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Desde que Jae había comenzado sus clases en la Universidad, había sido muy difícil ver a su novio, porque cuando él entraba a clases y estaba ocupado, Brian estaba libre y cuando Brian entraba a clases y estaba ocupado, Jae estaba libre, sus horarios no coincidían. Ya no podían encontrarse a las doce con treinta como en el pasado, las clases los agotaban. Los fines de semana, eran los únicos días en los que se podían encontrar y, para su suerte, no era suficiente.
—Agh, Jae, quita esa cara. El mundo no se va a acabar. —JiMin se quejó.
—Pero... Apenas es martes y quiero verlo.
—Brian te convirtió en todo un romántico.
—Tú eres peor cuando se trata de Kevin.
—¡Claro que no!
—¡Claro que sí! —Exclamó Jae. Pasar tanto tiempo con JiMin le hacía mal, ella lo volvía infantil... Bien, aún más.
—Si tanto se extrañan, ¿Por qué no se mudan juntos?
—¡¿Mudarnos juntos?! No, no, no. Apenas vamos a cumplir tres meses, sería demasiado apresurado.
—Entonces, ya no sé qué más decirte.
Jae suspiró.
—¿Por qué Brian tiene que vivir y estudiar casi hasta el otro lado de la jodida ciudad?
—¡Pero Jae, Brian vive a veinte minutos de tu departamento!
—¡Es muy lejos! Espera, ¿Cómo sabes que vive a veinte minutos del departamento? —Interrogó.
—Tranquilo, Chernóbil. Kevin vive con él, ¿Recuerdas?
—Ah, es verdad.
—En fin, ve a tus clases, iré a las mías. —Bien, nos vemos más tarde. —Se despidió y ambos fueron a sus respectivas aulas.
El tiempo parecía odiar a Jae, ya que, las clases se sentían como una eternidad, eran muy aburridas y todo lo que los profesores decían, ya lo sabía. Era gracioso, él era un tonto en la preparatoria, pero al entrar a la Universidad, decidió concentrarse en sus estudios y terminó siendo de los mejores en sus clases.
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