Ante los ojos de Roma | [Roma #1]

Prólogo.

Si nada nos salva de la muerte, al menos que el amor nos salve de la vida.
—Pablo Neruda.

Hay un punto en la vida en el que te preguntas ¿cuál es mi propósito?, yo lo hice muchas veces y realmente no llegaba a ninguna respuesta. Cuando tienes una vida relativamente fácil nada te perturba, las cosas marchan bien, pero marchan de manera plana, nada le da emoción a la vida. Yo quería esa emoción, quería esa chispa que me diera un propósito...

Nunca esperé que esa chispa fuera el detonante que cambió mi vida para siempre. Mi propósito estaba escrito hace años y solo tiene un nombre. Mafia.

Muchos creen que el amor es una necesidad, que necesitas de él para vivir. Las primeras personas que me amaron fueron mis padres, siempre fuimos una familia, siempre estuvimos los tres. No creí necesitar más amor, pero a veces llega a tu vida sin ser llamado y te muestra que todo lo que creíste saber antes estaba errado.

Llega esa persona que te sacude el alma y te deja en un lugar completamente distinto. Lo escuchas en cada canción, lo sientes en cada melodía. Cuando sientes la brisa del viento piensas que es él acariciando tu piel, lo sientes en cada bala que sale de tu arma y en la adrenalina al escapar. Cada vez que subes al techo más alto y las estrellas te miran, sientes que es él mirándote, apreciando cada parte de tu ser.

Dicen que el primer amor no se olvida, en lo personal creo que es totalmente correcto, pero supongo que en mi caso no puedes olvidar un amor marcado por la violencia, las mentiras, los asesinatos, la mafia y el poder. Lo curioso es que eso nos rodea, pero él y yo eramos puros, nuestro amor era puro, ambos fuimos almas inocentes a quienes obligaron a manchar sus manos de sangre.

Las historias de amor cuentan lo bello, yo lo contaré todo, pero hay que retroceder un poco, unos cuantos meses. Mi historia, nuestra historia, empezó a hace un tiempo, por suerte tenemos un testigo.

Nuestra historia ocurrió Ante los ojos de Roma.