Dove andranno i giorni e noi {MisGio | BruAbba | FugoNara}

IX. Ti amo

And I see your true colors shining through

I see your true colors

And that's why I love you

So don't be afraid to let them show

Your true colors

True colors are beautiful

True Colors – Cindy Lauper

Que Fugo estuviera viviendo con Giorno era difícil de creer para Narancia, quien estaba emocionado en un nivel casi explosivo, saltando de planeta en planeta y deslizándose por un arco iris de felicidad. En una escala bastante más gris y menos brillante, también era sorprendente para Mista... a quien realmente no le entusiasmaba del todo la idea, pero no se metería a dar su opinión si no se la pedían y si de todas maneras era injustificada.

Mista celoso era una cosa imposible, no iba con él.

Mista inseguro... eso sí era altamente probable.

Sin embargo, Giorno estaba atendiéndolo con el cariño de siempre esa tarde-noche en que todos estaban reunidos en la casa Buccellati. Se sentó a su lado en el sofá y se acurrucó abrazando su brazo y apoyando la cabeza en su hombro.

—Debería ir a casa, Giorno... mañana entro a trabajar temprano

—Noooo... no quiero estar sin ti

—Tampoco quiero... pero es mi responsabilidad. Mañana puedes ir y pasar la noche si quieres

—Pero... no quiero dejar a Fugo solo

Mista se puso algo tenso. No era habitual en él tener esas preocupaciones, y no quería dejarse abrumar por ellas, pero le era inevitable recordar que a Giorno le gustaban los chicos más parecidos a Fugo que a él, y aquella era una venenosa idea que había tenido desde siempre, pero que había dejado muy enterrada en su consciencia.

Se despidió de su novio y se fue a casa, para intentar dormir temprano, pero no pudo evitar quedarse pegado mirando el techo y planteándose una serie de escenarios en su cabeza.

¿Alguna vez te ha gustado alguien que jamás se fijaría en ti? Alguien completamente fuera de tu liga...

Narancia le había hecho esa pregunta hacía meses, y si bien siempre tomó esa idea de "la bella y la bestia" con humor, sabía bien que no era un chico bonito en comparación con lo que Giorno solía admirar en un hombre. ¿Qué había visto Giorno en él? No lo sabía, pero su pecho se inflaba cuando Giorno a veces se quedaba mirándolo como un bobo y le decía que era hermoso, y que sus amigas de la escuela maldecían que fuese gay porque era "un bombón de chocolate". El solo recordarlo le hizo sonreír y acostarse boca abajo, como queriendo ocultar su reacción a los espíritus que habitaran su pieza en secreto. Así fue como comenzó a intentar convencerse de que estaba gastando su tiempo pensando en idioteces, y que si Giorno hubiese querido estar con Fugo o con cualquier otro chico, lo habría hecho hacía tiempo. No era alguien que escondiera cosas y lo caracterizaba una franqueza que llegaba a asustar.

Se durmió, por obligación, al observar que serían las cuatro de la mañana y nunca sería bueno dormirse después de esa hora.