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Ya habían pasado al rededor de tres meses y ambos seguían yendo al mismo sitio para pasar el tiempo. Solían regresar a casa a las dos, o a veces, a las tres, sus padres no se habían dado cuenta y esperaban que en un futuro tampoco lo hicieran.
—Bien, tal vez sí me parezco un poco a Chicken Little.
—Te traje algo... —Brian decía mientras trataba de no reír.
—¿Qué es? —Preguntó emocionado —, ¿Un obsequio?
—Algo así. —Rió cuando tomó su mochila, abrió una bolsa pequeña y sacó unas gafas redondas.
—¡Ni lo pienses!
—¡Por favor, sólo una vez!
—¡No usaré esas gafas, me veré aún más como Chicken Little!
—¡Una vez, sólo una! Vamos, me gusta Chicken Little y tú luces como él.
Jae se sonrojó un poco, tal vez estaba entendiendo mal pero no le dio importancia al tema y cedió a usar las gafas.
—Bien, las usaré, que quede claro que lo hago porque quiero, no porque tú me lo pides. —Bromeó y trató de tomar las gafas pero Brian las alejó.
—Déjame hacerlo. —Sonrió y miró a Jae, quien sólo asintió y cerró los ojos por si a Brian se le ocurría picarle los ojos con las varillas de las gafas, sabía que no era muy probable pero aún así lo hizo.
Brian se limitó a observar el rostro contrario, sus padres lo matarían si veían la manera en la que él miraba a Jae en ese momento. Le colocó las gafas y sonrió en grande al notar que su parecido a Chicken Little aumentaba considerablemente.
—¿Cómo me veo? —Jae abrió los ojos.
—¡Como Chicken Little!
Jae sacó su teléfono y rápidamente se tomó una fotografía para observarse mejor y después eliminarla.
—Yo podría hacer un buen cosplay de Chicken Little. —Guardó su teléfono y giró su cabeza en dirección hacia Brian, quien al instante tomó una fotografía con su propio teléfono —. ¡Si no eliminas eso ahora voy a matarte! —Exclamó mientras trataba de quitarle el teléfono al chico de enfrente que solamente reía divertido y tomaba sus cosas.
—Ya son las tres, deberíamos irnos antes de que nuestros padres se den cuenta de que no estamos en casa.
—¡No iremos a ningún lado hasta que elimines eso!
Se acercó peligrosamente al rostro contrario.
—En tus sueños Jae. —Se burló del mayor y logró esquivarlo para salir corriendo —, ¡Mañana te tocan las bebidas! —Gritó y rápidamente desapareció de la vista de Jae, quien suspiró y golpeó levemente su pecho, su corazón latía a gran velocidad. Tomó sus cosas y comenzó a caminar lentamente.
