El blog de un molesto escritor

Mis aventuras en el mundo del infinito

Al despertar lo único que pude observar fue un blanco infinito, voltee mirando a mi alrededor buscando algún otro objeto existente pero no había nada, me paré y empecé a caminar hacía adelante con la esperanza de encontrar algo más en esta eternidad.

Pasaron unas horas o quizás uno minutos, tal vez inclusive un día, estaba cansado pero extrañamente no tenía hambre, no podía revisar la hora pues mi celular no se encontraba conmigo.

Decidí sentarme y dejarme llevar por la extrema tranquilidad de este mundo, observé el infinito hasta sentir que yo ya no era yo, solo era un ente en un vacío sin fin, donde no hay arriba, no hay abajo, yo solo era un punto más en un mar sin turbiedad.

Dormí días, semanas, inclusive años, mi percepción del tiempo era nula, el pasado era el futuro y el presente, el pasado.

Abrí los ojos y me paré sorprendido ante la presencia de otro ser humano, este era yo, vestido de la misma manera que yo, con una mirada confundida, como si se acabara de despertar de un profundo sueño, me acerqué a él con suma cautela, analizando segundo a segundo cada reacción, cada movimiento, cada señal.

Nos miramos a los ojos, separados por tan solo unos centímetros, al mismo tiempo movimos nuestras manos, dudamos por un instante pero finalmente nos tocamos para después, desaparecer de ese mundo para siempre.

Me incorporé estando ahora en la cama de mi cuarto, todo me parecía extraño pero a la vez conocido, poco a poco fui recordando mi vida cotidiana y a la vez olvidando mi vida en el mundo de blanco, agarre un cuaderno y rápidamente escribí un título "Mis aventuras en el infinito".

Bajé a desayunar, había recuperado mi sensación del hambre, y después como si nada me fuí a trabajar, sin saber bien si el tiempo había pasado. Ahora tenía un objetivo, día a día escribiría en ese cuaderno hasta que llegue el momento de regresar a mi mundo de ensueño, no importa cuanto tiempo pase.