XIV ° Sonrisa carmesí °

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...

 Se encontraban nuevamente en la cama del mayor, siendo presas de sus impulsos, disfrutando el sabor del otro y aumentando cada vez más su temperatura corporal. La castaña se desvestía con ligereza, entregándose por completo a las caricias y besos del mayor, el cual era rudo y desvergonzado.

 Pronto ambos se encontraban cubiertos solo por las sabanas mirándose fijamente, el castaño se había tomado unos segundos para admirar a la pequeña muchacha, la cual era iluminada tan solo por una lampara de noche que él había encendido minutos atrás.

 El cuerpo de Ágata temblaba debajo suyo, parecía rogarle que la destrozara, y sus ojos, nuevamente sucedía aquello, ese azul intenso que lo devoraba. La menor lo tomo del rostro y lo acerco a ella con suavidad para besarlo, el beso era suave pero no tardo en volverse doloroso, ella le había dado una pequeña mordía lo suficientemente fuerte para hacerlo sangrar.

 Alastor se separó para saborear su propia sangre, y sonriendo maliciosamente se volvió a pegar a la de ojos zafiro, abriéndose camino entre sus piernas, entrando en ella sin previo aviso, robándole gemidos de dolor y embistiéndola salvajemente.

 La menor lo disfrutaba y ante los ojos del castaño parecía ser otra persona, notando como sus cuerpos se rogaban el uno al otro el no separarse. Jamás había sentido tal atracción y deseo por alguien, como si fuera poco ella le rogaba que la dañara, era como si conociera sus más profundos y enfermos deseos. Alastor lo quería todo de aquella mujer, seria suya y la tomaría por completo, hasta la última gota.

Horas más tarde...

 Los primeros rayos de sol acariciaban suavemente el rostro de Alastor, abrió con molestia los ojos mientras extendía su brazo en busca del calor ajeno, sorprendiéndose al notar el frio espacio vacío, ya que estaba solo en la cama.

 Se sintió algo extraño, pero se levantó en calma, colocándose sus lentes y colocándose su pijama, mientras pensaba en lo que había pasado en la noche, los músculos le dolían y estaba seguro que tenía varios rasguños en su espalda debido al ardor en esa zona. Sonreía para sí mismo mientras pasaba su lengua por la mordida en su labio inferior.

- Por suerte hoy no trabajo, los muchachos habrían estado insoportables – suspiro dirigiéndose a la cocina.

 Al llegar a la cocina se encontró con la castaña preparando un desayuno para dos bastante abundante. Llevaba su pijama, pero la camisa estaba mal abotonada, parte de ella estaba dentro del pantalón y dejaba al descubierto parte de su hombro donde se notaban algunas marcas, su cabello estaba recogido de manera desprolija y en su cara se veían unas leves ojeras de cansancio. El mayor no podía quitarle la vista de encima, aunque era un completo desastre, estaba preciosa y no lo iba negar.

- Así que madrugaste, y además preparas el desayuno, creo que si debería hacerte mi esposa – hablo burlón el castaño mientras se acomodaba en la mesa.

- Eso definitivamente no sucederá – soltó Ágata mientras disimulaba el sobresalto.

- Entonces... lo de anoche... - hablo pausado el mayor con una expresión pervertida.

- "Creo que muchos lo llaman sexo" ¿te suena? – contestó dándole la espalda para no revelar su evidente sonrojo.

- Touche señorita, bueno admito que fue inesperado, resultaste ser un muchacho seductor – rió mientras se levantaba para poner las cosas en la mesa.

- Cállate y toma tu café, no tengo fuerzas para pelear – soltó mientras frotaba el hombro que el mayor le había mordido.

- Oh, discúlpame por eso, me deje levar, la verdad yo también estoy bastante maltratado – comentó antes de dar un sorbo al humeante café.

ENTONCES, ¿ES UN TRATO?  (Alastor x Reader/OC) [Finalizada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora