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—Hey Jae... Jae... ¡Jae! JiMin golpeó la mesa que ambos compartían en su salón de clases, asustando a Jae y haciendo que saltara ligeramente.
—¿Qué te pasa JiMin?
—¿Qué me pasa, dices? —Preguntó con ironía —. ¿Qué te pasa a ti? Todo el día has estado en las nubes con esa cara de estúpido enamorado.
Jae sonrió, JiMin lo conocía demasiado bien como para saber qué significaba eso.
—¡¿Quién es?! Preguntó exaltada, en los ocho años que llevaban de conocerse, era la primera vez que a Jae le gustaba alguien de tal manera que parecía más estúpido de lo normal.
—¿Recuerdas a Brian?
—¡OH, JAE! ¡LO SABÍA! ¡SABÍA QUE HABÍA ALGO ENTRE USTEDES!
Sí, claro que JiMin sabía acerca de la sexualidad de Jae, ella fue la primera en enterarse y apoyarlo. Aunque no lo vivió en carne propia, sabía que descubrir que te gustan las personas de tu mismo sexo no era nada fácil, y mucho menos contárselo a tus seres queridos, por ejemplo; a tus padres. Era algo que llevaba tiempo, y por supuesto, Jae necesitaba el suyo.
—JiMin, no grites. —Negó en desaprobación.
—Lo siento, es sólo que me emocioné un poco.
—Verás, ayer... —No pudo terminar de hablar porque JiMin lo había interrumpido.
—¡Oh por dios! ¡¿Qué pasó ayer?!
—JiMin, no grites.
—Lo siento, sigue.
—Ayer Brian me acompañó a casa y...
—¡TE ACOMPAÑÓ A CASA!
—¡NO GRITES! —Exclamó pero bajó la voz cuando notó que varios de sus compañeros de clase los miraban extrañados.
—Lo siento, lo siento, puedes seguir.
—Bien, papá y mamá no estaban así que lo invité a pasar y-
—¡¿Lo invitaste a pasar?! —Preguntó esta vez en un susurro.
—Sí, charlamos algunas horas más y al momento de irse, él regresó y...
—¿Regresó, y? ¡Vamos Jae, termina de contarlo!
—¡Es que es vergonzoso!
—¿Qué hizo? —Preguntaba con una gran y emocionada sonrisa.
—Él... Me besó... —Dijo en un susurro que JiMin apenas pudo escuchar.
—¡¿Que hizo qué?! —Exclamó nuevamente en voz alta observando cómo su mejor amigo escondía su rostro con ambas manos.
