El haber estado en el árbol junto a Legolas me impidió darme cuanta de que el rey había llegado junto a Éomer y algunos de sus hombres. Todos estábamos a los pies de Orthanc, la torre. La negra roca relucía como si estuviera mojada. Había algunos arañazos y esquirlas junto a la base, supongo que serían fruto de la furia de los Ents. En la cara oriental, se encontraba una puerta muy alta. Dentro, se podía ver unas escaleras, las cuales eran la única entrada a la torre. Al pie de la escalera se encontraban Gandalf y el rey.
- Yo subiré- dijo Gandalf- no es la primera vez que entro y conozco los peligros que puedo encontrarme.
- Y yo subiré contigo- contestó el rey- Soy viejo y ya no temo a nada. Quiero hablar con el responsable de tanto mal. Éomer vendrá conmigo y me ayudará.
- Como quieras- respondió algo dubitativo el mago- Mía irá conmigo. Los otros esperaréis al pie de las escaleras.
- ¡No!- dijo Aragorn- Puede ser peligroso y no dejaré que le pase nada a Mía.
- No hace falta que...-dije sonriendo antes de ser interrumpida.
- Está bien, acompáñanos- sentenció Gandalf.
- ¡Es injusto!- protestó Gimli- Legolas y yo tambien debemos ir. Somos los representantes de nuestras razas aquí presentes, también subiremos.
- ¡Venid entonces!- dijo Gandalf mientras empezaba a subir.
Esto era muy raro, todos peleándose por subir y yo ni siquiera había tenido la oportunidad de elegir, genial. No es que no quisiera subir, pero digo yo, que tengo derecho a decidir, ¿no? Estas escaleras eran muy escalofriantes. Y cuando por fin llegamos al final nos encontrábamos delante de una puerta. Noté como Legolas se encontraba inquieto y algo asustado, así que le di la mano entrelazando nuestros dedos. Él me miró con gratitud y yo me limité a sonreírle, una sonrisa sincera.
- ¡Saruman!- gritó el mago con voz potente e imperiosa- ¡Sal!
Durante unos segundos no hubo respuesta alguna hasta que los cierres de la ventana que se encontraba encima de la puerta se abrieron. No pude ver a nadie pero si que escuché una voz.
- ¿Quién es? ¿Qué deseas?- era una voz familiar, pero no recordaba de qué.
- Ve en busca de Saruman, ya que ahora eres su lacayo, Grima, Lengua de Serpiente- claro, era él.
Al cabo de unos minutos apareció la figura de un alto y viejo hombre por aquella ventana, avanzando hasta un pequeño balcón.
- ¿Y bien? ¿Quién me reclama?- preguntó con dulzura.
Aquel tono me recordaba a cuando yo lo conocí, cuando aún tenía un corazón bondadoso.
*Flashback*
- ¡Gandalf amigo mío!- gritó un anciano muy parecido a él- Cuanto tiempo, veo que no vienes sólo, ¿Quién es esta bonita elfa?- me sonrío.
- Es Mía, es la hija de Celebrían, la mujer de Elrond. Se ha marchado de su casa al conocer la verdad, después de muchos años de malestar. Es una gran guerrera y tiene mucho potencial. Además de ser cariñosa, leal y de buen corazón- me sonrió Gandalf- no puede permitirme abandonarla a su suerte.
-Encantado Mía, has tenido mucha suerte de encontrarte con él, soy Saruman, encantado.
- ¿Tu también eres un mago?- pregunté intrigada.
- Si, querida.
Después de las presentaciones, Gandalf me llevó a una habitación donde podría descansar, íbamos a quedarnos allí unos cuantos días. No entendí muy bien la razón, pero era algo relacionado con que tenía que hablar con Saruman de no sé que asunto muy importante. Me tumbé en mi cama y me dormí al instante.
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Rojo Escarlata (CANCELADA)
FanficMía es una poderosa elfa y muy buena guerrera. Lo ha pasado un poco mal en su vida pero ahora forma parte de la comunidad del anillo. Durante el camino tendrá que enfrentarse a sus sentimientos por un elfo, Legolas. Mía afrontará diversas aventuras...