Decidí acercarme, pero pise una rama y aquella cosa se despertó y parecía alarmada, porque un par de ojos grandes y muy azules, más azules que los de Olav, me miraron, levantó sus alas, como si quisiera verse poderoso, y me gruño.
Me quedé quieta, mirando a aquellos azules ojos, quería decirle que no le haría daño, pero no creo que hable igual que yo.
—No te haré daño —dije sabiendo que no serviría de nada, pero sorprendentemente, parecía que me entendía, sus ojos me veían, cuestionando si creerme o asesinarme, si era aquella bestia, podía lanzar fuego de su hocico, pero no lo había hecho por alguna razón.
Solo una criatura podía respirar fuego, mi abuela me la había contado, un dragón, pero los dragones eran un mito, pero aquel se veía tan real, pero si los dragones eran reales, negro, cuatro patas, dos alas negras largas y una cola con dos partes salientes, una furia nocturna.
Pero los ojos no eran verdes, su mirada cambió, sus ojos transparentaban emociones que no podía decir, pero las expresaba mejor que cualquier persona que haya conocido, tenía mucho miedo y dolor, pero no comprendía de donde venía su dolor.
Me acerqué, pero me gruño, as que mostré mis manos, intentando ofrecer paz, no gruñó de nuevo y se desplomó, vi que su lomo se encontraba golpeado, tal vez por una catapulta, tenía una gran flecha atravesando su ala derecha y su cola tenía un agujero.
—¿Qué te hicieron? —pregunté arrodillándome junto a su cabeza, la cual tenía como una coronilla, estaba llena de escamas lo cual la hacía dura, al poner mi mano encima, el dragón, no peleo, se encontraba demasiado cansado para siquiera luchar mi mano—. No se cómo curarte, podría quitarte la flecha, pero te dolerá.
Un leve sonido significaba que estaba de acuerdo, me levante y fui hacia su ala, toque la flecha y gruñó, pero de dolor esta vez.
Tomé mi cuchillo y corté la flecha en dos, rápidamente saqué un extremo de su ala, pero sangre comenzó a salir, corrí por una plantas que ya conocía y las mezclé, conocía esa fórmula con la cual curaba a bastantes caballos que regresaban heridos y la apliqué en el ala, ¿que habrá visto aquel dragón para confiar en mi?
—Deberías estar mejor —dije—. Aunque no se que haré con tu cola.
Descubrí que aquella coronilla eran sus orejas, cuando las levantó rápidamente, mi abuela llamaba, gritaba mi nombre.
—Mi abuela es una amante de tu especie, podría presentártela —pero la forma en la que me miró me indicó que no debía decirle—. De acuerdo, intentaré regresar lo más pronto posible.
Me aleje y vi como el dragón cambió de posición y parecía dormirse, me guié por la voz de mi abuela, para encontrarla preocupada con una vela en su mano.
—¡Kaysa! ¿Donde estabas? Estaba muy preocupada por ti.
—Tranquila abuela, estoy bien, perdón por no haber regresado, me perdí —mentí para no decirle que encontré una furia nocturna.
Ambas regresamos, iba a dormirme, pero tenía tanta curiosidad, sobre aquel dragón y quien más sabría de aquellas bestias que mi abuela.
—Abuela.
—¿Qué ocurre?
—¿Podrías contarme una historia sobre los furia nocturna?
—Pensaba que creías que no eran reales.
—Pero son una buena historia.
—De Acuerdo.
"Hace muchos años, nuestro mundo estaba lleno de dragones, diferentes tamaños, colores y tipos, pero no había ninguno, más veloz, voraz y peligroso, que las furias nocturnas, llamados hijos de la muerte misma, veloces como el rayo, alcanzaban grandes velocidades, criaturas del sur, preferían climas cálidos, eran muy inteligentes, machos y hembras se podían diferenciar, porque las hembras eran más pequeñas y sus ojos azules, todas las furias nocturnas fueron cazadas por un infame cazador llamado Grimel, todas, menos una"...
Mientras mi abuela me contaba la historia de Chimuelo e Hipo, me di cuenta que la furia que se encontraba en el bosque, era una hembra y no pertenecía aquí.
"Y los dragones regresaron a su propio mundo, esperando el momento correcto para regresar, pero hay rumores que los dragones regresaron"
—¿Donde se encuentran?
"Berk"
—Berk es un pueblo abandonado, no hay nadie.
—No hablo de ese Berk, Kaysa, hablo del lugar donde los Berkianos fueron.
El siguiente día, fui de nuevo al bosque para encontrarme con el dragón, se encontraba dormida, al escuchar mis pasos se despertó, ¿podría ser ella descendiente del legendario Chimuelo?
—¿Puedes volar? —le pregunté.
Su herida en el ala ya se había cerrado, ya debía de poder emprender el vuelo, levantó sus alas y las batió con fuerzas elevándose, pero perdiendo el equilibrio y cayendo de nuevo
—Parece que esa cola es más importante de lo que parece —reí—, tal vez pueda crear algo para ayudarte.
Me miró con curiosidad.—Mi abuela me contó la historia de Hipo —parecía que no tenía idea de quién hablaba—. Bueno, a diferencia de mi, el derribo uno de tu especie, perdió una parte de su cola y le reconstruyó otra, podría hacerte algo parecido.
Hizo un sonido que podría significar que estaba de acuerdo.
—No te preocupes, trabajo con caballos, se una o dos cosas sobre esto, aunque será algo complicado, ya que lady Jada, no me dejará hacer nada.
Miró su cola, parecía que intentaba similar que una parte no estaba ahí.
—Debo irme, regresaré con tu cola, ¿estarás bien?
El sonido que emitió me hizo pensar que decía que si.
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El regreso de la bestia
Fanfiction200 años después de los eventos de como entrenar a tu dragón 3, la nueva Berk ha desaparecido de todos los mapas, aquellos vikingos se han convertido en viejos mitos y los dragones han sido olvidados, eso creía Kaysa hasta encontrarse con la bestia...