Epílogo

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10 años más tarde.

-Ya me voy. -Avisó Eliza mientras salía corriendo de la casa en dirección al auto de su novio.

- ¡Vuelve antes de las diez! -Le ordené, por lo cual ella me dedicó una sonrisa burlona antes de subir al auto sin confirmar nada.

- ¡No se preocupe! ¡Se la regresaré quince minutos antes! -Prometió Elliot, su novio, antes de acelerar y desaparecer en la distancia rápidamente bajo el cielo estrellado.

- ¿Ya se fue Eliza? -Preguntó Ethan mientras trabajaba en su computadora- No se despidió de mí, eso duele.

-Qué dramático. -Me reí mientras caminaba hacia él- ¿Algo nuevo?

-Solicitan nuestra ayuda en Nuevo México, se trata de alguna clase de poltergeist fastidiando en una iglesia, así que llaman a la mejor exorcista que conocen porque el Vaticano le prohíbe a sus sacerdotes hacerlo ellos mismos, pero nos facilitarán todos los medios.

Suspiré. Otro caso de poltergeist. Útimamente habían muchos de esos... rara vez teníamos una semana de descanso, siempre estábamos de viaje. Poltergeist y posesiones eran lo más común, junto con los objetos malditos, pero hacía dos meses habíamos destruido un Templo Satánico en Londres y entregado a sus miembros a la policía por sacrificar seres humanos en sus rituales.

-Nuevo México eh...

-Exacto... aunque luego del incidente con la alfombra maldita que estranguló a ese anticuario de Dinamarca... creo que ya tenemos suficiente trabajo: tenemos que descubrir quién se la vendió y confiscar todos los artefactos de esa naturaleza que posea, además de llevarlo a la justicia.

-Encárgate de eso, de seguro no te costará tanto, solo tienes que pedir apoyo a la policía cuando tengas indicios importantes. -Dije mientras le daba un golpecito en el hombro- Yo me voy sola a Nuevo México y me encargo del poltergeist.

-Sola no, al menos llévate a Sally. -Sugirió Ethan un poco dudoso- Necesitas a alguien que te asista.

- ¿Te las arreglarás sin alguien que cocine? -Me burlé.

-Amelia, cocino mejor que tú.

-Ramen, tal vez.

- ¿Me recuerdas quién hizo la cena de Navidad?

-Ian.

-Mentirosa, fui yo. Ian solo hizo las compras... sabes bien que apenas y puede freír un huevo sin quemar la cocina.

-De acuerdo... entonces prepararé mi maleta y luego llamo a Sally. -Dije cambiando de tema.

-Vale, mientras tanto yo seguiré investigando mientras escucho nuestra canción. -Sonrió mientras reproducía Un Mundo Ideal en la computadora- Procura resolver ese asunto y volver pronto, estamos cerca de nuestro aniversario.

-Ningún poltergeist arruinará nuestro aniversario, te lo prometo. -Dije abrazándolo por detrás.

-Por favor, sobreviviste a algo mucho peor en ese maldito Internado, exorcisar un poltergeist parece poca cosa a su lado.

Guardé silencio. No me gustaba recordar esos sucesos, pero fueron ellos los que me condujeron a ser quien soy ahora. Esa fatídica noche, cuando Zed colocó su mano en mi cabeza, me transmitió una gran parte de sus recuerdos y una habilidad que me ha sido muy útil: puedo ver a los espíritus y escucharlos.

El Contrato. |TERMINADA|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora