualquier cosa fui yo..." rodó los ojos agarrando el frasco y echándole a la salsa. "Y ponele romero también, va a quedar mejor." insistió.
"No puedo creer que no le tengas miedo a Oliva..." respondió atónito. "No entiendo cómo."
"Es un ser humano como nosotros, no entiendo por qué le tienen miedo." se encogió de hombros.

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𝐜𝐨𝐜𝐢𝐧𝐚 - 𝐰𝐨𝐬
Rastgele"Si tu opinión no es pedida, te la guardas. Acá se cocina a mi manera."