Capítulo Nueve

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En la iglesia habían 5 ataúdes, de las 5 chicas que algun vez estaban llenas de sueños, que alguna vez reían como si no hubiera mañana, que alguna vez estuvieron llenas de vida.

En orden, cada una de sus compañeras de salón, ponían una rosa blanca que le daban las hermanas se la ponían a alguna de ellas, todas estaban tristes, todas tenían lágrimas en los ojos.

Jennie se acercó a Rose, está estaba pálida, con los ojos cerrados y sin expresión alguna en su rostro, no podía creer que aquello estuviera pasando, aquella chica que soñaba con graduarse, que soñaba con ser libre, ahora estaba muerta a su corta edad.

— Lo siento... —Susurro con un nudo en la garganta, trataba de no llorar sin embargo aquello era imposible, lágrimas caían por sus mejillas — Lo siento en verdad lo siento

Se sentía culpable de ver a su amiga en ese estado, se seguía disculpando con ella, por haberla dejado sola, por haber dejado que eso le sucediera.
Puso la rosa en su tumba, llena de culpabilidad, salió de la iglesia, no podía estar ahí sin dejar de sentirse mal, sin desear ella estar ahí en vez de ellas.

Caminaba lejos de la iglesia, con cuidado de no perderse puesto que habían rentado una iglesia, no habían podido hacerlo en la capilla del internado, con la mirada baja, con las mejillas mojadas por aquellas lágrimas, con el sentimiento de culpa en su pecho caminaba por el lugar.

Bajo las escaleras, pero un escalofrío en su espalda, hizo que notará que el Espíritu de Lalisa estaba al lado derecho de las escaleras, la castaña fingió no verla y camino por el lado contrario con miedo.

Sus pasos eran rápidos, pero Lalisa seguía caminando detrás de ella.

— He tenido suficiente, ya no me importa nada más —Sus ojos cristalizados y sus pensamientos en voz alta, era lo que caracterizaba en aquel momento a la chica, levantó la mirada notando que el fantasma de Lalisa estaba delante de ella— Estoy cansada, llévame cómo las otras...

Su mejilla era tocada por la pálida mano de Lalisa, a la castaña no le importaba nada más, aquello había sido una súplica no quería sufrir más, viendo cómo sus amigas desaparecían una por una.

Y como las veces anteriores, el cabello de Lalisa empezó a moverse, se acercaba lentamente a ella, aunque está vez se acercaba directamente a los labios.

— Liberame de esta maldición... —Había sido todo, el fantasma la había dejado sola, haciendo que Jennie volviera a la realidad, a su cruel realidad.

El día había sido lento para la castaña, había pasado su tarde llorando hasta quedarse dormida. Hasta despertar en la noche y volver a tener una alucinación con Lalisa, que la había llevado hasta el ático donde se guardaba la foto.

El reloj marcaba casi las doce, Jennie estaba apuntó de besar aquella fotografía, sin embargo alguien había quitado la foto impidiendo que esta la besara.

Jennie abrió los ojos, ya no se sentía confundida como las otras ocasiones, pero una nueva duda había surgido ¿por qué la foto no estaba ahí?

Miró hacia atrás, mirando a una chica de suéter blanco, en pijama, con una mirada sería y cabello naranja.

— Abre tus ojos, la de la foto no soy yo.

Al escuchar eso abrió sus ojos de sorpresa y cayó al suelo, había pensado que era una alucinación sin embargo tenía a la verdadera Lisa delante de ella.

— ¿Lisa?

La peli-naranja tomó su mano para llevarla fuera de ese ático, dejó la foto por cualquier lugar y se llevó lejos a la confundida Jennie quien aún no salía de su shock.

Era muy tarde, así que las hermanas no estaban haciendo rondas nocturnas, se quedaron afuera de la habitación de Jennie, la cual no estaba tan lejos de la de Lisa.  Estaban a un metro de distancia, mirándose a los ojos.

— Tienes que creerme, no hice nada— Lisa miró hacia otro lado—  Es solo que yo tuve...tuve un sueño extraño —Confesó Lisa a Jennie quien escuchaba atentamente después de meses había vuelto a escuchar su voz.

— Estaba esta chica, estaba flotando en el agua y me dijo: "Liberame de esta maldición" —Al escuchar eso, Jennie se sorprendió más, era la misma frase que solía escuchar cuando tenía alucinaciones con el fantasma que se parecía a Lisa.

— Esa chica, luce igual que yo, haciendome creer al inicio que era yo, aunque, me di cuenta que se trataba de otra persona — Lisa suspiró fuertemente— No pude sacar su voz de mi cabeza— La chica se veía realmente estresada sobre el asunto, tenía ojeras bastante marcadas en su rostro— He pensado que quizás estaba bajo alguna clase de maldición... Pero cuando escuché que las chicas que vieron esa foto murieron una tras otra...

— Entonces ¿Quién es la chica de la foto? — Lisa se acercó a Jennie, ya no estaban tan lejos, pero tampoco estaban tan cerca.

—  Por favor, ayúdame — Sus ojos estaban al borde de las lágrimas— Quiero que me ayudes a resolver el misterio de esta chica... —La voz de Lisa era de súplica causando que la castaña se confundiera un poco, era demasiada información para procesar.

— ¿Qué?

— Ayúdame a descubrir quien está detrás de esta foto — La peli-naranja le rogaba a la castaña que le ayudara, no podía permitir que sus compañeras sigan desapareciendo no creía poder soportar ver la muerte de alguien a quien de verdad quería.

Mientras que Jennie quería saber quién estaba matando a sus amigas, porque había hecho eso, ellas no hacían nada malo, eran como todas las chicas.

— Está bien

En la habitación de aquella joven hermana religiosa, se encontraba todo oscuro, era de madrugada sin embargo ella había despertado asustada

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En la habitación de aquella joven hermana religiosa, se encontraba todo oscuro, era de madrugada sin embargo ella había despertado asustada.
Notando que su hermano estaba con el pantalón y zapatos llenos de agua y tierra.

— Taeyang... ¿Fuiste ahí otra vez? —La voz de la joven era de joven religiosa era de preocupación absoluta.

— Ven aquí...

Tomo la mano de su hermana y lo sentó con cuidado en el pequeño sofá que tenía su habitación, empezó a quitarle los zapatos sucios, su hermano no decía ni una palabra, como si este no pudiese hablar.

— Tus pies están totalmente fríos... Vamos a tomar un baño, lavaré tus pies — Al notar la mirada perdida del chico, dejo los zapatos a un lado y lo abrazo fuertemente — Todo está bien—Susurró en su oído mientras seguía abrazándolo.

Seguramente sería una larga madrugada.

Crossroads || ʲᵉⁿˡⁱˢᵃDonde viven las historias. Descúbrelo ahora