Mi dragón es la alfa

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—Debe de ser un error —dije—, Luna... —No estaba convencida de lo que decía, pero quería buscar cualquier explicación para que Luna no sea el alfa.


—Deathwind no baja la cabeza ante nadie, hace algunos años, viajé al mundo oculto y esa fue la primera vez que ella bajó la cabeza, debemos...


—¡No! No le diremos a mi padre, no puedo perderla.


—Debes de pensar del peligro que Luna corre, los hombres de Haraldsen, eran cazadores de dragones.


—¿La casa Palver?


—Conozco ese símbolo, ellos son muy peligrosos y ahora saben que tenemos una furia nocturna.


—Luna —dije mirándola, había sido una noche demasiado difícil, mi abuela, Olav y ahora mi dragón.


Terminé abrazando a Altina mientras sollozaba, no quería dejar a Luna y sabía que ella no me quería dejar a mí.


Con mucho sueño bajamos a la aldea antes de que mi padre mandara guardias a buscarme.


—¡Kaysa! —gritó muy, muy molesto— ¡¿Dónde estabas?! ¡Estaba muy preocupado!


—Padre... —dije bajando la cabeza—. Tenemos que hablar —dije mientras mis ojos lagrimeaban.


—Más te vale que me expliques donde estabas.


Entramos a la casa y le pedí que se sentará.


—¡¿Dónde estabas ayer?! —sonaba muy molesto.


—Ayer, Altina y yo fuimos  a Haraldsen.


—¡Haraldsen! ¡Fueron a tierra firme! —gritó.


—La historia de por qué fuimos no importa, pero nos encontramos a mi madre.


Jamás había visto la cara que puso mi padre, tenía todas las ganas de regañarme, pero al recordar a mi madre, parte de ese enojo se desvaneció.


—¿C-como... cómo está?


—Está bien, a salvo, debemos de ir por ella.


Mi padre quería ir, pero no podía arriesgarse a que fueran descubiertos, lo cual había sido una tortura.


—¿Qué más ocurrió?


—Me dijo sobre mi abuela.


—Mi madre... ¿Cómo está? —preguntó preocupándose al escuchar mi voz, se dio cuenta cuando comencé a llorar—, oh...

El regreso de la bestiaWhere stories live. Discover now