Capítulo 4

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Clinton estaba en una habitación llena de ordenadores y armas en donde sus compañeros se reunían para investigar los casos que se les asignaban. Se lo veía sumamente concentrado escuchando las exposiciones de las investigaciones que habían hecho sus colegas sobre el caso que debían resolver. La mesa estaba llena tazas de café, archivos y ordenadores sobre los cuales los cinco agentes trabajaban arduamente.

En un momento de silencio dos teléfonos celulares sonaron, tanto Jess LaCroix como Clinton habían recibo un mensaje de WhatsApp con una fotografía. En ella se veía el proyecto de ciencias terminado sobre una mesa con Tali y Lorelei sonriendo alegremente y posando. Ambos hombres sonrieron tiernamente al ver la fotografía y Jess se la mostró al grupo:

—Tali ha terminado su proyecto de ciencias y la tía Lorelei la ha ayudado. Un maravilloso volcán han hecho entre las dos. —comentó de forma cálida mientras recibía las miradas de los presentes, excepto de Clinton y de Kenny Crosby que, al estar sentado junto al hombre nativo miraba de reojo su celular.

—Menudo volcán se han mandado. —comentó sonriente Sheryll y sintió ternura por la niña y su tía embarazada.

—Nada mal. —opinó Hana mientras arqueaba una ceja.

—Tu joven esposa se ve cada día más bonita. —bromeó Kenny guiñándole un ojo a sus compañeros y recibió un codazo por parte de Clinton.

Los presentes compartieron una mirada y sonrieron divertidos; fue Hana quien regañó al rubio de ojos azules:

—Te encanta molestarlo cuando se trata de Lorelei. —dijo cruzada de brazos y con una escrutadora mirada. —Sólo déjame decirte que no te conviene Kenny, ese hombre a tu lado puede poner una bala en una moneda de un dólar en cien yardas de distancia. ¿Cuánto necesitará para poner una en tu cabeza? —preguntó con ironía y burla.

—Sólo estoy jugando. —se defendió Crosby mientras levantaba sus manos en señal de rendición.

Clinton no se metió en la conversación simplemente sonrió divertido, porque era más que obvio que no le pondría una bala en la cabeza a Crosby, al único que tenía en mente era al doctor Murphy. en ese momento una carraspera se escuchó y los agentes más jóvenes del grupo guardaron silencio.

— ¿Les parece si continuamos? —preguntó Jess al mismo tiempo que enarcaba una ceja. No estaba enojado, al contrario, toda la situación le parecía divertida, pero debían volver al trabajo.

Los presentes miraron a su jefe y asintieron a lo dicho, volviendo cada uno a los legajos que reposaban sobre la mesa.

—Nos ha quedado muy bien, ¿No lo crees tía? —preguntó Tali apoyada sobre la mesa del comedor de la casa de la familia Skye mientras miraba atentamente su volcán a escala.

Lorelei sonrió con ternura y asintió a las palabras de su sobrina. Ambas estaban sentadas sobre la mesa disfrutando de una rica merienda, bien merecida ya que habían terminado exitosamente el proyecto de ciencias.

—En efecto, sí, nos ha quedado muy lindo. —respondió con cariño.

Tali tomó entre sus manos un cupcake de chocolate y lo mordió para luego saborearse, su tía si tenía buena mano para la cocina.

—Deberíamos decirle al abuelo que venga a ayudarnos para llevarlo hasta mi casa. Se ve un poco pesado para ti. —dijo pensativa la niña.

Lorelei le sonrió cariñosamente a la niña y asintió a sus palabras, no porque fuera pesado para ella sino porque recordó las palabras de su esposo. Le había prometido quedarse en casa de sus suegros hasta que él regresara.

Una misión trascendental.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora