En la semana había visto a Alec unas cuantas veces caminando con su aire desinteresado por los pasillos de la preparatoria, o en la cafetería. Solo compartimos dos clases juntos y a mí aún no se me ocurría como hablarle, además siempre estaba rodeado de sus amigos, o de chicas, pero a mí me daba más la impresión de que él preferiría estar solo.Su efecto en las mujeres era obvio, cuando él pasaba le dedicaban miradas y sonrisas coquetas, siempre veía chicas a su alrededor, intentando conversar con él, pero él parecía no prestarles atención, siempre indiferente.
Alex me hacía compañía mientras guardaba algunas cosas en mi casillero, hablaba sobre el juego de fútbol americano que abría esta noche, por el inicio del semestre, pero sinceramente yo no le estaba poniendo atención; Alec se encontraba en el pasillo, hablando con un chico, pero Alex se puso en mi campo de visión.
—Hola, Tierra llamando Lena —canturreó.
—Lo siento.
—¿Vas a hablarle o solo te quedarás viéndolo por toda la eternidad? —Ambas lo mirábamos mientras se despedía de su amigo.
—Voy a hablarle.
Llené mis pulmones de aire y me acerqué a él con paso decidido, luciendo segura, aunque por dentro estaba más nerviosa de lo que parece y mientras más me acercaba a él mi seguridad iba desapareciendo y lo maldije mil y un veces en mi cerebro por causar este efecto en mí.
—Hola —lo saludé, con una sonrisa.
—Lena —indiferente.
—¿Vendrás al partido de esta noche?
El partido era en nuestra escuela, por lo que el equipo contrincante vendría aquí. Siempre se llenaban las canchas y las gradas quedaban a reventar, hay puestos de comida, música y un escándalo. Es divertidísimo.
—Tengo cosas que hacer.
—Oh... —me acomodé en mi lugar, incómoda —. ¿Qué harás?
—Voy al Purgatorio.
—¿El Purgatorio? —sentí como la curiosidad inundaba cada centímetro de mi cuerpo —¿Qué es eso? ¿Un club?
—No es tu tipo de lugar.
—¿Tú cómo sabes cuál es y cuál no es mi tipo de lugar?
—Porque te conozco más de lo que crees, Lena —sentí un vivo escalofrío, un fuerte estremecimiento, como si me hubiera metido en una tina de hielos —, eres un libro abierto.
—¿De qué hablas?
—Eres fácil de leer —me miraba con una sonrisa arrogante.
—No soy fácil de leer.
—Eres popular, Lena, pero no disfrutas ser el centro de atención, te incomoda. —mientras seguía hablando, yo podía sentir el enojo correr por mis venas —. Te gusta tener todo bajo control y tener las respuestas para todo, y cuando no es así, haces lo posible por encontrarlas, ¿no? Dime si me equivoco.
Intenté decir algo, mi boca se abrió pero las palabras no salieron.
Él me miraba como si pudiera leerme la mente...¿Puede leerme la mente?
Parpadea si puedes leerme la mente.Parpadeó.
Mierda, ¿puedes escuchar mis pensamientos?
Idiota.
Cretino.
Cabrón.
Él solo me miraba con el ceño fruncido y una sonrisa torcida. Supongo que no puede leer mentes.
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Adriel
RomanceHubo un ángel que se rebeló contra Jehová. Este ángel se llama Lucifer. Según la tradición judeocristiana, los demonios eran ángeles que fueron desterrados de la presencia de Dios por su rebeldía. Lucifer los llevó cada vez más a la oscuridad convi...