Una casa de paredes negras, detalles de madera oscura y grandes ventanas se elevaba frente a mí, reconocí el deportivo de Alec frente a esta y me acerqué a la puerta.
Después de timbrar y esperar unos segundos, la puerta se abrió mostrándome a un Alec muy confundido, que cuando me vio se quedó pasmado. Llevaba puesto solamente un jogger gris como de pijama, iba descalzo, con el torso desnudo y su cabello negro estaba despeinado.—Hola —por alguna razón cuando hablaba con él me ponía nerviosa —, venía a devolverte...
—Joder, Lena —me interrumpió tirando de mi brazo adentrándome a su casa —. ¿Qué mierda haces aquí?
Puso el pestillo en la puerta, se asomó por las ventanas, como buscando algo, cerró las cortinas oscuras que se cernían sobre estas y me miró demostrándome nada más que furia en sus ojos grises.
—¿Qué quieres?
—Solo vine a devolverte tus estúpidas cosas —yo también ya estaba enojada, y le aventé su sudadera y su billetera, que atrapó ágilmente. Se puso la sudadera y se alejó de la puerta, lucía frustrado.
—¿Te siguió alguien? —rápidamente se acercó poniéndose justo frente a mí.
—No —sacudí la cabeza negando, con el ceño fruncido —. ¿De qué hablas? ¿Por qué me seguirían?
—No tienes idea, Lena. Lo único que haces son estupideces, una y otra vez.
—No vine a que me insultaras. Con permiso —pasé a su lado y caminé en dirección a la puerta. Pero Alec me sostuvo por el antebrazo —Suéltame.
—No te puedes ir hasta que nos aseguremos que nadie te siguió así que siéntate o algo y ponte cómoda, no me interesa.
—No. Ya estoy harta de que me escondan cosas. Explícame qué está pasando aquí. ¿Por qué no puedo ir al purgatorio? ¿Por qué todos me dicen que me aleje de ti? ¿Por qué desapareces se la nada? Y ¿por que me seguiría alguien? ¿Qué escondes Alec?
—No sé de qué hablas, Lena.
—Si no me das respuestas juro que voy a salir por esa puerta en este mismo momento —mi mano señalaba la puerta y mi tono de voz era exasperado. Alec, que ya se encontraba sentado en el sillón de piel negro recargó su cabeza en sus manos para después pasar una mano por su cabello, claramente estaba estresado,
—Escucha, hay cosas que simplemente no puedes saber, porque es peligroso.
—¿¡Peligroso para quién? —me acerqué deteniéndome justo frente a él.
—¡Para todos! —exclamó parándose, lo que causó que solo unos centímetros separaran su rostro del mío y después susurró; —Para ti...
Su mano pasó por mi rostro y luego tomó un mechón de cabello que cubría mi cara y lo acomodó detrás de mi oreja.
Nos miramos unos segundos a los ojos y moví la cabeza, alejando su mano de mi rostro, el dejó caer el brazo a su lado.
Me alejé para ahora sentarme yo en sillón. Alec se quedó parado, dándome la espalda, apretó los puños y se sentó en el sofá frente a mí, cruzando ambas manos sobre sus rodillas.—Solo dime algo, Alec, lo que sea.
—No hay nada que decir, en serio, son ideas tuyas. Escucha, lo único que pasa es que estar cerca de mí es peligroso, no me relacione con las mejores... personas, los lugares a los que voy no son lugares seguros, es todo.
—¿Y por qué lo haces entonces? — interrogué.
—Así crecí, esta es mi vida.
—¿Y tus padres?
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Adriel
RomanceHubo un ángel que se rebeló contra Jehová. Este ángel se llama Lucifer. Según la tradición judeocristiana, los demonios eran ángeles que fueron desterrados de la presencia de Dios por su rebeldía. Lucifer los llevó cada vez más a la oscuridad convi...