11 ~La colina.

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Fuimos de la primera planta luego de dar un recorrido por toda la casa, los recuerdos que tuve eran muy simples y en lo particular, no me parecían que fueran de suma importancia pero me ayudaban a entender más mi pensamiento, me conocía más en cuanto a mi infancia y parte de mi adolescencia. Nos sentamos en uno de los sillones de la sala. Los muebles seguían aquí y en el mismo lugar de siempre pero estaban siendo protegidos por un hule transparente. Eran tres sillones rodeando una mesita de cristal justo en medio de estos, y en frente yacía una chimenea con estructura de piedra. Un recuerdo llego de pronto.

-La nieve es tan blanca... casi tan blanca como tu piel. -Sonrío. Un niño de diez años, lleno de tanta inocencia y tan ingenuo.

Estábamos sentados junto a la chimenea, era invierno por lo que hacía mucho frío además de que caía nieve durante toda esta época del año.

-Tal vez... pero también es linda, casi tan linda como tú, pequeño Jiminnie. -Acarició mi mejilla con la fría palma de su mano.

Era un recuerdo un tanto corto. Sin embargo, recuerdo la sensación tan cálida y acogedora como si lo hubiese vivido un día antes.

-Bueno, creo que ya descansamos un poco. ¿Te sientes bien? -Preguntó preocupado.

-Claro, hyung, no se preocupe por eso. -Sonreí.

Nos pusimos de pie y él me tomó de la mano mientras me miraba. Había algo en aquella mirada gatuna que me decía que me preparara para lo peor. Eso solo lograba hacerme sentir inseguro y nervioso.

-Jimin, en cualquier momento del recorrido teníamos que ir a la colina. -Le miré sin entender. -Quizás luego de que probablemente recuerdes todo o casi todo, me odiaras así que quiero que sepas que mi amor por ti fue real.

-Hyung, está haciendo todo esto muy extraño. Sé que tuvimos un pasado juntos pero yo aún siento como si lo hubiese conocido desde hace apenas unas cuantas semanas. Aún no termino de familiarizarme con usted del todo.

-Sí, tienes razón, de todas formas, lo quería decir. Y también, yo contaba con que en algún momento íbamos a separarnos aunque no sabía que sería tan pronto.

Sonreí y le abrace. Se sentía tan cálido, acogedor, demasiado bien a decir verdad. Quizás yo decía que recién comenzaba a conocerle porque no tenía recuerdos con él pero mi cuerpo conocía al contrario, conocía su calidez, su comodidad, como si de toda una vida nos conociéramos y bueno, esta casa, el campo y la colina, decían que eso era cierto. Me separe del abrazo y acaricie su mejilla a la par que le miraba con cariño, mi corazón se aceleró y lo supe, él era la persona que mi corazón quería. Él pegó mis labios a los suyos, en esos momentos correspondí a su beso, sus delgados y finos labios acariciaban apenas los míos a un lento ritmo mientras que sus manos acariciaban mi cintura. Fue cuando supe que mi corazón dolería si él se fuera de mi vida aunque fuese por unos pocos días, por un par de meses y moriría si se fuera para toda la vida, pero de ser así, esperaría que en nuestra próxima vida chocáramos de nuevo.

Salimos de la casa por la puerta trasera. Lo primero que vi fue un jardín un tanto descuidado y a lo lejos, detrás de muchos árboles, sobresalía una gran colina con un árbol encima de esta, ya bastante crecido a como lo recuerdo. Aunque cabe destacar que mis recuerdos sobre la colina no son bastantes fiables.

-Bien, Jimin. Probablemente, recuperes todos tus recuerdos. Solo quiero que sepas que estaré contigo y que tienes todo el derecho a odiarme.

-Hyung, no veo porque le preocupa tanto. Son solo recuerdos, vivencias del pasado. No importa lo que ha hecho en el pasado, jamás podré odiarle.

-Siempre has sido así. -Sonrió y dejó un beso sobre mi frente.

Comenzamos a caminar y si bien no era un camino muy largo tampoco era tan corto. Pasaron los minutos y fue cuando Yoongi decidió hablar.

-El día en el que decidimos que esta sería nuestra colina, fue muy especial. Recuerdo que tu mamá no te dejaba ir más allá de estos árboles porque decía que era muy peligroso pero entonces, un día de los muchos en los que tus padres no estaban, ambos decidimos ir más allá de los árboles, fue entonces cuando descubrimos la colina y nos divertimos tanto que decidimos que era nuestra, además de que casi nadie venía aquí. -Sonrió soltando una leve risa. -Volvimos en la noche a tu casa. Fue el primer atardecer que vimos acontecer estando ahí y la primera noche viendo las estrellas hasta tarde, en esa colina. Aquel árbol en la cima de ésta estaba más pequeño en aquel entonces. Él ha crecido, al igual que nosotros.

Lo decía con cierta diversión y también con nostalgia. Quizás extrañaba tanto aquellos tiempos en los que lo único que debíamos de hacer era ser felices, jugar y hacer amigos. Al llegar la colina él me miró sonriendo con diversión.

-Quien llegue al último será un huevo podrido. -Rió y comenzó a correr. Sin más, también corrí detrás de él pero por mucho que corriera él seguía llevando la ventaja.

Al llegar él estaba viendo hacia donde se escondía el sol y yo me recargue en el árbol intentando regularizar mi respiración. Cuando ya pude hacerlo me puse a lado de Yoongi hyung, desde aquí se podía ver un plano general de todo el territorio. Para cuando menos me di cuenta, ya era tarde y llevaría más tiempo porque me sentía tan cómodo estando aquí, se sentía como si el resto del mundo ya no importara o mejor, no existiera.

-Hyung, esto es hermoso. -Dije maravillado con lo que mis ojos veían.

-Lo sé, se siente tan relajado.

Nos sentamos debajo de aquel árbol, el sol estaba justo arriba de nosotros y la sombra del árbol nos cubría a la perfección. Quería quedarme el resto de mi vida aquí, en un lugar que se siente tan familiar, tan reconfortante. Un lugar que te asegura felicidad y consuelo. Quería quedarme aquí por siempre.

-Hyung, me siento tan cómodo. -Recargue mi cabeza en su hombro y cerré ligeramente los ojos.

-Claro que sí, mi Mochi. Hoy ha sido un gran día, ¿no crees?

-Sí, hyung, aunque no se adelante, las cartas pueden cambiar en cualquier momento. -Mencione, temiendo por los recuerdos que pronto comenzaron a atacarme sin compasión.

Cuando nuestras vidas chocaron [MYG×PJM].Donde viven las historias. Descúbrelo ahora