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~Jimin~

Después de que los chicos se hayan ido, se encerró en su habitación con llave. Tenía miedo de que ese hombre volviera, no pudo dormir nada esa noche. Sintió esa extraña sensación de que alguien estaba mirándolo, aunque las cortinas estaban cerradas y las luces apagadas sentía que alguien lo estaba vigilando, haciendo que quedara despierto toda la noche.
Cuando el reloj marcó las 3:00 a.m. se levantó a preparar un café para luego volver a encerrarse en su habitación. Varias veces pensó en llamar a Jin o Namjoon para que vinieran a acompañarlo. Pero no quiso molestarlos. Debía ser fuerte y aguantar. Aunque estaba temblando mientras pensaba esto, no se atrevió a llamarlos. Tenía miedo de contarles y que por su culpa ellos estén en peligro. Nunca se perdonaría si algo les llegara a pasar.

Se acostó en su cama mirando el techo, pensando en alguna manera de salir de esta situación sin apeligrar a nadie.
Su mejor opción era ir con la policía, sin que nadie lo sepa. Aunque no sabía si funcionaría debía hacer algo. Así que decidió ir temprano.

Jimin miró el reloj que marcaba las 6:35 a.m. El tiempo pasó volando mientras pensaba lo que le diría a los oficiales.
Sabía que si ese hombre era de la mafia probablemente tenía a todos comiendo de su mano. Pero no quería simplemente esperar a que ese hombre vuelva y lo mate. Debía por lo menos intentar hacer algo para evitar eso.
Estaba nervioso, tenía miedo y no tenía a nadie que lo protegiera.
Sus manos sudaban y temblaban levemente mientras caminaba por las frías calles de Seúl. Pensando en que debía haber por lo menos una persona quién pudiera ayudarlo a alejar a ese hombre de él.

Nunca olvidaría la mirada morbosa y llena de malicia que le dedicó mientras lo acorralaba contra la pared.
No había ni una pizca de cordura en su mirada. Esa mirada que lo hizo estremecer sintiéndose indefenso.

Llegó a la estación de policía y se quedó afuera mirando hacia el interior del edificio. Veía como los oficiales entraban y salían con sus uniformes.
¿Podía confiar en ellos?
Se estremeció al sentir la fresca brisa acariciando su pequeño cuerpo.
Se sentía solo y desprotegido en medio de la oscuridad. No sabía si debía confiar en ellos, pero no tenía otra opción.

-No te arrepentirás
...todo saldrá bien-murmuró para sí mismo. Avanzando hacia la entrada.

-Buenos días -Saludó un oficial que parecía el más joven del lugar-¿En qué podemos ayudarte?-preguntó amablemente.

-Buenos días, quisiera hacer una denuncia-respondió dudoso. No sabía como empezar a contar lo que le había sucedido.

-Claro, sígame por aquí-dijo el oficial guiándolo hacia su oficina-tome asiento por favor, dígame, ¿qué pasó y a quién quiere denunciar? -preguntó una vez que tomaron asiento.

-Un hombre entró a mi casa y me amenazó, dijo que iba a matarme -dijo tratando de explicar su situación-
Realmente no sé quién es, ni siquiera sé su nombre. Pero dijo que volvería a buscarme y tengo miedo de que está vez realmente termine matándome.

Sus manos no dejaban de temblar y el oficial lo notó. Por lo que le ofreció una taza de café.

-Tranquilo, esto te ayudará a calmarte.-dijo pasándole la taza.

-G-gracias- tomó un sorbo de su café tratando de controlar sus temblorosas manos.-Por favor, dígame ¿qué debo hacer?-preguntó afligido haciendo que el oficial lo mire preocupado.

-Es difícil identificar al agresor sin tener ninguna información. ¿No recuerdas nada? -preguntó volviendo a su lugar.

-Era alto y grande. Tenía tatuajes en el cuello-dijo tratando de recordar algún detalle que pudiera ayudar-pelo negro...-susurró soltando un suspiro afligido ya que recordar ese momento lo hacía sentirse débil.-es lo único que recuerdo, estaba tan asustado que no pude mirarlo bien-dijo negando con la cabeza repetidas veces. Mientras el oficial anotaba algo en su libreta.

Rosa NegraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora