2. La partida

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Después de esa conversación tan profunda de hermanas, un fuerte ruido se escuchó a lo que le dije a Arwen que se escondiese. De repente apareció un horrible trol con una vara enorme y acabada en pinchos. Éste desprendía un hedor inaguantable. Me subí a una rama y disparé una flecha al trol pero ésta no le hizo nada. A continuación subí ágilmente hasta su cabeza y le clavé una daga en ella.

- ¡Cuidado Mía!- gritó Arwen mientras aparecían dos troles más.

- ¡Tú escóndete, yo me encargo!- señalé un hueco debajo del tronco de un árbol.

Esquivé varios ataques del trol y pude repetir mi ataque con otro trol. ¡Genial, uno menos! De repente apareció Aragorn que pudo esquivar dos golpes del trol que quedaba pero al tercer golpe tuve que empujarlo ya que la vara iba directa hacia él. Entre los dos acabamos con el último trol.

- Ha estado cerca- dijo mientras me daba un abrazo como saludo.

- ¡Aragorn!- corrió Arwen hacia él.

- Gracias hermana, yo estoy bien- dije irónicamente mientras Aragorn reía.

- Veo que sigues luchando genial Mía- me sonrojé un poco- Bueno, tu espéranos aquí que no tardaremos.

- Más os vale- dije mientras subía a una rama y me acomodaba en ella- prefiero dormir en mi cama que en esta rama- reímos.

Durante la espera estaba apreciando la belleza de aquel bosque (como buena elfa) hasta que me quedé dormida. Un ruido me despertó y pude oír algo.

- ¿Que querías decirme sobre mi hermana?- preguntó Arwen.

Un momento… ¡Su hermana soy yo! ¿¡Que está pasando aquí?!

- Ahora no, podría oírnos- dijo mirándome mientras yo me hacía la dormida.

Mierda, me quedo sin saber que quería decirle.

- Vamos mía- me movía con cuidado Arwen- ya podemos volver a casa.

Mi hermana y yo nos despedimos de Aragorn y nos pusimos rumbo a casa cuando de repente Aragorn apareció a nuestro lado.

- Sabéis, creo que vengo con vosotras- dijo agarrando a Arwen por la mano- tengo algo importante que hablar con Elrond.

- Pues lo podrías haber decidido antes y así me hubieses evitado una pelea con tres troles- reímos.

Mientras íbamos hacia las puertas de Rivendel, pude ver como la guardia estaba esperándonos junto a mi padre el cual tenía una expresión de cabreo en su cara. Genial, la que nos espera ahora y conociéndolo, toda la bronca será para mí.

- Arwen, padre nos está esperando junto a la guardia y no tiene muy buena cara- dije parándome.

- Se que los elfos tenéis buena vista, pero estamos un poco lejos como para que lo puedas ver, señorita- dijo Aragorn levantando una ceja.

- Ella es diferente- dijo Arwen mirándome y sonriendo- es la que más desarrollada tiene las habilidades élficas del reino.

- Vaya, eres una guerrera diez ¿eh?- dijo golpeándome con el brazo.

- Bueno- reí- lo que sea, pero ahora hay que hacer algo para que no nos castigue de por vida, Arwen. A demás- añadí- no creo que tu presencia ayude mucho, montaraz.

- Si me ve con él no quiero ni pensar lo que me hará- dijo con la voz entrecortada.

- Tranquila Arwen, tengo un plan.

Pusimos en práctica mi plan, el cual consistía en que ella entrase por detrás, ya que seguramente padre me estaría esperando a mí.  Estoy segura de que la estúpida de Cora le ha dado el chivatazo. Mientras Arwen entraba, Aragorn y yo íbamos a las puertas y bueno a partir de aquí improvisaríamos. Seguramente me caería una buena bronca pero al menos contaba con el apoyo de alguien…

- ¡Mía!- lo miré- ¡¿Se pude saber de dónde vienes a estas horas- me miró el cinturón- y con las dagas sucias?!

Creo que de esta no salgo viva…

- He ido a dar una vuelta por el bosque y…

- Y me ha encontrado luchando con tres troles- me interrumpió Aragorn- y si no hubiese sido por ella seguramente no estaría aquí para contarlo, señor.

¡Por Eru, gracias Aragorn!

- Y como no podía dejarlo allí en el bosque, le he invitado a palacio para que pase la noche- lo miré- si te parece bien, claro.

- Pasad los dos y tu señorita- me señaló- mañana a primera hora tendremos una charla muy seria- Arwen me debes una muy grande.

La mañana siguiente me desperté y me puse un vestido simple de color verde, ya que es mi color favorito, de manga larga y con unos pequeños bordados dorados por los costados. Fui a desayunar y me senté junto a Arwen y Aragorn. Este último y yo le explicamos lo sucedido a mi hermana. Aragorn se levantó y se fue. Cuando acabé de desayunar fui a encontrarme con mi padre pero escuché que estaba hablando con Aragorn.

- Eres demasiado duro con ella Elrond- dijo Aragorn cortante.

- No has venido aquí para decirme como debo educar a mi hija- que simpático eres padre…- ¿Qué es lo que quieres?

- Vengo a hablarte de Mía- ¿de mí? Creo que algo está pasando aquí…- He descubierto la verdad, el por qué de tanto odio hacia ella, Elrond.

- No sé de qué me hablas montaraz- contestó mi padre cabreado.

- Ya lo creo que sí, ella no es tu hija, es hija de otro elfo-¿qué?- y sabes que no me equivoco.

¿Cómo que no soy su hija?  No puede ser… ¿Y quién es mi padre entonces?

- ¡Tu!- grité interrumpiendo y colocándome a pocos centímetros de Elrond- todos estos años de sufrimiento, de pensar que soy la hija mala, de pensar que no me querías por algo que yo había hecho, tanto tiempo buscando mi error- paré para secarme las lágrimas- y resulta que eso odio sin razón hacia mí era porque no soy hija tuya.

- Cálmate- me agarró Aragorn.

- Sabes- igonoré a Aragorn- me das asco, no quiero saber nada de ti ni de este estúpido lugar. Ahora mismo me pienso ir para no volver.

Elrond me miraba con cara de disgusto y simplemente se limitó a decir:

- Si ese es tu deseo yo no seré quien te lo impida.

¿En serio no iba a decir nada más? Como ha podido hacerme esto…

Me dirigí a mi cuarto para coger una cuantas cosas, aunque no muchas para que no me estorbaran. Después cogí mis armas y me dirigí a las puertas de Rivendel, donde cogería un caballo y me despediría de Arwen y Aragorn. No sabía a dónde iría pero necesitaba alejarme de este maldito lugar y poder pensar con claridad qué hacer con mi vida.

- Mía, no te vayas por favor…- repetía una y otra vez Arwen llorando.

- Arwen, no tengo nada aquí, solo te tengo a ti y si me quedo voy a acabar consumiéndome en sufrimiento y dolor. Necesito irme, irme lejos de aquí- lloraba.

- Mía- me abrazó Aragorn- eres la mejor guerrera que he visto en mucho tiempo y sé que te irá bien. Solo hazme un favor, cuídate porque vales oro y si alguna vez necesitas ayuda, solo búscame- dijo acabando con una sonrisa.

Maldito montaraz, espero que cuide bien de Arwen… Es lo más importante que tengo.

 Cogí mi caballo y empecé a alejarme de allí. No sé que me esperaría a partir de ahora pero espero poder encontrar mi lugar y estabilizar mis emociones.

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Bueno, hasta aquí el segundo capítulo^^

Espero que os haya gustado, la verdad es que me ha costado escribirlo pero bueno, esto es lo que ha salido jajaja 

Comentad y votad si os ha gustado y tranquilas que en el seguiente capítulo ya aparecerá tooooooda la comunidad del anillo, Legolas ejem :v 

Rojo Escarlata (CANCELADA)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora