Amelia:
Mi mente aún vagaba por mis amorosos recuerdos con Ethan cuando anocheció por completo. Elizabeth nos aconsejó a Aurora y a mí volver a nuestro dormitorio antes de la cena, ella se encargaría de llevárnosla al cuarto de mi amiga.
Envidié a los profesores, ellos no tenían el problema con las pesadillas porque ninguno dormía en el Internado, todos eran foráneos que llegaban cada día puntualmente a las ocho de la mañana. De seguro ni siquiera sabían por qué sus alumnos estaban tan decaídos últimamente.
Caminamos discretamente a nuestro dormitorio tratando de no llamar la atención, lo último que queríamos era un numerito de desprecio por mí en los pasillos.
Aunque el sol no había desaparecido, la luna ya era visible. Los recuerdos invadieron mi mente sin previo aviso.
- - - -Flashback- - - -
Una pequeña yo miraba el cielo nocturno con curiosidad mientras abrazaba una muñeca de tela un poco sucia. Alzó la mano tratando de tomar las estrellas y bufó frustrada al no alcanzar ninguna
Ethan, el niño de la casa de al lado, asomó la cabeza por encima de la tapia. ¿Cuántos años tenía? ¿Seis? Probablemente tenía seis, porque la yo de ese recuerdo no aparentaba más de cinco y él era un año mayor.
Tenía el cabello muy alborotado y habría jurado que algunas hojas enredadas en él, seguramente había estado jugando con su perro y se habían revolcado juntos en el patio. Eso ya era costumbre.
—Tss, Amelia. —Susurró.
— ¡Ethan! —Se sorprendió la niña (o sea yo) antes de reírse.
— ¿Por qué te estás riendo? —Preguntó él.
— ¡Tienes una ramita en el pelo!
A continuación pude ver la épica batalla que tuvo mi amigo para sacar la rama de su enredado cabello, aunque al final optó por quebrarla en varias partes y sacarlas individualmente.
— ¿Viste? Soy un genio. —Dijo Ethan orgulloso.
— ¡Quiero mis tres deseos! —Exigí sonriendo.
Ethan hizo una mueca.
—Sabía que no era buena idea invitarte a ver Aladdín.
—Mala suerte. —Me burlé mostrándole la lengua.
— ¿Que hacías afuera?
—Estaba jugando.
— ¿Por qué no me llamaste para jugar juntos? Tuve que jugar yo solo. —Dijo Ethan frustrado.
—Porque no sabía si estabas ahí. —Respondí como si fuera lo más obvio del mundo.
—A ninguno de los dos lo dejan salir, ¿Dónde más iba a estar? —Quiso saber Ethan.
—No sé... ¿Durmiendo?
El niño puso los ojos en blanco.
—Yo no duermo de día.
—Mentira, ayer te vi dormido en el sofá de tu casa.
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El Contrato. |TERMINADA|
ParanormalAmelia, una chica irascible, sensible y curiosa. Ian, un joven bastante alocado que adora hacer bromas. Chiara, una persona sumamente hiperactiva. Elizabeth, de quien dicen que es una obsesionada con el dinero. Aurora, una música con grandes sueños...