La Novia de Mi Mejor Amigo

Capítulo 16

No tuvo que pasar mucho tiempo para que en los pasillos se dejase de hablar de la final del torneo de beisbol, de la corrupción por parte de la alcaldesa de la ciudad vecina o de cómo se llevaron arrestada a la novia de Ban.

Los estudiantes estaban más centrados en los exámenes finales y en la graduación. Los nervios estaban a flor de piel y se palpaba en cada rincón, sin embargo yo era incapaz de borrar la expresión de Ban al ser testigo de cómo su novia se la llevaban presa tras haber extorsionado a tantas jugadoras para lograr conseguir sus egoístas objetivos.

Dolía tanto que costaba respirar.

Gloxinia me envió una edición especial del periódico dónde explicaba, con tan calidad de detalles todo lo ocurrido que me era difícil imaginar que yo había estado implicada en una pequeña parte de la gran montaña de corrupción que había tras la familia de Jericho que parecía estar viviendo una pesadilla. Gloxinia no hizo ninguna mención sobre nosotros como yo se lo pedí. No quería que nadie supiese que nosotros lo sabíamos todo y que estábamos dentro del plan para detener a Jericho y a su familia. Mis hermanos estaban al tanto pero mi padre era mejor mantenerlo al margen, aunque algo podía olerse cuando semanas después los padres de Diane también fueron detenidos.

En cuanto a Diane, es otra de las expresiones que difícilmente seré capaz de olvidar. Pasó varios días en casa de Elizabeth sin acudir a clase y sin ser capaz de mirarme a la cara. Sentía vergüenza por lo que su hermana le había hecho al equipo que no podía hablarme. Al final, tuve que presentarme yo ante ella para que quedase una cosa bien clara: que ella no tenía culpa de nada, que no era igual que sus padres y que tal vez su hermana tuviera una razón de peso mayor para aceptar el soborno. Pero Diane no habló con su hermana, yo tampoco lo hice ni tampoco se lo pedí.

King apenas tuvo contacto con Diane esas semanas antes de finalizar el curso. Le estaba dando espacio y tiempo para que volviera a ser la amiga a la que todos queríamos. Y por fortuna, fue capaz de regresar con una enorme sonrisa el día de la graduación.

Pero lo mejor de ese día sin duda fue que el grupo estaba al completo tal y como lo habíamos prometido. Ban incluido. Y juntos, entramos en el campus listos para decir adiós al instituto, a nuestros profesores y compañeros y a nuestros antiguos yos, para después darle la bienvenida a nuestro futuro. En menos de un mes estaría volando hacia Milán y tenía varios asuntos pendientes que dejar atados antes de abandonar el nido y empezar a construir mi sueño.

****

Las lágrimas no podían faltar ese día. Más de las familias que por parte del alumnado.

Estaba tan nerviosa que apenas aprecié el discurso de la mejor estudiante del curso, pero sí pude unirme a las contagiosas risas al ver los vídeos con divertidas fotografías de excursiones, partidos, exposiciones, eventos, clases... Reímos y lloramos. Muchas de esas fotografías estaban en el anuario con cientos de firmas y dedicatorias que miraría con detalle a cientos de metros de altura.

-Creo que necesitas tomar el aire libre.

No lo creía necesitarlo pero Helbram me sacó casi a la fuerza de la fiesta que tenía lugar en un local cercano al instituto. Caminábamos en silencio, observando las luces de las casas vecinas, el sonido de los grillos mientras la suave brisa de verano nos acompañaba hasta ¿El instituto? Pero Helbram siguió caminando hasta llegar al campo de beisbol.

-Creo que la chica del saco de boxeo se quedó con las ganas de batear ciertas patéticas bolas curvas.- sonreí. Llevaba razón. Si Gloxinia hubiese esperado a la mitad del partido, como le pedí, me habría quedado a gusto bateando sus lanzamientos pero no podía esperar. La alcaldesa estaba sospechando y era mejor actuar antes de que pudiera lavar sus manos destruyendo pruebas - ¿Te apetece jugar?