El mar de sus ojos me inunda, su cabello negro como el carbón brilla bajo la luz de la luna. Me tiene en sus brazos y me siento segura.
Pasa algunos mechones de cabello detrás de mi oreja, su mano baja a mi mejilla y de ahí a mi boca, pasa su pulgar por mis labios.
El viento frío de la noche sacude los árboles a nuestro al rededor dejando caer algunas hojas sobre el lago que se cierne al oeste de nosotros.
Alec dirige su mirada de mis ojos a mis labios y lentamente se acerca a ellos.
Solamente unos centímetros nos separan, nuestras respiraciones se cruzan y mi corazón comienza a latir más deprisa; y en un rápido movimiento sus labios se juntan con los míos, con suavidad, cierro los ojos y me dejo llevar. Se separa de mis labios y recarga su frente contra la mía, nuestras narices rozando... y... y sonó mi despertador.Mis párpados se sienten pesados mientras poco a poco me hago consiente de mi alrededor, estiré el brazo para apagar mi alarma y me quedé un rato en mi cama, mirando a la nada, hasta que después de un rato decidí ignorar aquél sueño y comenzar mi día.
Estaba en la cafetería esperando a mis amigas, mientras veía mi celular, cuando sentí una presencia tomar lugar en la mesa. Alcé la vista de mi celular para encontrarme con Alec.
Se me erizó la piel y sostuve mi celular frente a mí, creando una mínima barrera entre nosotros.—¿Qué quieres? —le espeté.
—Lena —suspiró impaciente —. Vengo a disculparme, no a pelear.
—¿Le pegas a las mujeres, Alec? —inquirí sin esperar una respuesta —, o ¿tienes problemas de ira?
—No, Lena, no le pego a las mujeres ni tengo problemas de ira.
—Tal vez eres bipolar.
—No soy bipolar —replicó.
—Perdóname —me expliqué—. Solo intento descubrir la razón por la que casi me asesinas anoche, es todo.
—Lo siento, Lena, discúlpame, no era mi intención asustarte y mucho menos lastimarte —dirigió su mirada de mis ojos a mis muñecas y yo las escondí bajo la mesa —, pero cuando dije que ese lugar no es para ti, lo decía en serio. Es peligroso.
—Ya —proseguí —¿Entonces eres traficante? ¿Un sicario? Oh, no, lo tengo, eres un cazarrecompensas, ¿verdad?
Alec se acomodó en la silla pasándose la mano por la nuca y soltó un suspiró que demostraba que lo estaba sacando de sus casillas. Bien.
—¿Un cazarrecompensas? —me miraba con las cejas medio fruncidas.
—Ya sabes, por eso de que estás buscando algo súper secreto en lugares súper peligrosos.
—Escúchame, Lena —susurró acercándose más a mí, juntando ambas manos sobre la mesa—. No te metas en lo que no te importa. Hablaba en serio cuando te dije que el Purgatorio no es un lugar para ti, no es seguro.
—¿Y tú qué haces en un lugar tan peligroso? —lo miré con una sonrisa burlona, haciendo comillas con los dedos entre la palabra "peligroso".
—Como ya dije, no te metas en lo que no te importa —dicho esto, se levantó, me dio la espalda y comenzó a alejarse dejándome con las palabras en la boca, como siempre lo hacía.
—¡No me importa! —le grité antes de que se sentara con sus amigos, ni siquiera se molestó en voltearme a ver —. Cabrón, hijo de puta —susurré para mí misma.
—Guau —Olivia se hizo notar a mi lado —, eso se veía tenso.
—No lo soporto.
—¿De qué se trató eso? —se sentó a mi lado acercando a ella su bandeja con comida.
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Adriel
RomanceHubo un ángel que se rebeló contra Jehová. Este ángel se llama Lucifer. Según la tradición judeocristiana, los demonios eran ángeles que fueron desterrados de la presencia de Dios por su rebeldía. Lucifer los llevó cada vez más a la oscuridad convi...